La mojigata novia de mi compañero

dom99

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19 Mar 2025
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Buenos días, os voy a relatar mi historia con la mojigata novia de mi compañero de universidad.

Carla era una niñata pija de 23 años. Con 1,65 de estatura tenía un cuerpo muy proporcionado. Era delgada, con unos pechos medianos y un culo que también iba en la misma línea, pero debido a su entrenamiento se la veía bastante firme. Aún así, lo que destacaba de ella era su melena rubia y la cara de malhostiada, pija y borde con la que iba por la vida.

Francisco, su novio, es un chaval de 1,85, delgado, con un tupé rubio y ojos azules. Era educado y culto, pero su prepotencia era en algunos casos insoportable. Presumía en redes de su posición socioeconómica, mostrando coches caros, viajes y un sinfín de lujos.

Yo soy un tío normal. Me crié en un contexto complejo, pero por suerte fui crítico y supe cuál era el camino correcto. Visto bien y me he preocupado por formarme y cultivarme, aunque se nota -según dicen- que soy una persona endurecida. Y tal vez sea cierto. Soy duro, disciplinado y de valores firmes. Físicamente mido 1,76 y peso unos 10kg por encima de mi altura, bastante musculado y tatuado, aunque esto último suelo ocultarlo con la ropa, porque sumado a mi cara de pocos amigos suele dar una imagen poco afable de mí, y de cara a hablar con alguien o encontrar trabajo crea un muro invisible.

Comenzamos con la historia, que aviso, es 100% verídica:

Todo comienza un martes, cuando entrenando en el gimnasio me llega un mensaje por Whatsapp de un número que no conozco:

- Hey tío, ¿qué tal?, ¿cómo ves el trabajo que hay que presentar mañana? Voy fatal eh, no sé por dónde cogerlo...
+ ¿Quién eres?
- Ahhh perdona por no decírtelo, soy Francisco. Vamos a derecho fiscal juntos.
+ El pijo o el friki?
- Jajajaja qué cabrón eres. Pues espero que el pijo jajajaja
+ Quieres que te pase el trabajo?
- Joder, no es eso. Es que no me da tiempo porque estoy súper liado y además no entiendo muy bien cómo quiere que lo hagamos (...)
+ No me gustan las vueltas, toma. No se lo pases a nadie y cambia las cosas que no se den cuenta. (Le envié el archivo)
- Pufff, no ha querido ayudarme nadie, muchas gracias eh. Te lo digo de verdad. Mañana te invito a una cerveza, que me has salvado el culo muchísimo
+ No hace falta, pero te lo agradezco

A partir de ahí, Francisco iba queriendo ser mi amigo. No sé el motivo, pero el chaval me iba como intentando agradar todo el día. Y la cerveza no se la acepté, pero puso una historia en Whatsapp en una piscina chulísima y le respondí: "Y otros pasando calor, anda que invitas". Y tras varios mensajes, quedamos en que me invitaba al día siguiente por la tarde. Yo, sin pisar una piscina años, la verdad que tenía ganas. De hecho, me tuve que comprar un bañador porque el que tenía ni me entraba.

Llegué allí y lo cierto es que el casoplón metía miedo. Primero tomamos una cerveza en una zona de chill out con una fuente y lo cierto es que Francisco era muy amable. Carla no lo era tanto. Su función parecía más la de una modelo o chica de revista que la de una persona. Sus respuestas eran superficiales, hasta que pasamos a hablar de aficiones.

- ¿Y qué aficiones tenéis los pijos? dije con tono gracioso.
+ Pues las mismas que los demás... viajar, salir a cenar y todo eso... ¿y tú?
- Artes marciales, gimnasio, rutas en moto...
+ Buaf, moto!! A mí me encantan las deportivas -dijo Carla-

Yo le enseñé una foto de la GSXR que llevaba en aquel momento y ella alucinó. Me dijo que le encantaba y ojalá algún día llevar una así. Como mucho te veo para llevar una vespa -le respondí en tono burlesco-

Tras unas risas, ellos pasaron a la piscina y yo fui al aseo a cambiarme. Me puse el bañador negro, que dejaba al descubierto mis piernas tatuadas y me quité la camiseta -ancha, como siempre llevaba- y dejé a la vista mi torso, bastante musculado y lleno de tinta.

Al llegar a la zona de piscina, Francisco exclamó: "Joder chaval, estás fuerte ehhhh!!" Mientras que Carla parecía ruborizarse, mirando de vez en cuando y de reojo.

