sumisos BCN
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OPIO
Por fin me había jubilado e iba a disfrutar de la vida después de toda la vida trabajando.
Una de las cosas que siempre nos había gustado hacer era viajar, pero nunca nos habíamos podido permitir un viaje a un lugar exótico, así que a nuestros 65 años aprovechamos el cobro de mi fondo de jubilación y nos organizamos un viaje a China.
No nos gusta la aventura, nunca iríamos a un Pekín Express, por ejemplo, así que el viaje iba a ser todo organizado, con hoteles, vuelos, choferes, guías, …; todo organizado.
Llegamos a Pekín después de un largo y agotador viaje y al día siguiente iniciamos nuestro periplo por China. Todo era perfecto, el guía que hablaba perfectamente nuestro idioma nos llevó por Pekín, la ciudad prohibida… todo muy bonito, diferente.
Después de unos días nos trasladábamos a Shanghái, el guía nos dejó en la estación y nos indico que a la llegada a Shanghái nos estaría esperando un nuevo guía, así fue, al bajar en la estación vimos un hombre con un cartel con nuestros nombres esperándonos.
Era grande, gordo, sudado, hacia un calor horrible y húmedo en la ciudad, nos llevó hasta un coche destartalado y nos acompañó al hotel.
-Mañana recojo ocho mañana- nos dijo
Cenamos algo y la verdad, estábamos reventados, así que muy temprano estábamos en la cama y a las ocho ya estábamos en la puerta esperando.
Nos recogió en su viejo coche y nos llevo por toda la ciudad, Jardín de Yuyuan, el pabellón Chenxiang, etc, todo muy bonito y agotador.
Nos llevo a comer a un restaurante normalito y la conversación giraba sobre nosotros, de donde éramos,cuantos días íbamos a estar en la ciudad, vamos lo normal.
-Mañana nos vamos- le dije.
La conversación languidecía y sin ninguna mala intención le pregunte por los fumaderos de opio.
-¿Todavia hay fumaderos de opio en la ciudad, Chan?-Asi se llamaba
-No, no, prohibido gobierno, prohibido gobierno- Nos contestó casi espantado.
Continuamos la tarde visitando la ciudad, bajo un sol implacable y una humedad altísima.
Al acabar la visita nos devolvió al hotel.
-Hoy ultima noche en ciudad- Nos dijo
-Invito a cenar en bonito restaurante- invito
Sabíamos que no aceptar invitaciones se tomaba como una desconsideración, así que aceptamos.
Como digo hacia muchísima calor, lo que junto a la humedad reinante hacía que la sensación térmica fuera altísima, así que procuramos ir vestidos de manera fresquita
Yo me había puesto un polo y unas bermudas y Montse llevaba un vestido camisero abotonado por delante.
A la hora indicada estaba en el hotel, muy cortes, me abrió la puerta del coche indicándome que me sentara en el asiento trasero.
-Ella mas cómoda delante, coche pequeño- Le dijo ayudándola a sentarse.
Arrancamos, yo iba sentado detrás de Chan y podía ver a Monte, con el vestido mucho mas abierto de lo que me esperaba y el chino no le quitaba ojo a los muslos de mi mujer.
Al fin llegamos al restaurante, no parecía nada especial.
-Cocina muy buena, familiar- Nos dijo Chan
Entramos y la verdad, no era nada bonito, era un restaurante de suburbio, oscuro, con pocas mesas, todo un cuchitril.
-No se ha estirado mucho- Pensé para mi
Nos acompaño hasta una mesa, servilletas de papel, mantel de plástico, palillos….
-Cocina muy buena- Repitió mientras iba a hablar con el camarero que supuse también era el dueño.
Al momento se sentó con nosotros y el camarero, que efectivamente era el dueño, nos trajo una botella de vino chino y empezamos los brindis.
-Gän Bëi; Gän Bëi- Que por lo visto es un brindis en mandarín que nos repetía el guía.
Para cuando llego el primer plato no sé cuántos gän bëi llevábamos dentro del cuerpo.
Los platos llegaban constantemente a la mesa y la verdad es que todo estaba muy bueno, el nos iba indicando que era cada plato y repito, todo delicioso, el restaurante no tenía muy buena pinta, pero la comida valía estar allí, sin duda era la mejor comida que habíamos hecho en todo el viaje.
Eso sí, las copas de vino estaban constantemente llenas y yo ya me encontraba un poco achispado y Montse, que no acostumbra a beber, supuse que estaría peor.
Total, que llegamos a los postres y para acabar de arreglarlo nos trajeron una botella de un licor tradicional chino, Baijiu y venga gän bëi y chupitos.
Así estábamos cuando Chan me pregunto
-¿De verdad querer visitar fumadero de opio?
Yo no había vuelto a pensar en ello, fue solo un comentario por decir algo.
-¿No estaba prohibido? Le pregunté con mi voz gangosa por el alcohol
-Yo puedo arreglar si interesa, pero puede ser peligroso, gente peligrosa- Me contesto.
-¿Qué et sembla, carinyet? Le pregunté a Montse.
-Bueno, no volveremos a China y puede ser una experiencia- Me contesto ella, también bastante achispada.
-Venga, de acuerdo- Le confirme a Chan
Este se levanto y se fue hacia el dueño, empezaron lo que parecía una discusión, el dueño negaba rotundamente, mientras Chan insistía, nos señalaba, sin duda hablando de nosotros.
Al fin, tras una larga discusión el dueño se fue hacia el interior del local y Chan volvió a sentarse con nosotros.
-Podemos ir a ver fumadero, pero insisto, no gente buena, ¿Queréis ir?
Sin esperar la respuesta de mi mujer le dije que si, que íbamos.
Nos levantamos y Chan cogió a mi mujer del brazo llevándonos hacia el interior del local.
Nos llevo hasta lo que parecía el almacén del restaurante y al fondo había una pequeña puerta de madera.
Chan pico y una pequeña ventana se abrió e intercambio unas palabras con el hombre que estaba al otro lado.
-Que divertido, parece de una película de gánsteres- Pensé sin saber a ciencia cierta que nos esperaba al otro lado.
La puerta se abrió con un chirrido de sus viejas bisagras y Chan se hizo a un lado para que pasara Montse, y en ese momento me parecía que la estaba acompañando apoyándose en su nalga, de hecho, me pareció ver que se la estaba apretando con todo descaro, pero no vi ninguna reacción de mi mujer y pensé que no había visto lo que había creído ver.
El caso es que Montse se metió en un estrecho pasillo, con el chino detrás y yo siguiéndolos. Así llegamos a una sala mas amplia y aquello fue como trasladarnos al siglo XIX, a finales de 1800, aquella sala era como la que había visto en fotos y reportajes del National Geografic.
Unas literas de madera pegadas a la pared, en la que unos seis o siete hombres estaban fumando sus pipas de opio, algunos solo tapados con una toalla, la sala solo estaba iluminada por una vela y en el centro de la sala había una estufa con un cubo de agua dando vapor, con lo que el calor y la humedad era insoportable, no llevábamos ni cinco minutos y los dos estábamos empapados de sudor, con la ropa pegada a nuestros cuerpos.
