Mi amiga Vane

LUIS 1983

Miembro muy activo
Desde
10 Jul 2023
Mensajes
83
Reputación
152
Agosto de 2022.
Última conversación con mi eterna musa y amiga Vane…


  • A: Estaría bien quedar y exhibirme delante de ti… ¿te gustaría?
  • V: Cuando quieras…

Me llamo Alex, tengo 38 años, estoy casado y hace más de 13 años que conozco a mi amiga Vane.


Vane representa esa relación de amistad furtiva, casi inexistente, pero llena de confidencias y pecados… pecados camuflados detrás de una pantalla, casi siempre a partir de medianoche, cuando las confesiones se vuelven sinceras. Algunas noches terminamos hablando de sexo y de lo que podría haber sido si nos hubiéramos conocido en otra etapa de nuestras vidas. Momentos que quedan lejos de la realidad, pero muy cerca del pecado.


Vane tiene unos 40 años. Es muy divertida; a veces amante, a veces maternal, a veces fría, y otras, sorprendentemente ardiente. Como buena fémina y fiel reflejo de mi propia situación, en ocasiones se muestra distante ante mis intenciones; pero otras veces aparece su lado más caliente. Esos son los días en los que mis sueños húmedos se hacen realidad, y en los que intento sacarle la máxima información para alimentar mis imaginaciones en soledad.


Físicamente es de estatura media (yo tampoco soy Superman 😉), pelo castaño y media melena, labios carnosos y una sonrisa pícara capaz de dejar sin argumentos al mayor truhán del planeta.


Mi última confesión, después de tantos años, es que me gustaría quedar con ella, furtivamente, en un lugar donde ninguno corra peligro de comprometerse, y poder desnudarme para que ella disfrute… y yo también. ¿Ocurrirá?


Todo comenzó hace más de 13 años, en Badoo, detrás de un seudónimo que insinuaba algo parecido a “pequeñita”… Detrás de ese nombre había una chica sosteniendo un sombrero con una mano, dejando en sombra esa sonrisa traviesa.


Esa noche algo llamó mi atención, aunque no sabía todavía que ella se convertiría en mi musa y quizá en mi sueño inalcanzable durante muchos años.


Las primeras conversaciones fueron normales, extraoficiales para ambos, ya que los dos teníamos pareja. Pero poco a poco fueron derivando hacia lo sexual, hasta el punto de que me pasó fotos en bikini. Ella trabajaba en turnos de noche y, entre ratos, yo le escribía guarrerías que ella aceptaba…


Aquellas fotos insinuaban unos pechos grandes y naturales que yo imaginaba desnudos. Le confesé que era la musa de mis pajas, y creo que lo aceptaba con cierta gratitud.


Tras varias noches de confesiones…

Si os gusta sigo...
 
Sigue sigue... A mi me pasa algo similar a tu historia y creo que en breve se va a cumplir ese sueño después de tantos años
 
Año 2023.


Han pasado ya tres años desde el último escrito de aquel relato que parecía unaoportunidad, pero la vida —caprichosa e irónica— decidió que algo cambiaria… o no del todo.

Muchas cosas han cambiado, aunque otras siguen exactamente en el mismo punto. Yo continúo casado y, feliz en con mi pareja. Vane, por su parte, dejó atrás su soltería después de encontrar un buen novio, alguien que también venía de recomponerse de otra historia. Sin embargo, entre ella y yo, pese a las nuevas circunstancias, todo sigue conservando una textura muy similar… una especie de territorio emocional, furtivo que nunca acabamos de abandonar.

Hablamos prácticamente todos los días. Ella, como amiga. Yo… como un admirador silencioso y desesperado, aferrado a la necesidad de conversar con la persona que se ha convertido en mi musa imposible.

En cada conversación intento arrancar un detalle más, una palabra que me permita imaginar un encuentro, una versión alternativa de la vida donde podría liberar toda la intensidad que ella me despierta. Y aunque casi siempre me frena con una dulzura que roza lo maternal, otras veces —sin quererlo o tal vez queriéndolo— me sigue el juego, y esas grietas son suficientes para mantener viva la fogosidad que no sé dónde guardar.

Momentos que no desaparecen.

Momentos que me gustaría recordar.

Continuará…
 
Año 2023.


Han pasado ya tres años desde el último escrito de aquel relato que parecía unaoportunidad, pero la vida —caprichosa e irónica— decidió que algo cambiaria… o no del todo.

Muchas cosas han cambiado, aunque otras siguen exactamente en el mismo punto. Yo continúo casado y, feliz en con mi pareja. Vane, por su parte, dejó atrás su soltería después de encontrar un buen novio, alguien que también venía de recomponerse de otra historia. Sin embargo, entre ella y yo, pese a las nuevas circunstancias, todo sigue conservando una textura muy similar… una especie de territorio emocional, furtivo que nunca acabamos de abandonar.

Hablamos prácticamente todos los días. Ella, como amiga. Yo… como un admirador silencioso y desesperado, aferrado a la necesidad de conversar con la persona que se ha convertido en mi musa imposible.

En cada conversación intento arrancar un detalle más, una palabra que me permita imaginar un encuentro, una versión alternativa de la vida donde podría liberar toda la intensidad que ella me despierta. Y aunque casi siempre me frena con una dulzura que roza lo maternal, otras veces —sin quererlo o tal vez queriéndolo— me sigue el juego, y esas grietas son suficientes para mantener viva la fogosidad que no sé dónde guardar.

Momentos que no desaparecen.

Momentos que me gustaría recordar.

Continuará…
A todos nos gustaría tener una "Vane" ...
 
Atrás
Top Abajo