Lo cierto es que se estaba genial, pero aquello duró menos de 10 minutos, porque Fran fue requerido por su padre para hacer unas gestiones de urgencia y por su insistencia, allí me quedé con la chavala, que me miraba con unos ojos de reticencia, a la vez que duda.

- Carla, no te voy a pegar dos tiros aunque me veas así. Si tienes alguna duda, me la preguntas.
+ No, no. Lo sé, lo sé jajajaja.
- Pues venga, suelta...
+ Es como que me choca... muchos tatuajes, cicatrices... por qué son? es como cuando en las películas sale uno de la cárcel jajajaja
- Pues no me crié en una familia como la tuya, ni en una urbanización privada. He tenido amigos que ahora están metidos en la droga, me he metido en muchas peleas... pues lo típico de esas zonas, pero al final entiendes cuál es el el camino que debes seguir.

Ella se centró en una cicatriz que llevo en el torso, no le quitaba la vista. Y es que era una chica observadora, porque iba tapada con uno de tantos tatuajes.

- Tócala -le cogí la mano y la puse sobre ella-
+ Uf, ya ves. Eso fue profundo, eh. Dios... -lo decía mientras la acariciaba con un gesto de querer y no deber-


Si os está gustando, continuaré. Tengo que trabajar.
 
Buenos días, os voy a relatar mi historia con la mojigata novia de mi compañero de universidad.

Carla era una niñata pija de 23 años. Con 1,65 de estatura tenía un cuerpo muy proporcionado. Era delgada, con unos pechos medianos y un culo que también iba en la misma línea, pero debido a su entrenamiento se la veía bastante firme. Aún así, lo que destacaba de ella era su melena rubia y la cara de malhostiada, pija y borde con la que iba por la vida.

Francisco, su novio, es un chaval de 1,85, delgado, con un tupé rubio y ojos azules. Era educado y culto, pero su prepotencia era en algunos casos insoportable. Presumía en redes de su posición socioeconómica, mostrando coches caros, viajes y un sinfín de lujos.

Yo soy un tío normal. Me crié en un contexto complejo, pero por suerte fui crítico y supe cuál era el camino correcto. Visto bien y me he preocupado por formarme y cultivarme, aunque se nota -según dicen- que soy una persona endurecida. Y tal vez sea cierto. Soy duro, disciplinado y de valores firmes. Físicamente mido 1,76 y peso unos 10kg por encima de mi altura, bastante musculado y tatuado, aunque esto último suelo ocultarlo con la ropa, porque sumado a mi cara de pocos amigos suele dar una imagen poco afable de mí, y de cara a hablar con alguien o encontrar trabajo crea un muro invisible.

Comenzamos con la historia, que aviso, es 100% verídica:

Todo comienza un martes, cuando entrenando en el gimnasio me llega un mensaje por Whatsapp de un número que no conozco:

- Hey tío, ¿qué tal?, ¿cómo ves el trabajo que hay que presentar mañana? Voy fatal eh, no sé por dónde cogerlo...
+ ¿Quién eres?
- Ahhh perdona por no decírtelo, soy Francisco. Vamos a derecho fiscal juntos.
+ El pijo o el friki?
- Jajajaja qué cabrón eres. Pues espero que el pijo jajajaja
+ Quieres que te pase el trabajo?
- Joder, no es eso. Es que no me da tiempo porque estoy súper liado y además no entiendo muy bien cómo quiere que lo hagamos (...)
+ No me gustan las vueltas, toma. No se lo pases a nadie y cambia las cosas que no se den cuenta. (Le envié el archivo)
- Pufff, no ha querido ayudarme nadie, muchas gracias eh. Te lo digo de verdad. Mañana te invito a una cerveza, que me has salvado el culo muchísimo
+ No hace falta, pero te lo agradezco

A partir de ahí, Francisco iba queriendo ser mi amigo. No sé el motivo, pero el chaval me iba como intentando agradar todo el día. Y la cerveza no se la acepté, pero puso una historia en Whatsapp en una piscina chulísima y le respondí: "Y otros pasando calor, anda que invitas". Y tras varios mensajes, quedamos en que me invitaba al día siguiente por la tarde. Yo, sin pisar una piscina años, la verdad que tenía ganas. De hecho, me tuve que comprar un bañador porque el que tenía ni me entraba.

Llegué allí y lo cierto es que el casoplón metía miedo. Primero tomamos una cerveza en una zona de chill out con una fuente y lo cierto es que Francisco era muy amable. Carla no lo era tanto. Su función parecía más la de una modelo o chica de revista que la de una persona. Sus respuestas eran superficiales, hasta que pasamos a hablar de aficiones.