Además, el olor y el humo de las pipas de opio hacia que el ambiente fuera irrespirable, con un olor a algo, no sabía, pero eran los humos de opio, parecía que no hacia falta fumarlo para colocarte.
Chan le indico a Montse una litera donde podía tumbarse, estaba en la zona de suelo y a mi me señalo otra justo en frente, pero en el segundo piso y lo vi salir a alguna parte.
Le hice una señal a mi mujer como queriéndole decir ¿Que tal, ¿cómo vas?
Pero parecía que tenia la vista perdida y no me contesto, pero la verdad es que yo no estaba mucho más allá.
Al momento apareció el hombre con dos pipas de opio y me ofreció una de ellas.
-No, no vamos a fumar- Le dije
-Tu mismo- Me contesto dejando la pipa a mi lado y dirigiéndose a mi mujer
-Ella tampoco- Casi le grite viendo las intenciones que llevaba
Pero por toda respuesta me lanzo una mirada burlona y llego hasta ella.
Se sentó junto a ella y empezó a decirle algo en voz baja a la vez que le ofrecía la pipa y para mi sorpresa vi como se llevaba la pipa a la boca y Chan le hacia indicaciones como de que absorbiera con fuerza.
Ella debió hacerlo y al momento empezó a toser expulsando humo por la boca y la nariz, lo que hizo reír alegremente al chino, que la animo a volver a hacerlo.
Volvió a ponerse la pipa en la boca y esta vez mantuvo el humo en sus pulmones expulsándolo unos segundos después por la nariz.
Montse estaba de lado, con la cabeza apoyada en un cojín, era la misma imagen que había visto en fotos, solo que ahora la protagonista de la foto era mi mujer.
El hombre se había sentado en la cama, en el regazo de ella y le sujetaba la pipa, guiando el ritmo de las exhalaciones que tenía que hacer, cuando vi que la otra mano estaba en el muslo de ella e iba subiendo hacia su culo.
Ella parecía no importarle o no darse ni cuenta, pero el caso es que la mano del hombre ya había llegado hasta sus bragas y se le estaban empezando a ver.
Intente levantarme para pararlo, salir de allí huyendo de allí, pero entre el alcohol y los vapores del opio, yo también estaba en una situación que me impidió hacerlo.
A todo esto, el chino ya le había subido el vestido y podíamos verle los muslos y las bragas, blancas, de algodón, que relucían en la penumbra de la sala.
A una señal del hombre, se acerco alguien con otra pipa que le entrego llevándose la que aparentemente ya se había consumido.
Le dio la pipa a Montse animándola a inhalar nuevamente, se arrodillo delante de ella y empezó a desabrocharle el vestido.
Empezó por los de abajo e iba abriéndole el vestido a medida que lo hacía, enseguida sus bragas, de “mujer honrada” quedaron a la vista, desde mi nebulosa veía que el resto de los hombres de la sala la estaban mirando.
Montse hizo un tímido intento de pararlo, pero él le volvió a poner la pipa en la boca y todo intento pareció desvanecerse. Así que siguió desabrochando y abriéndole el vestido y pronto el sujetador también quedo a la vista de aquellos hombres.
El chino le abrió completamente el vestido retirándoselo a su espalda y todos pudieron verla prácticamente en ropa interior.
Mi mujer, que hasta en la playa llevaba bañador completo ahora estaba en ropa interior delante de siete tipos.
El se levanto y aparto, sin duda quería que el resto de la sala pudiera verla casi desnuda, pero esa no era solo su idea.
Desde mi litera pude ver como se bajaba los pantalones y su culo quedo a la vista, se acerco hasta mi mujer y vi cómo le ponía la polla en su boca.
Intente en un último esfuerzo levantarme, el chino que nos había abierto la puerta se había colocado a mi lado y con un fuerte golpe me lo impidió.
-Ni te muevas si quieres salir de aquí- Me dijo en una mezcla de chino, ingles y español, pero que entendí perfectamente.
El tío le había retirado la pipa y le había puesto la polla en la boca.
Nosotros somos una pareja bastante tradicional en el sexo, la cosa más “rara” que hacíamos es que ella se pusiera encima y de chuparme la polla, en contadas ocasiones y ahora estaba prácticamente en ropa interior, chupándole la polla a un desconocido delante de seis desconocidos más.
Le había metido solo el capullo en la boca y ella, en su casi inconsciencia se lo chupaba como si fuera la pipa que tanto ansiaba.
Le daba fuertes succiones intentando llenarse los pulmones de ese humo que tanto parecía ansiar, pero al ritmo que llevaba no eran sus pulmones lo que se iban a llenar y no precisamente de humo.
Mas de 30 años suplicándole que me dejara correrme en su boca y ahora parecía que aquel hombre si lo iba a conseguir.
Le saco el capullo de la boca y la hizo sentar en el borde de la cama, deslizándole el vestido por sus hombros y dejándola solo en ropa interior.
Le volvió a dar la pipa, Montse se la puso en la boca con ansiedad, volviéndose a llenar de humo, de opio los pulmones, pero él, después de tres o cuatro caladas se la volvió a cambiar por su polla, pero esta vez le metió casi media polla dentro.
Ella empezó otra vez a darle “caladas” y él le mantenía la cabeza sujeta por la nuca para que no se la pudiera sacar a la vez que iba dándole ritmo con sus maderas metiéndosela y sacándosela lentamente.
En eso estaba cuando le digo algo al “camarero”, era en mandarín, así que no le importo si lo oía o no, pero al momento se presentó con una bandeja.
Le saco la polla de la boca y los dos se sentaron a su lado y vi horrorizado como el camarero le ataba fuertemente una goma al brazo.
-Opio liquido- Me dijo el portero que me vigilaba.
El camarero cogió una pequeña jeringuilla de la bandeja, llena de un líquido marrón oscuro y muy profesionalmente empezó a buscarle la vena y justo en el momento en que la aguja empezó a entrar Chan le hizo de a mi mujer una gran bocanada de la pipa. La aguja se clavo en la vena a la vez que el humo entraba en sus pulmones, supongo que al notar el pinchazo la bocanada fue todavía mayor y poco a poco el liquido fue entrando en su vena.
Al entrar todo el liquido saco le quito la goma, le saco la aguja y llevándose la pipa se levanto dejándolos a los dos otra vez.
-Ya no hace falta pipa- Me soltó el portero
Ella continuaba sentada, con los brazos flácidos a los lados del cuerpo, la vista perdida, parecía una zombi, pero también vi una imagen de felicidad y placer en su cara que no le había visto nunca.
Chan se levantó y volvió a meterle la polla en la boca, ella no hacia absolutamente nada, se dejaba meter y sacar la polla de su boca y continuaba chupándola como si fuera la pipa de antes, él lo hacía lentamente, con suaves movimientos de cadera, pero la polla entraba y salía cada vez mas trozo de la boca de mi mujer.
El tío estuvo unos minutos así, hasta que, sujetándole la cabeza por la nuca, empezó a correrse en su boca y lejos de hacerle ascos, ella siguió chupando y chupando todo lo que él depositaba en su boca, por los movimientos de su garganta estaba claro de que, además, se lo estaba tragando todo.
