Entrepolvos
Miembro muy activo
Hola.
Este hilo ya estaba abierto en Pajireros.com, nada menos que desde 2007, por andaluxxxa, y con bastante éxito. Así que con vuestro permiso lo traslado aquí, para que podamos seguir disfrutándolo. El siguiente relato lo he empezado a publicar en **************, pero como ya está echando el cierre, y me queda por escribir la segunda parte, lo voy a publicar también por aquí.
Espero que os guste, que me digais que os parece y, sobre todo, que os animeis a contar vuestras experiencias playeras.
Y aquí mi aventura.
Os voy a contar mi última experiencia en Cantarriján, playa nudista de Granada.
Fue a final del verano pasado, iba solo y lo primero que hice fue darme un paseo para ver donde me iba a ubicar, era entre semana y había gente pero no mucha. Al final me coloque relativamente cerca de una pareja, con la que ya había intercambiado algunas miraditas, pero no demasiado para que no se sintieran intimidados. Ni lejos, para poder contemplarlos tranquilamente y estar atento por si se terciaba hacer algo.
La mañana fue avanzando sin que ocurriera nada reseñable, salvo algunos pequeños detalles que yo no terminaba de interpretar, de vez en cuando ella se ponía a cuatro paras, bien para acomodar la toalla, o para coger algo del bolso, entonces me ofrecía su culo en pompa, y podía disfrutar de su sexo, sonrrosado y completamente depilado, otras se inclinaba en mi dirección y podía ver sus pechos, no muy grandes pero firmes, y con unas aureolas y pezones grandes, oscuros y muy apetecibles. Otras veces era el el que se exhibía o se tocaba, como quién no quiere la cosa, para mantener su sexo en semi-erección. También, cuando iban a bañarse, pasaban cerca de mi, contorneándose, se ponían a jugar en el agua y, aunque no podía ver mucho sí podía imaginarme claramente en que consistían sus juegos. Luego volvían a su toalla con total tranquilidad, conscientes de que no les quitaba la vista de encima, y del efecto que estaban causando en mi. Pero luego, y esto es lo que me tenía desconcertado, me trataban con total indiferencia, como si no estuviera allí.
Más tarde, sobre el medio día, la historia dio un giro, o eso quise entender yo. El marido se había quedado dormido, y ella se puso a tomar el sol, en un momento dado empezó a untarse crema pero cuando lo intentó por la espalda no llegaba, y el marido seguía dormido, entonces nuestras miradas se cruzaron, yo le sonreí, y ella me miró con cierta impotencia. Y ya no pude evitar ofrecerme para ayudarla, ella volvió a mirar a su marido, que continuaba dormido, y accedió.
Continuará...
Este hilo ya estaba abierto en Pajireros.com, nada menos que desde 2007, por andaluxxxa, y con bastante éxito. Así que con vuestro permiso lo traslado aquí, para que podamos seguir disfrutándolo. El siguiente relato lo he empezado a publicar en **************, pero como ya está echando el cierre, y me queda por escribir la segunda parte, lo voy a publicar también por aquí.
Espero que os guste, que me digais que os parece y, sobre todo, que os animeis a contar vuestras experiencias playeras.
Y aquí mi aventura.
Os voy a contar mi última experiencia en Cantarriján, playa nudista de Granada.
Fue a final del verano pasado, iba solo y lo primero que hice fue darme un paseo para ver donde me iba a ubicar, era entre semana y había gente pero no mucha. Al final me coloque relativamente cerca de una pareja, con la que ya había intercambiado algunas miraditas, pero no demasiado para que no se sintieran intimidados. Ni lejos, para poder contemplarlos tranquilamente y estar atento por si se terciaba hacer algo.
La mañana fue avanzando sin que ocurriera nada reseñable, salvo algunos pequeños detalles que yo no terminaba de interpretar, de vez en cuando ella se ponía a cuatro paras, bien para acomodar la toalla, o para coger algo del bolso, entonces me ofrecía su culo en pompa, y podía disfrutar de su sexo, sonrrosado y completamente depilado, otras se inclinaba en mi dirección y podía ver sus pechos, no muy grandes pero firmes, y con unas aureolas y pezones grandes, oscuros y muy apetecibles. Otras veces era el el que se exhibía o se tocaba, como quién no quiere la cosa, para mantener su sexo en semi-erección. También, cuando iban a bañarse, pasaban cerca de mi, contorneándose, se ponían a jugar en el agua y, aunque no podía ver mucho sí podía imaginarme claramente en que consistían sus juegos. Luego volvían a su toalla con total tranquilidad, conscientes de que no les quitaba la vista de encima, y del efecto que estaban causando en mi. Pero luego, y esto es lo que me tenía desconcertado, me trataban con total indiferencia, como si no estuviera allí.
Más tarde, sobre el medio día, la historia dio un giro, o eso quise entender yo. El marido se había quedado dormido, y ella se puso a tomar el sol, en un momento dado empezó a untarse crema pero cuando lo intentó por la espalda no llegaba, y el marido seguía dormido, entonces nuestras miradas se cruzaron, yo le sonreí, y ella me miró con cierta impotencia. Y ya no pude evitar ofrecerme para ayudarla, ella volvió a mirar a su marido, que continuaba dormido, y accedió.
Continuará...