- ¿Y qué aficiones tenéis los pijos? dije con tono gracioso.
+ Pues las mismas que los demás... viajar, salir a cenar y todo eso... ¿y tú?
- Artes marciales, gimnasio, rutas en moto...
+ Buaf, moto!! A mí me encantan las deportivas -dijo Carla-

Yo le enseñé una foto de la GSXR que llevaba en aquel momento y ella alucinó. Me dijo que le encantaba y ojalá algún día llevar una así. Como mucho te veo para llevar una vespa -le respondí en tono burlesco-

Tras unas risas, ellos pasaron a la piscina y yo fui al aseo a cambiarme. Me puse el bañador negro, que dejaba al descubierto mis piernas tatuadas y me quité la camiseta -ancha, como siempre llevaba- y dejé a la vista mi torso, bastante musculado y lleno de tinta.

Al llegar a la zona de piscina, Francisco exclamó: "Joder chaval, estás fuerte ehhhh!!" Mientras que Carla parecía ruborizarse, mirando de vez en cuando y de reojo.

Lo cierto es que se estaba genial, pero aquello duró menos de 10 minutos, porque Fran fue requerido por su padre para hacer unas gestiones de urgencia y por su insistencia, allí me quedé con la chavala, que me miraba con unos ojos de reticencia, a la vez que duda.

- Carla, no te voy a pegar dos tiros aunque me veas así. Si tienes alguna duda, me la preguntas.
+ No, no. Lo sé, lo sé jajajaja.
- Pues venga, suelta...
+ Es como que me choca... muchos tatuajes, cicatrices... por qué son? es como cuando en las películas sale uno de la cárcel jajajaja
- Pues no me crié en una familia como la tuya, ni en una urbanización privada. He tenido amigos que ahora están metidos en la droga, me he metido en muchas peleas... pues lo típico de esas zonas, pero al final entiendes cuál es el el camino que debes seguir.

Ella se centró en una cicatriz que llevo en el torso, no le quitaba la vista. Y es que era una chica observadora, porque iba tapada con uno de tantos tatuajes.

- Tócala -le cogí la mano y la puse sobre ella-
+ Uf, ya ves. Eso fue profundo, eh. Dios... -lo decía mientras la acariciaba con un gesto de querer y no deber-


Si os está gustando, continuaré. Tengo que trabajar.
Sigue 🙏🏼
 
Buenos días, os voy a relatar mi historia con la mojigata novia de mi compañero de universidad.

Carla era una niñata pija de 23 años. Con 1,65 de estatura tenía un cuerpo muy proporcionado. Era delgada, con unos pechos medianos y un culo que también iba en la misma línea, pero debido a su entrenamiento se la veía bastante firme. Aún así, lo que destacaba de ella era su melena rubia y la cara de malhostiada, pija y borde con la que iba por la vida.

Francisco, su novio, es un chaval de 1,85, delgado, con un tupé rubio y ojos azules. Era educado y culto, pero su prepotencia era en algunos casos insoportable. Presumía en redes de su posición socioeconómica, mostrando coches caros, viajes y un sinfín de lujos.

Yo soy un tío normal. Me crié en un contexto complejo, pero por suerte fui crítico y supe cuál era el camino correcto. Visto bien y me he preocupado por formarme y cultivarme, aunque se nota -según dicen- que soy una persona endurecida. Y tal vez sea cierto. Soy duro, disciplinado y de valores firmes. Físicamente mido 1,76 y peso unos 10kg por encima de mi altura, bastante musculado y tatuado, aunque esto último suelo ocultarlo con la ropa, porque sumado a mi cara de pocos amigos suele dar una imagen poco afable de mí, y de cara a hablar con alguien o encontrar trabajo crea un muro invisible.