Toda la vida rogándole dejarme correrme, aunque fuera solo al principio y ahora se estaba tragando toda la lefada de un chino, joder.
El tío el retiro y pude ver la cara de ella llena de lefa, regalimandole por la boca, pero al momento entre dos la levantaron de la cama, le acabaron de quitar el vestido y solo con las bragas y el sujetador la llevaron al centro de la sala.
No me había fijado, además eran negras, pero del techo colgaban dos cuerdas con brazaletes en sus extremos, llevaron hasta allí a mi mujer y levantándole los brazos le sujetaron las muñecas con los brazaletes.
Uno de ellos se coloco a su espalda y empezó a bajarle las bragas, lo hacia poco a poco, todo en aquella sala parecía discurrir a cámara lenta, pero enseguida apareció su coño, negro, peludo, el otro le estaba quitando el sujetador, así que al momento estaba completamente desnuda delante de cinco tíos.
Su ropa había desaparecido y no sabía como íbamos a salir de allí, si salíamos, pero entre los vapores no podía dejar de sentir que me estaba calentando esta situación.
Uno de los hombres le volvió a decir algo al camarero que volvió al instante con una especie de bol con un cazo, el que se lo había pedido cogió el cazo y empezó a verter lo que parecía aceite caliente desde la cabeza de mi mujer.
El aceite resbalaba desde su cabeza por todo su cuerpo y el segundo hombre se lo estaba frotando por todas partes mientras el segundo cazo se derramaba por su cabeza, no dejaba un centímetro de su cuerpo sin frotar, sus tetas, su barriga, hasta que llego a sus piernas, las separo sin que ella hiciera la menor intención de evitarlo y sus manos empezaron a frotar los muslos, por su interior, exterior.. cada vez mas cerca de su coño hasta que sus manos llegaron a él, el tío lo acariciaba con toda la palma de la mano y mi mujer se agitaba como una anguila, retorciéndose de lo que parecía un placer extremo.
El otro hombre se sumo a las caricias y ahora eran cuatro las manos que recorrían su cuerpo que ya no tenia ni un recodo sin aceite, ni sin manos que lo estuvieran recorriendo.
Ella, sujeta por las cuerdas, se agitaba con las caricias de aquellos hombres, que sin ningún límite le metían en su coño, dedos en su boca que ella chupaba con ansiedad, amasaban sus pequeñas tetas.
La tenia de frente y no veía lo que estaba haciendo el que estaba a su espalda, pero me pareció que le estaba metiendo también algún dedo en su culo virgen, lo único que había tenido alguna vez en su culo era un supositorio!!!
Mientras aquellos dos continuaban acariciando a mi mujer por todo su cuerpo, alguien se puso a gritar al camarero, parecía que le instaba a algo, el caso es que volvió a salir con lo que parecía un columpio, una hamaca, con habilidad la colgó del techo y los hombres llevaron a mi esposa hasta él, les seguía como un corderito, sin oponer la más mínima resistencia.
La subieron a la hamaca y su culo quedaba casi fuera de la misma, uno de ellos le puso los pies en lo que parecían unos estribos y quedo colgada en la hamaca, con el pubis a la altura de la cintura de los hombres y completamente abierta de piernas, además, al estar la hamaca colgada del techo con cuerdas les permitía a ellos moverla a su gusto en todas direcciones.
Así, cuando la giraron hacia donde yo estaba pude ver todo su cuerpo brillante a la luz de las velas, pero lo que me sorprendió vio ver su coño, con los labios vaginales hinchados, abierto, palpitante, nunca lo había visto así.
El resto de los hombres se habían agolpado alrededor de la hamaca y no podía ver, lo que si que vi es que “mi” vigilante ya no estaba a mi lado, así que como pude me baje de la cama y me acerque hasta ella, casi me tuve que abrir paso a golpes, pero al fin la pude ver.
Reluciente por el aceite, abierta de piernas, con una cara de paz y placer como nunca la había visto, supongo que el aceite, además de lubricante tenía algún efecto potenciador del placer, porque su coño aparecía con los labios muy hinchados, el clítoris sobresalía completamente erecto entre ellos y se veía una gran cantidad de flujo humedeciendo el coño.
Mi mujer tenía a seis hombres a su alrededor que la estaban tocando por todas partes haciendo que la hamaca se sacudiera al ritmo de las caricias, y pude ver como alguno se había quitado los pantalones luciendo unas buenas pollas en erección.
Uno de ellos estaba entre sus piernas y saco un rollo de tela que abriéndolo deposito sobre la barriga de ella, era un juego de agujas de acupuntura!!!!
El hombre cogió una de ellas e incorporándose sobre su regazo estiro el labio inferior de su boca y empezó a introducirle la aguja, no podía llamarse clavar, lo estaba haciendo con toda delicadeza.
Lo que si le estaba clavando el cabron era la polla entre los labios de su coño, no me había dado cuenta, pero el hombre solo llevaba una camisa de esas chinas, larga y su polla sobresalía, iniesta, entre los botones y cada vez que se tiraba hacia delante para trabajar con la aguja le metía un poco el capullo en el coño.
Estaba claro que se la iba a follar y yo no podía hacer nada por evitarlo, joder, mi mujer que solo había estado con un noviete antes que yo!!!
Se volvió a estirar sobre ella para ponerle una segunda aguja en el labio y vi como el capullo se abría paso entre los labios de ella, esta vez le entro todo el capullo, solo que esta vez al incorporarse no se lo saco.
Se entretuvo un rato manipulando las dos agujas, buscando el punto exacto donde tenían que estar y yo iba alternando mi mirada a su boca y a su polla, viendo como el capullo iba entrando y saliendo del coño de mi esposa.
El hombre pareció encontrar el lugar idóneo para las agujas y empezó a examinarle las tetas, lo hacia como un profesional, tocaba con suavidad las aureolas mientras palpaba y apretaba los pezones, hasta que cogiendo una aguja se la empezó a introducir en la aureola del pecho izquierdo, esta era mas larga que las del labio y parecía introducirse más profundamente.
Cuando pareció estar a gusto con la posición, cogió otra y repitió la operación en la otra teta y siguió alternando las agujas hasta que en las aureolas tenía cuatro agujas alrededor de cada pezón.
Entonces él empezó a jugar con sus pezones, los retorcía y estiraba, todo con suavidad, haciendo que se le pusieran todavía más duros y dilatados.
Cuando, supongo, pensó que ya estaban a su gusto volvió a coger una aguja y poco a poco se la fue introduciendo verticalmente en uno de sus pezones, pero no era solo la aguja lo que le estaba introduciendo, a la vez le estaba metiendo la polla en el coño.
Le introdujo toda la aguja en el pezón y media polla en su coño antes de pasar al otro pezón en el que repitió ambas operaciones hasta dejarle la aguja en su pezón y su polla introducida completamente en su coño.
Se la estaba follando un chino, joder, delante de cuatro o cinco tíos más que parecían estar haciendo cola para hacerlo, sin condón, a pelo…
Pero el tratamiento de acupuntura no había terminado, el tío saco nuevas agujas de la funda y alternativamente se las fue clavando en los labios vaginales, las agujas se fueron introduciendo en ellos hasta cuatro y entonces saco una algo mas corta, como de dos centímetros, el camarero sujeto el clítoris de ella, manteniéndolo firme mientras el otro le iba introduciendo poco a poco la aguja verticalmente en el clítoris.