Comenzamos con la historia, que aviso, es 100% verídica:

Todo comienza un martes, cuando entrenando en el gimnasio me llega un mensaje por Whatsapp de un número que no conozco:

- Hey tío, ¿qué tal?, ¿cómo ves el trabajo que hay que presentar mañana? Voy fatal eh, no sé por dónde cogerlo...
+ ¿Quién eres?
- Ahhh perdona por no decírtelo, soy Francisco. Vamos a derecho fiscal juntos.
+ El pijo o el friki?
- Jajajaja qué cabrón eres. Pues espero que el pijo jajajaja
+ Quieres que te pase el trabajo?
- Joder, no es eso. Es que no me da tiempo porque estoy súper liado y además no entiendo muy bien cómo quiere que lo hagamos (...)
+ No me gustan las vueltas, toma. No se lo pases a nadie y cambia las cosas que no se den cuenta. (Le envié el archivo)
- Pufff, no ha querido ayudarme nadie, muchas gracias eh. Te lo digo de verdad. Mañana te invito a una cerveza, que me has salvado el culo muchísimo
+ No hace falta, pero te lo agradezco

A partir de ahí, Francisco iba queriendo ser mi amigo. No sé el motivo, pero el chaval me iba como intentando agradar todo el día. Y la cerveza no se la acepté, pero puso una historia en Whatsapp en una piscina chulísima y le respondí: "Y otros pasando calor, anda que invitas". Y tras varios mensajes, quedamos en que me invitaba al día siguiente por la tarde. Yo, sin pisar una piscina años, la verdad que tenía ganas. De hecho, me tuve que comprar un bañador porque el que tenía ni me entraba.

Llegué allí y lo cierto es que el casoplón metía miedo. Primero tomamos una cerveza en una zona de chill out con una fuente y lo cierto es que Francisco era muy amable. Carla no lo era tanto. Su función parecía más la de una modelo o chica de revista que la de una persona. Sus respuestas eran superficiales, hasta que pasamos a hablar de aficiones.

- ¿Y qué aficiones tenéis los pijos? dije con tono gracioso.
+ Pues las mismas que los demás... viajar, salir a cenar y todo eso... ¿y tú?
- Artes marciales, gimnasio, rutas en moto...
+ Buaf, moto!! A mí me encantan las deportivas -dijo Carla-

Yo le enseñé una foto de la GSXR que llevaba en aquel momento y ella alucinó. Me dijo que le encantaba y ojalá algún día llevar una así. Como mucho te veo para llevar una vespa -le respondí en tono burlesco-

Tras unas risas, ellos pasaron a la piscina y yo fui al aseo a cambiarme. Me puse el bañador negro, que dejaba al descubierto mis piernas tatuadas y me quité la camiseta -ancha, como siempre llevaba- y dejé a la vista mi torso, bastante musculado y lleno de tinta.

Al llegar a la zona de piscina, Francisco exclamó: "Joder chaval, estás fuerte ehhhh!!" Mientras que Carla parecía ruborizarse, mirando de vez en cuando y de reojo.

Lo cierto es que se estaba genial, pero aquello duró menos de 10 minutos, porque Fran fue requerido por su padre para hacer unas gestiones de urgencia y por su insistencia, allí me quedé con la chavala, que me miraba con unos ojos de reticencia, a la vez que duda.

- Carla, no te voy a pegar dos tiros aunque me veas así. Si tienes alguna duda, me la preguntas.
+ No, no. Lo sé, lo sé jajajaja.
- Pues venga, suelta...
+ Es como que me choca... muchos tatuajes, cicatrices... por qué son? es como cuando en las películas sale uno de la cárcel jajajaja
- Pues no me crié en una familia como la tuya, ni en una urbanización privada. He tenido amigos que ahora están metidos en la droga, me he metido en muchas peleas... pues lo típico de esas zonas, pero al final entiendes cuál es el el camino que debes seguir.

Ella se centró en una cicatriz que llevo en el torso, no le quitaba la vista. Y es que era una chica observadora, porque iba tapada con uno de tantos tatuajes.

- Tócala -le cogí la mano y la puse sobre ella-
+ Uf, ya ves. Eso fue profundo, eh. Dios... -lo decía mientras la acariciaba con un gesto de querer y no deber-


Si os está gustando, continuaré. Tengo que trabajar.
Sigue sigue, tiene pintón
 
Continúo.

Tras tocar mi cicatriz, sus ojos ya no eran de duda o de incertidumbre. Su mirada había cambiado de aquella malhumorada a una dócil y obediente.