Veía como la aguja se iba introduciendo poco a poco en el clítoris y lejos de aparentar ningún dolor, mi mujer jadeaba, abriendo y cerrando la boca como una carpa fuera del agua, cosa que aprovecho uno de los chinos que estaba a su alrededor sin perder detalle.
El tío iba desnudo de cintura para abajo, con una polla considerable que le asomaba por la camisa, se coloco a la cabeza de ella y en uno de los jadeos le metió toda la polla en la boca, de manera que sus cojones descansaban sobre sus ojos cubriéndole completamente la cara.
A todo eso el otro continuaba con la polla clavada hasta lo cojones en el coño de Montse, ni se movía, no le hacía falta, pero una vez pareció que la aguja ya estaba profundamente clavada en su clítoris, el hombre acabo de sacar de la funda un pequeño diapasón, y golpeándolo contra una parte metálica de la hamaca, haciéndolo vibrar, empezó a aplicarlo a las agujas que ella tenía clavadas por sus zonas más sensibles, cada vez que el diapasón dejaba de vibrar volvía a golpearlo, mi mujer parecía estar en la gloria, se movía como una anguila, con una polla clavada hasta el fondo de su garganta y otra en su coño, pero cuando el hombre le aplico el diapasón en la aguja del clítoris pareció reventarse de placer, se agitaba con fuerza, temblaba cada vez que él le aplicaba el artilugio, al chino no le hacía falta ni moverse y ya pensaba que se iba a correr en su coño cuando se la saco. Tiro de las cuerdas de la hamaca y el pubis de ella quedo todavía mas elevado y pude ver con horror como el hombre le apuntaba el capullo a su ano, le iba a dar por culo!!!!
No es que mi mujer fuera "virgen" analmente, es que lo más grande que había tenido en el culo había sido algún supositorio, y ahora aquel tío la iba a encular, me acerque más y pude ver como el capullo le entraba con toda facilidad, no sé si era por el aceite que le habían puesto antes, por la droga o por un conjunto de todo ello, pero el caso es que el capullo se abrió paso en su ano con toda facilidad y poco a poco vi como toda la polla se iba deslizando en su culo, no era una gran polla, más gruesa que la mía, eso no era difícil, pero es que como he dicho, nunca nada se había introducido en ese virginal culo, pero el caso es que no le costó nada clavársela completamente hasta que su pubis volvió a chocar contra el de ella y volvió a aplicarle el diapasón, esta vez, solo en el clítoris y no dejaba que en ningún momento dejara de vibrar.
Mi esposa ya se agitaba con fuerza, con la una polla en la boca y otra en el culo, así que el de la boca no pudo aguantarse mucho más y empezó a correrse en su boca, de no habérmelo querido hacer nunca a mí a tragarse la lefa de dos tíos en una tarde. En la posición que estaba me daba hasta miedo que pudiera atragantarse con la corrida del tío, veía su leche como le salía a borbotones de la boca hasta que se le saco y todavía le hecho un largo chorro sobre la cara y las tetas antes de retirarse a su cama y volver a coger su pipa.
El caso es que por la visión de la corrida de su compañero o porque ya no podía más, el de su culo también empezó a correrse en su culo, había tirado al suelo el diapasón y cogido a las caderas de ellas se estaba corriendo en su ano, no se los lechazos que le pego, ¿cinco, seis..? el caso es que se descargó a base de bien dentro de ella antes de sacársela. Sonó como un corcho al salir de la botella y a la vez un chorro de leche casi a presión salió de su abierto ano.
Con la polla ya flácida le quito las agujas y las guardo en su estuche antes de volver también a su litera, pero aquí no acababa la "fiesta" aquellos hombres tenían ganas de disfrutar de una mujer así, seguramente no les era fácil conseguir una occidental para sus juegos y le iban a hacer todo lo que quisieran y no iba a ser poco.
Creo que el siguiente ya estaba esperando su momento, así que al instante Monte ya tenía a otro chino entre sus abiertas piernas, de donde podía ver la leche saliendo de su ano, pero estaba claro que aquella iba a ser una noche larga y dura, sobre todo para ella.
Ahora este hombre llevaba una pequeña caja de mimbre, parecían los reyes magos, cada uno con un regalo, pero no estaban adorando a mi mujer precisamente.
Pero lo que saco aquel tío sí que no me lo esperaba, una anguila, tenía en las manos una anguila, ¡¡¡viva!!! que se agitaba entre sus manos. Solo las había visto en las pescaderías y guisadas en un plato, pero nunca viva, tenía el morro muy puntiagudo, pero enseguida el diámetro de la cabeza podía estar bien, bien en los seis o siete centímetros y unos cincuenta de largo. El hombre apunto el morro del bicho entre los labios abiertos de mi mujer y empezó a empujar, la forma del morro ayudaba y de inmediato tenía media cabeza dentro del coño, pero el objetivo no era meterle solo un poco, iba a meterle dentro todo lo que podía, así que siguió empujando y empujando mientras el animal se retorcía entres sus manos y en pocos momentos creo que le había metido al menos 20cm de anguila en el coño.
El hombre siguió manteniendo la anguila dentro del coño de mi mujer, el animal se agitaba suavemente y parecía que ella había adaptado sus movimientos a los de la anguila y parecían sincronizadas las dos, los que si se veía era cada vez más anguila dentro de ese coño, no entendía como podía "absorver" todo aquel animal dentro.
Mantuvo un buen rato la anguila en el coño hasta que animal cada vez se movía menos, supongo que asfixiada, digo yo, hasta que de un tirón se la arranco del coño tirándola al suelo donde quedo inerte, lo que no estaba inerte era el coño de ella, abierto, dilatado, completamente pringado de la grasa de la anguila y lo que nunca le había visto, palpitando, abriéndose y cerrándose como la boca de un pez fuera del agua.
El chino vio ese coño abierto con cara de embobado y poniendo los dedos de la mano en cuña empezó a metérsela en el coño, entre la grasa que tenía en sus manos y la del coño de mi esposa, la mano iba entrando poco a poco, pero sin pausa, el tío rotaba la mano a la vez que apretaba contra el coño que se iba abriendo poco a poco. Vi su mano entrarle hasta los nudillos, la parte más ancha de la mano y como desaparecían dentro del dilatado coño y a partir de aquí con solo un fuerte empujón la mano desapareció completamente dentro del coño de Montse.
Desde mi posición entre los hombres podía ver como movía la mano, sacándosela casi hasta los nudillos para volver a clavarla con fuerza, parecía que no tenia suficiente con meterla hasta la muñeca, además cuando la tenía dentro parecía verse mover los dedos en el pubis de ella....
Cuando desperté estábamos en la habitación de nuestro hotel, completamente desnudos sobre la cama, ella dormia placidamente, no habia ninguna prueba de lo que habia pasado aquella noche, pero al mirar su pubis pude ver un pequeño tatuaje, en la ingle, muy cerca de sus labios vaginales
busque su significado en google, solo tenia uno: OPIO
Por fin me había jubilado e iba a disfrutar de la vida después de toda la vida trabajando.