- Se dice por clase que te has tirado a dos o tres y yo creo que sé quienes son, me dijo.
+ Puede ser...
- Si son las que pienso, son más pijas que yo y todo, y eso que tengo el listón alto
+ Probablemente lo sean, pero vamos... que la mayoría de las pijas acabáis enchochaditas cuando os ponen firmes
- Pues perdona, pero yo no soy así... y quiero mucho a mi Francisco
+ Pero a una vuelta en la moto no me dirías que no
- Eso es otra cosa... jajajajaja. Me la darías?
+ No creo, si te soy sincero

Entre bromas fue pasando la tarde y cayó la noche. La llamó su padre porque tenía que volver a casa para algo y Francisco aún no había vuelto para llevarla, así que le dije:

- Si tienes un casco, te llevo
+ Fran tiene uno que era de su hermana, que tenía una scooter. Lo busco?
- Sí
+ Con que no me ibas a dar una vuelta y al final... jajajaja
- Me sabe mal que te tengas que estar esperando. No me hagas cambiar de idea

Cogió el casco, salimos y arranqué la moto. Ella alucinaba con el sonido que tenía, y de hecho le dio algo de miedo.

Me subí a la moto y ella fue detrás, rodeando mi abdomen alto con sus brazos y salimos. El viaje no duró más de 10 minutos en los que dice que se lo pasó como loca. Y en la puerta de su casa, aún más impresionante que la de Francisco, para despedirme de ella le di dos besos mientras la cogía de la cadera. Uno de ellos muy cerca de la comisura de sus labios, al que me respondió con la mirada de una adolescente enamorada.
 
Continúo.

Tras tocar mi cicatriz, sus ojos ya no eran de duda o de incertidumbre. Su mirada había cambiado de aquella malhumorada a una dócil y obediente.

- Se dice por clase que te has tirado a dos o tres y yo creo que sé quienes son, me dijo.
+ Puede ser...
- Si son las que pienso, son más pijas que yo y todo, y eso que tengo el listón alto
+ Probablemente lo sean, pero vamos... que la mayoría de las pijas acabáis enchochaditas cuando os ponen firmes
- Pues perdona, pero yo no soy así... y quiero mucho a mi Francisco
+ Pero a una vuelta en la moto no me dirías que no
- Eso es otra cosa... jajajajaja. Me la darías?
+ No creo, si te soy sincero

Entre bromas fue pasando la tarde y cayó la noche. La llamó su padre porque tenía que volver a casa para algo y Francisco aún no había vuelto para llevarla, así que le dije:

- Si tienes un casco, te llevo
+ Fran tiene uno que era de su hermana, que tenía una scooter. Lo busco?
- Sí
+ Con que no me ibas a dar una vuelta y al final... jajajaja
- Me sabe mal que te tengas que estar esperando. No me hagas cambiar de idea

Cogió el casco, salimos y arranqué la moto. Ella alucinaba con el sonido que tenía, y de hecho le dio algo de miedo.

Me subí a la moto y ella fue detrás, rodeando mi abdomen alto con sus brazos y salimos. El viaje no duró más de 10 minutos en los que dice que se lo pasó como loca. Y en la puerta de su casa, aún más impresionante que la de Francisco, para despedirme de ella le di dos besos mientras la cogía de la cadera. Uno de ellos muy cerca de la comisura de sus labios, al que me respondió con la mirada de una adolescente enamorada.
Bfff sigue porque esto está siendo morboso no, lo siguiente
 
Continúo.

Tras tocar mi cicatriz, sus ojos ya no eran de duda o de incertidumbre. Su mirada había cambiado de aquella malhumorada a una dócil y obediente.

- Se dice por clase que te has tirado a dos o tres y yo creo que sé quienes son, me dijo.
+ Puede ser...
- Si son las que pienso, son más pijas que yo y todo, y eso que tengo el listón alto
+ Probablemente lo sean, pero vamos... que la mayoría de las pijas acabáis enchochaditas cuando os ponen firmes
- Pues perdona, pero yo no soy así... y quiero mucho a mi Francisco
+ Pero a una vuelta en la moto no me dirías que no
- Eso es otra cosa... jajajajaja. Me la darías?
+ No creo, si te soy sincero

Entre bromas fue pasando la tarde y cayó la noche. La llamó su padre porque tenía que volver a casa para algo y Francisco aún no había vuelto para llevarla, así que le dije:

- Si tienes un casco, te llevo
+ Fran tiene uno que era de su hermana, que tenía una scooter. Lo busco?
- Sí
+ Con que no me ibas a dar una vuelta y al final... jajajaja
- Me sabe mal que te tengas que estar esperando. No me hagas cambiar de idea

Cogió el casco, salimos y arranqué la moto. Ella alucinaba con el sonido que tenía, y de hecho le dio algo de miedo.