Una de las cosas que siempre nos había gustado hacer era viajar, pero nunca nos habíamos podido permitir un viaje a un lugar exótico, así que a nuestros 65 años aprovechamos el cobro de mi fondo de jubilación y nos organizamos un viaje a China.
No nos gusta la aventura, nunca iríamos a un Pekín Express, por ejemplo, así que el viaje iba a ser todo organizado, con hoteles, vuelos, choferes, guías, …; todo organizado.
Llegamos a Pekín después de un largo y agotador viaje y al día siguiente iniciamos nuestro periplo por China. Todo era perfecto, el guía que hablaba perfectamente nuestro idioma nos llevó por Pekín, la ciudad prohibida… todo muy bonito, diferente.
Después de unos días nos trasladábamos a Shanghái, el guía nos dejó en la estación y nos indico que a la llegada a Shanghái nos estaría esperando un nuevo guía, así fue, al bajar en la estación vimos un hombre con un cartel con nuestros nombres esperándonos.
Era grande, gordo, sudado, hacia un calor horrible y húmedo en la ciudad, nos llevó hasta un coche destartalado y nos acompañó al hotel.
-Mañana recojo ocho mañana- nos dijo
Cenamos algo y la verdad, estábamos reventados, así que muy temprano estábamos en la cama y a las ocho ya estábamos en la puerta esperando.
Nos recogió en su viejo coche y nos llevo por toda la ciudad, Jardín de Yuyuan, el pabellón Chenxiang, etc, todo muy bonito y agotador.
Nos llevo a comer a un restaurante normalito y la conversación giraba sobre nosotros, de donde éramos,cuantos días íbamos a estar en la ciudad, vamos lo normal.
-Mañana nos vamos- le dije.
La conversación languidecía y sin ninguna mala intención le pregunte por los fumaderos de opio.
-¿Todavia hay fumaderos de opio en la ciudad, Chan?-Asi se llamaba
-No, no, prohibido gobierno, prohibido gobierno- Nos contestó casi espantado.
Continuamos la tarde visitando la ciudad, bajo un sol implacable y una humedad altísima.
Al acabar la visita nos devolvió al hotel.
-Hoy ultima noche en ciudad- Nos dijo
-Invito a cenar en bonito restaurante- invito
Sabíamos que no aceptar invitaciones se tomaba como una desconsideración, así que aceptamos.
Como digo hacia muchísima calor, lo que junto a la humedad reinante hacía que la sensación térmica fuera altísima, así que procuramos ir vestidos de manera fresquita
Yo me había puesto un polo y unas bermudas y Montse llevaba un vestido camisero abotonado por delante.
A la hora indicada estaba en el hotel, muy cortes, me abrió la puerta del coche indicándome que me sentara en el asiento trasero.
-Ella mas cómoda delante, coche pequeño- Le dijo ayudándola a sentarse.
Arrancamos, yo iba sentado detrás de Chan y podía ver a Monte, con el vestido mucho mas abierto de lo que me esperaba y el chino no le quitaba ojo a los muslos de mi mujer.
Al fin llegamos al restaurante, no parecía nada especial.
-Cocina muy buena, familiar- Nos dijo Chan
Entramos y la verdad, no era nada bonito, era un restaurante de suburbio, oscuro, con pocas mesas, todo un cuchitril.
-No se ha estirado mucho- Pensé para mi
Nos acompaño hasta una mesa, servilletas de papel, mantel de plástico, palillos….
-Cocina muy buena- Repitió mientras iba a hablar con el camarero que supuse también era el dueño.
Al momento se sentó con nosotros y el camarero, que efectivamente era el dueño, nos trajo una botella de vino chino y empezamos los brindis.
-Gän Bëi; Gän Bëi- Que por lo visto es un brindis en mandarín que nos repetía el guía.
Para cuando llego el primer plato no sé cuántos gän bëi llevábamos dentro del cuerpo.
Los platos llegaban constantemente a la mesa y la verdad es que todo estaba muy bueno, el nos iba indicando que era cada plato y repito, todo delicioso, el restaurante no tenía muy buena pinta, pero la comida valía estar allí, sin duda era la mejor comida que habíamos hecho en todo el viaje.
Eso sí, las copas de vino estaban constantemente llenas y yo ya me encontraba un poco achispado y Montse, que no acostumbra a beber, supuse que estaría peor.
Total, que llegamos a los postres y para acabar de arreglarlo nos trajeron una botella de un licor tradicional chino, Baijiu y venga gän bëi y chupitos.
Así estábamos cuando Chan me pregunto
-¿De verdad querer visitar fumadero de opio?
Yo no había vuelto a pensar en ello, fue solo un comentario por decir algo.
-¿No estaba prohibido? Le pregunté con mi voz gangosa por el alcohol
-Yo puedo arreglar si interesa, pero puede ser peligroso, gente peligrosa- Me contesto.
-¿Qué et sembla, carinyet? Le pregunté a Montse.
-Bueno, no volveremos a China y puede ser una experiencia- Me contesto ella, también bastante achispada.
-Venga, de acuerdo- Le confirme a Chan
Este se levanto y se fue hacia el dueño, empezaron lo que parecía una discusión, el dueño negaba rotundamente, mientras Chan insistía, nos señalaba, sin duda hablando de nosotros.
Al fin, tras una larga discusión el dueño se fue hacia el interior del local y Chan volvió a sentarse con nosotros.
-Podemos ir a ver fumadero, pero insisto, no gente buena, ¿Queréis ir?
Sin esperar la respuesta de mi mujer le dije que si, que íbamos.
Nos levantamos y Chan cogió a mi mujer del brazo llevándonos hacia el interior del local.
Nos llevo hasta lo que parecía el almacén del restaurante y al fondo había una pequeña puerta de madera.
Chan pico y una pequeña ventana se abrió e intercambio unas palabras con el hombre que estaba al otro lado.
-Que divertido, parece de una película de gánsteres- Pensé sin saber a ciencia cierta que nos esperaba al otro lado.
La puerta se abrió con un chirrido de sus viejas bisagras y Chan se hizo a un lado para que pasara Montse, y en ese momento me parecía que la estaba acompañando apoyándose en su nalga, de hecho, me pareció ver que se la estaba apretando con todo descaro, pero no vi ninguna reacción de mi mujer y pensé que no había visto lo que había creído ver.
El caso es que Montse se metió en un estrecho pasillo, con el chino detrás y yo siguiéndolos. Así llegamos a una sala mas amplia y aquello fue como trasladarnos al siglo XIX, a finales de 1800, aquella sala era como la que había visto en fotos y reportajes del National Geografic.
Unas literas de madera pegadas a la pared, en la que unos seis o siete hombres estaban fumando sus pipas de opio, algunos solo tapados con una toalla, la sala solo estaba iluminada por una vela y en el centro de la sala había una estufa con un cubo de agua dando vapor, con lo que el calor y la humedad era insoportable, no llevábamos ni cinco minutos y los dos estábamos empapados de sudor, con la ropa pegada a nuestros cuerpos.
Además, el olor y el humo de las pipas de opio hacia que el ambiente fuera irrespirable, con un olor a algo, no sabía, pero eran los humos de opio, parecía que no hacia falta fumarlo para colocarte.
Chan le indico a Montse una litera donde podía tumbarse, estaba en la zona de suelo y a mi me señalo otra justo en frente, pero en el segundo piso y lo vi salir a alguna parte.
Le hice una señal a mi mujer como queriéndole decir ¿Que tal, ¿cómo vas?
Pero parecía que tenia la vista perdida y no me contesto, pero la verdad es que yo no estaba mucho más allá.
Al momento apareció el hombre con dos pipas de opio y me ofreció una de ellas.
-No, no vamos a fumar- Le dije
-Tu mismo- Me contesto dejando la pipa a mi lado y dirigiéndose a mi mujer
-Ella tampoco- Casi le grite viendo las intenciones que llevaba
Pero por toda respuesta me lanzo una mirada burlona y llego hasta ella.
Se sentó junto a ella y empezó a decirle algo en voz baja a la vez que le ofrecía la pipa y para mi sorpresa vi como se llevaba la pipa a la boca y Chan le hacia indicaciones como de que absorbiera con fuerza.
Ella debió hacerlo y al momento empezó a toser expulsando humo por la boca y la nariz, lo que hizo reír alegremente al chino, que la animo a volver a hacerlo.
Volvió a ponerse la pipa en la boca y esta vez mantuvo el humo en sus pulmones expulsándolo unos segundos después por la nariz.
Montse estaba de lado, con la cabeza apoyada en un cojín, era la misma imagen que había visto en fotos, solo que ahora la protagonista de la foto era mi mujer.
El hombre se había sentado en la cama, en el regazo de ella y le sujetaba la pipa, guiando el ritmo de las exhalaciones que tenía que hacer, cuando vi que la otra mano estaba en el muslo de ella e iba subiendo hacia su culo.
Ella parecía no importarle o no darse ni cuenta, pero el caso es que la mano del hombre ya había llegado hasta sus bragas y se le estaban empezando a ver.
Intente levantarme para pararlo, salir de allí huyendo de allí, pero entre el alcohol y los vapores del opio, yo también estaba en una situación que me impidió hacerlo.
A todo esto, el chino ya le había subido el vestido y podíamos verle los muslos y las bragas, blancas, de algodón, que relucían en la penumbra de la sala.
A una señal del hombre, se acerco alguien con otra pipa que le entrego llevándose la que aparentemente ya se había consumido.
Le dio la pipa a Montse animándola a inhalar nuevamente, se arrodillo delante de ella y empezó a desabrocharle el vestido.
Empezó por los de abajo e iba abriéndole el vestido a medida que lo hacía, enseguida sus bragas, de “mujer honrada” quedaron a la vista, desde mi nebulosa veía que el resto de los hombres de la sala la estaban mirando.
Montse hizo un tímido intento de pararlo, pero él le volvió a poner la pipa en la boca y todo intento pareció desvanecerse. Así que siguió desabrochando y abriéndole el vestido y pronto el sujetador también quedo a la vista de aquellos hombres.
El chino le abrió completamente el vestido retirándoselo a su espalda y todos pudieron verla prácticamente en ropa interior.
Mi mujer, que hasta en la playa llevaba bañador completo ahora estaba en ropa interior delante de siete tipos.
El se levanto y aparto, sin duda quería que el resto de la sala pudiera verla casi desnuda, pero esa no era solo su idea.
Desde mi litera pude ver como se bajaba los pantalones y su culo quedo a la vista, se acerco hasta mi mujer y vi cómo le ponía la polla en su boca.
Intente en un último esfuerzo levantarme, el chino que nos había abierto la puerta se había colocado a mi lado y con un fuerte golpe me lo impidió.
-Ni te muevas si quieres salir de aquí- Me dijo en una mezcla de chino, ingles y español, pero que entendí perfectamente.
El tío le había retirado la pipa y le había puesto la polla en la boca.
Nosotros somos una pareja bastante tradicional en el sexo, la cosa más “rara” que hacíamos es que ella se pusiera encima y de chuparme la polla, en contadas ocasiones y ahora estaba prácticamente en ropa interior, chupándole la polla a un desconocido delante de seis desconocidos más.
Le había metido solo el capullo en la boca y ella, en su casi inconsciencia se lo chupaba como si fuera la pipa que tanto ansiaba.
Le daba fuertes succiones intentando llenarse los pulmones de ese humo que tanto parecía ansiar, pero al ritmo que llevaba no eran sus pulmones lo que se iban a llenar y no precisamente de humo.
Mas de 30 años suplicándole que me dejara correrme en su boca y ahora parecía que aquel hombre si lo iba a conseguir.
Le saco el capullo de la boca y la hizo sentar en el borde de la cama, deslizándole el vestido por sus hombros y dejándola solo en ropa interior.
Le volvió a dar la pipa, Montse se la puso en la boca con ansiedad, volviéndose a llenar de humo, de opio los pulmones, pero él, después de tres o cuatro caladas se la volvió a cambiar por su polla, pero esta vez le metió casi media polla dentro.
Ella empezó otra vez a darle “caladas” y él le mantenía la cabeza sujeta por la nuca para que no se la pudiera sacar a la vez que iba dándole ritmo con sus maderas metiéndosela y sacándosela lentamente.
En eso estaba cuando le digo algo al “camarero”, era en mandarín, así que no le importo si lo oía o no, pero al momento se presentó con una bandeja.
Le saco la polla de la boca y los dos se sentaron a su lado y vi horrorizado como el camarero le ataba fuertemente una goma al brazo.
-Opio liquido- Me dijo el portero que me vigilaba.
El camarero cogió una pequeña jeringuilla de la bandeja, llena de un líquido marrón oscuro y muy profesionalmente empezó a buscarle la vena y justo en el momento en que la aguja empezó a entrar Chan le hizo de a mi mujer una gran bocanada de la pipa. La aguja se clavo en la vena a la vez que el humo entraba en sus pulmones, supongo que al notar el pinchazo la bocanada fue todavía mayor y poco a poco el liquido fue entrando en su vena.
Al entrar todo el liquido saco le quito la goma, le saco la aguja y llevándose la pipa se levanto dejándolos a los dos otra vez.
-Ya no hace falta pipa- Me soltó el portero
Ella continuaba sentada, con los brazos flácidos a los lados del cuerpo, la vista perdida, parecía una zombi, pero también vi una imagen de felicidad y placer en su cara que no le había visto nunca.
Chan se levantó y volvió a meterle la polla en la boca, ella no hacia absolutamente nada, se dejaba meter y sacar la polla de su boca y continuaba chupándola como si fuera la pipa de antes, él lo hacía lentamente, con suaves movimientos de cadera, pero la polla entraba y salía cada vez mas trozo de la boca de mi mujer.
El tío estuvo unos minutos así, hasta que, sujetándole la cabeza por la nuca, empezó a correrse en su boca y lejos de hacerle ascos, ella siguió chupando y chupando todo lo que él depositaba en su boca, por los movimientos de su garganta estaba claro de que, además, se lo estaba tragando todo.
Toda la vida rogándole dejarme correrme, aunque fuera solo al principio y ahora se estaba tragando toda la lefada de un chino, joder.
El tío el retiro y pude ver la cara de ella llena de lefa, regalimandole por la boca, pero al momento entre dos la levantaron de la cama, le acabaron de quitar el vestido y solo con las bragas y el sujetador la llevaron al centro de la sala.
No me había fijado, además eran negras, pero del techo colgaban dos cuerdas con brazaletes en sus extremos, llevaron hasta allí a mi mujer y levantándole los brazos le sujetaron las muñecas con los brazaletes.
Uno de ellos se coloco a su espalda y empezó a bajarle las bragas, lo hacia poco a poco, todo en aquella sala parecía discurrir a cámara lenta, pero enseguida apareció su coño, negro, peludo, el otro le estaba quitando el sujetador, así que al momento estaba completamente desnuda delante de cinco tíos.
Su ropa había desaparecido y no sabía como íbamos a salir de allí, si salíamos, pero entre los vapores no podía dejar de sentir que me estaba calentando esta situación.
Uno de los hombres le volvió a decir algo al camarero que volvió al instante con una especie de bol con un cazo, el que se lo había pedido cogió el cazo y empezó a verter lo que parecía aceite caliente desde la cabeza de mi mujer.
El aceite resbalaba desde su cabeza por todo su cuerpo y el segundo hombre se lo estaba frotando por todas partes mientras el segundo cazo se derramaba por su cabeza, no dejaba un centímetro de su cuerpo sin frotar, sus tetas, su barriga, hasta que llego a sus piernas, las separo sin que ella hiciera la menor intención de evitarlo y sus manos empezaron a frotar los muslos, por su interior, exterior.. cada vez mas cerca de su coño hasta que sus manos llegaron a él, el tío lo acariciaba con toda la palma de la mano y mi mujer se agitaba como una anguila, retorciéndose de lo que parecía un placer extremo.
El otro hombre se sumo a las caricias y ahora eran cuatro las manos que recorrían su cuerpo que ya no tenia ni un recodo sin aceite, ni sin manos que lo estuvieran recorriendo.
Ella, sujeta por las cuerdas, se agitaba con las caricias de aquellos hombres, que sin ningún límite le metían en su coño, dedos en su boca que ella chupaba con ansiedad, amasaban sus pequeñas tetas.
La tenia de frente y no veía lo que estaba haciendo el que estaba a su espalda, pero me pareció que le estaba metiendo también algún dedo en su culo virgen, lo único que había tenido alguna vez en su culo era un supositorio!!!
Mientras aquellos dos continuaban acariciando a mi mujer por todo su cuerpo, alguien se puso a gritar al camarero, parecía que le instaba a algo, el caso es que volvió a salir con lo que parecía un columpio, una hamaca, con habilidad la colgó del techo y los hombres llevaron a mi esposa hasta él, les seguía como un corderito, sin oponer la más mínima resistencia.
La subieron a la hamaca y su culo quedaba casi fuera de la misma, uno de ellos le puso los pies en lo que parecían unos estribos y quedo colgada en la hamaca, con el pubis a la altura de la cintura de los hombres y completamente abierta de piernas, además, al estar la hamaca colgada del techo con cuerdas les permitía a ellos moverla a su gusto en todas direcciones.
Así, cuando la giraron hacia donde yo estaba pude ver todo su cuerpo brillante a la luz de las velas, pero lo que me sorprendió vio ver su coño, con los labios vaginales hinchados, abierto, palpitante, nunca lo había visto así.
El resto de los hombres se habían agolpado alrededor de la hamaca y no podía ver, lo que si que vi es que “mi” vigilante ya no estaba a mi lado, así que como pude me baje de la cama y me acerque hasta ella, casi me tuve que abrir paso a golpes, pero al fin la pude ver.
Reluciente por el aceite, abierta de piernas, con una cara de paz y placer como nunca la había visto, supongo que el aceite, además de lubricante tenía algún efecto potenciador del placer, porque su coño aparecía con los labios muy hinchados, el clítoris sobresalía completamente erecto entre ellos y se veía una gran cantidad de flujo humedeciendo el coño.
Mi mujer tenía a seis hombres a su alrededor que la estaban tocando por todas partes haciendo que la hamaca se sacudiera al ritmo de las caricias, y pude ver como alguno se había quitado los pantalones luciendo unas buenas pollas en erección.
Uno de ellos estaba entre sus piernas y saco un rollo de tela que abriéndolo deposito sobre la barriga de ella, era un juego de agujas de acupuntura!!!!
El hombre cogió una de ellas e incorporándose sobre su regazo estiro el labio inferior de su boca y empezó a introducirle la aguja, no podía llamarse clavar, lo estaba haciendo con toda delicadeza.
Lo que si le estaba clavando el cabron era la polla entre los labios de su coño, no me había dado cuenta, pero el hombre solo llevaba una camisa de esas chinas, larga y su polla sobresalía, iniesta, entre los botones y cada vez que se tiraba hacia delante para trabajar con la aguja le metía un poco el capullo en el coño.
Estaba claro que se la iba a follar y yo no podía hacer nada por evitarlo, joder, mi mujer que solo había estado con un noviete antes que yo!!!
Se volvió a estirar sobre ella para ponerle una segunda aguja en el labio y vi como el capullo se abría paso entre los labios de ella, esta vez le entro todo el capullo, solo que esta vez al incorporarse no se lo saco.
Se entretuvo un rato manipulando las dos agujas, buscando el punto exacto donde tenían que estar y yo iba alternando mi mirada a su boca y a su polla, viendo como el capullo iba entrando y saliendo del coño de mi esposa.
El hombre pareció encontrar el lugar idóneo para las agujas y empezó a examinarle las tetas, lo hacia como un profesional, tocaba con suavidad las aureolas mientras palpaba y apretaba los pezones, hasta que cogiendo una aguja se la empezó a introducir en la aureola del pecho izquierdo, esta era mas larga que las del labio y parecía introducirse más profundamente.
Cuando pareció estar a gusto con la posición, cogió otra y repitió la operación en la otra teta y siguió alternando las agujas hasta que en las aureolas tenía cuatro agujas alrededor de cada pezón.
Entonces él empezó a jugar con sus pezones, los retorcía y estiraba, todo con suavidad, haciendo que se le pusieran todavía más duros y dilatados.
Cuando, supongo, pensó que ya estaban a su gusto volvió a coger una aguja y poco a poco se la fue introduciendo verticalmente en uno de sus pezones, pero no era solo la aguja lo que le estaba introduciendo, a la vez le estaba metiendo la polla en el coño.
Le introdujo toda la aguja en el pezón y media polla en su coño antes de pasar al otro pezón en el que repitió ambas operaciones hasta dejarle la aguja en su pezón y su polla introducida completamente en su coño.
Se la estaba follando un chino, joder, delante de cuatro o cinco tíos más que parecían estar haciendo cola para hacerlo, sin condón, a pelo…
Pero el tratamiento de acupuntura no había terminado, el tío saco nuevas agujas de la funda y alternativamente se las fue clavando en los labios vaginales, las agujas se fueron introduciendo en ellos hasta cuatro y entonces saco una algo mas corta, como de dos centímetros, el camarero sujeto el clítoris de ella, manteniéndolo firme mientras el otro le iba introduciendo poco a poco la aguja verticalmente en el clítoris.
Veía como la aguja se iba introduciendo poco a poco en el clítoris y lejos de aparentar ningún dolor, mi mujer jadeaba, abriendo y cerrando la boca como una carpa fuera del agua, cosa que aprovecho uno de los chinos que estaba a su alrededor sin perder detalle.
El tío iba desnudo de cintura para abajo, con una polla considerable que le asomaba por la camisa, se coloco a la cabeza de ella y en uno de los jadeos le metió toda la polla en la boca, de manera que sus cojones descansaban sobre sus ojos cubriéndole completamente la cara.
A todo eso el otro continuaba con la polla clavada hasta lo cojones en el coño de Montse, ni se movía, no le hacía falta, pero una vez pareció que la aguja ya estaba profundamente clavada en su clítoris, el hombre acabo de sacar de la funda un pequeño diapasón, y golpeándolo contra una parte metálica de la hamaca, haciéndolo vibrar, empezó a aplicarlo a las agujas que ella tenía clavadas por sus zonas más sensibles, cada vez que el diapasón dejaba de vibrar volvía a golpearlo, mi mujer parecía estar en la gloria, se movía como una anguila, con una polla clavada hasta el fondo de su garganta y otra en su coño, pero cuando el hombre le aplico el diapasón en la aguja del clítoris pareció reventarse de placer, se agitaba con fuerza, temblaba cada vez que él le aplicaba el artilugio, al chino no le hacía falta ni moverse y ya pensaba que se iba a correr en su coño cuando se la saco. Tiro de las cuerdas de la hamaca y el pubis de ella quedo todavía mas elevado y pude ver con horror como el hombre le apuntaba el capullo a su ano, le iba a dar por culo!!!!
No es que mi mujer fuera "virgen" analmente, es que lo más grande que había tenido en el culo había sido algún supositorio, y ahora aquel tío la iba a encular, me acerque más y pude ver como el capullo le entraba con toda facilidad, no sé si era por el aceite que le habían puesto antes, por la droga o por un conjunto de todo ello, pero el caso es que el capullo se abrió paso en su ano con toda facilidad y poco a poco vi como toda la polla se iba deslizando en su culo, no era una gran polla, más gruesa que la mía, eso no era difícil, pero es que como he dicho, nunca nada se había introducido en ese virginal culo, pero el caso es que no le costó nada clavársela completamente hasta que su pubis volvió a chocar contra el de ella y volvió a aplicarle el diapasón, esta vez, solo en el clítoris y no dejaba que en ningún momento dejara de vibrar.
Mi esposa ya se agitaba con fuerza, con la una polla en la boca y otra en el culo, así que el de la boca no pudo aguantarse mucho más y empezó a correrse en su boca, de no habérmelo querido hacer nunca a mí a tragarse la lefa de dos tíos en una tarde. En la posición que estaba me daba hasta miedo que pudiera atragantarse con la corrida del tío, veía su leche como le salía a borbotones de la boca hasta que se le saco y todavía le hecho un largo chorro sobre la cara y las tetas antes de retirarse a su cama y volver a coger su pipa.
El caso es que por la visión de la corrida de su compañero o porque ya no podía más, el de su culo también empezó a correrse en su culo, había tirado al suelo el diapasón y cogido a las caderas de ellas se estaba corriendo en su ano, no se los lechazos que le pego, ¿cinco, seis..? el caso es que se descargó a base de bien dentro de ella antes de sacársela. Sonó como un corcho al salir de la botella y a la vez un chorro de leche casi a presión salió de su abierto ano.
Con la polla ya flácida le quito las agujas y las guardo en su estuche antes de volver también a su litera, pero aquí no acababa la "fiesta" aquellos hombres tenían ganas de disfrutar de una mujer así, seguramente no les era fácil conseguir una occidental para sus juegos y le iban a hacer todo lo que quisieran y no iba a ser poco.
Creo que el siguiente ya estaba esperando su momento, así que al instante Monte ya tenía a otro chino entre sus abiertas piernas, de donde podía ver la leche saliendo de su ano, pero estaba claro que aquella iba a ser una noche larga y dura, sobre todo para ella.
Ahora este hombre llevaba una pequeña caja de mimbre, parecían los reyes magos, cada uno con un regalo, pero no estaban adorando a mi mujer precisamente.
Pero lo que saco aquel tío sí que no me lo esperaba, una anguila, tenía en las manos una anguila, ¡¡¡viva!!! que se agitaba entre sus manos. Solo las había visto en las pescaderías y guisadas en un plato, pero nunca viva, tenía el morro muy puntiagudo, pero enseguida el diámetro de la cabeza podía estar bien, bien en los seis o siete centímetros y unos cincuenta de largo. El hombre apunto el morro del bicho entre los labios abiertos de mi mujer y empezó a empujar, la forma del morro ayudaba y de inmediato tenía media cabeza dentro del coño, pero el objetivo no era meterle solo un poco, iba a meterle dentro todo lo que podía, así que siguió empujando y empujando mientras el animal se retorcía entres sus manos y en pocos momentos creo que le había metido al menos 20cm de anguila en el coño.
El hombre siguió manteniendo la anguila dentro del coño de mi mujer, el animal se agitaba suavemente y parecía que ella había adaptado sus movimientos a los de la anguila y parecían sincronizadas las dos, los que si se veía era cada vez más anguila dentro de ese coño, no entendía como podía "absorver" todo aquel animal dentro.
Mantuvo un buen rato la anguila en el coño hasta que animal cada vez se movía menos, supongo que asfixiada, digo yo, hasta que de un tirón se la arranco del coño tirándola al suelo donde quedo inerte, lo que no estaba inerte era el coño de ella, abierto, dilatado, completamente pringado de la grasa de la anguila y lo que nunca le había visto, palpitando, abriéndose y cerrándose como la boca de un pez fuera del agua.
El chino vio ese coño abierto con cara de embobado y poniendo los dedos de la mano en cuña empezó a metérsela en el coño, entre la grasa que tenía en sus manos y la del coño de mi esposa, la mano iba entrando poco a poco, pero sin pausa, el tío rotaba la mano a la vez que apretaba contra el coño que se iba abriendo poco a poco. Vi su mano entrarle hasta los nudillos, la parte más ancha de la mano y como desaparecían dentro del dilatado coño y a partir de aquí con solo un fuerte empujón la mano desapareció completamente dentro del coño de Montse.
Desde mi posición entre los hombres podía ver como movía la mano, sacándosela casi hasta los nudillos para volver a clavarla con fuerza, parecía que no tenia suficiente con meterla hasta la muñeca, además cuando la tenía dentro parecía verse mover los dedos en el pubis de ella....
Cuando desperté estábamos en la habitación de nuestro hotel, completamente desnudos sobre la cama, ella dormia placidamente, no habia ninguna prueba de lo que habia pasado aquella noche, pero al mirar su pubis pude ver un pequeño tatuaje, en la ingle, muy cerca de sus labios vaginales
busque su significado en google, solo tenia uno: OPIO