Me subí a la moto y ella fue detrás, rodeando mi abdomen alto con sus brazos y salimos. El viaje no duró más de 10 minutos en los que dice que se lo pasó como loca. Y en la puerta de su casa, aún más impresionante que la de Francisco, para despedirme de ella le di dos besos mientras la cogía de la cadera. Uno de ellos muy cerca de la comisura de sus labios, al que me respondió con la mirada de una adolescente enamorada.
Muy buena.... La pija cae en dos vueltas más con la moto... 🤣🔥🔥👍
 
Prosigo.

Los días sucesivos en clase fueron cercanos con Fran y lejanos con ella. Me miraba de reojo y apartaba la mirada, y de hecho, en una exposición la miré y comenzó a trabarse. Estaba nerviosa, y eso era signo de algo.

Pasaron un total de cinco días y fui invitado de nuevo, esta vez a casa de Carla por parte de ambos. Por dentro era amplia, de estilo minimalista y prácticamente había eco de lo grande que era. De hecho, creo recordar que tenía un total de 6 aseos y que el número de habitaciones era aún superior. Con una zona ajardinada preciosa, presidida por una piscina con chorros, jacuzzi... una verdadera pasada.

Llegué a eso de las 17h y llamé a Francisco para que me abriera. Cortésmente, me acompañó a la piscina, no sin antes decirme dónde se encontraban los aseos, la cocina... invitándome a que me sintiera como en casa. Y llegamos a la zona exterior. Carla estaba abstraída en la zona de jacuzzi y no nos oyó llegar. Al verme se puso algo nerviosa, más aún cuando me metí y le di dos besos, y oculto por las burbujas, agarré su cintura.

Tras cada sorbo del cocktail que tenía siempre a mano se iba soltando más y más. Las risas comenzaron de nuevo, y aquél juego en el que yo los acusaba de ser unos pijos y ellos a mí de lo contrario volvía a aflorar hasta llegar al punto en el que dije que nunca había probado una de esas bebidas que ellos tomaban. Rieron y Carla salió a prepararme uno. Iba con un bikini negro con detalles metálicos dorados que mantendría hasta el final del día

La bebida no estaba mala, pero entre que yo no soy de beber mucho y que cuando bebo son alcoholes más duros y secos, me pareció algo "para nenas como tú", como le dije a Francisco.

Picado, me preguntó que yo que bebía. El comentario le había herido pese a no haber sido mi intención. Le dije que entre amigos hacíamos algún tipo de apuesta, reto o juego. Pulsos, "peleas", dardos... y el que perdiera se tenía que tomar un vaso -que es como un chupito y medio- de jaggermeister.

Dolido por el ego, preguntó a Carla si tenía y su respuesta fue negativa, pero sacó una botella de Whisky.

Las reglas eran claras:

1. Cada uno elegiría una prueba de forma alterna
2. El juego solo acaba por rendición de uno de ambos o la ganaba el primero que llegase a 15
3. A mitad de la partida cada uno tiene que pensar qué quiere de premio si el otro se rinde o pierde. De no aceptar, el juego sigue
4. Carla sería la jueza de todo

La primera prueba la eligió Francisco. Una partida a 10 puntos en una mesa de ping-pong, que pese a empezar perdiendo 7-1, acabé ganando 10-8. No le hizo gracia, pero se tomó su chupito mientras me llamaba cabrón.

La segunda, elegida por mí, fue hacer el máximo número de flexiones. Mientras que Fran hizo 12 mal hechas, yo hice 64. Y otro chupito que se tomaba.

Así fue sucediéndose el juego, pero llegó un punto en el que me dio una cierta pena. Al final, hostia... su novia estaba ahí y yo lo estaba apalizando a un punto que parecía que el chaval era un inútil en cualquier cosa, y no es cierto, pero yo soy extremadamente competitivo. Por esa cuestión, decidí dejarlo ganar en varias partidas.

Él se fue subiendo cada vez más y llegó un punto en el que no me hizo ninguna gracia. La competitividad está bien, pero las faltas de respeto, ver que se creía superior a mí, las miradas por encima del hombro... estaba aflorando un verdadero gilipollas de manual, hasta el punto que Carla le tuvo que recriminar en varias ocasiones su actitud. Algo a lo que además de hacer caso omiso, le contestaba con un desprecio descomunal.

Comencé de nuevo a jugar en serio y le empaté 7-7. Ahí, le dije: Venga, ¿qué quieres apostar? Gana el que llegue a 15 puntos o rendición del otro.

+ Tu moto, que me dejes tu moto un rato
- Los huevos te voy a dejar la moto
+ Ves, como sabes que vas a perder... jajajaja
- Si yo te dejo la moto, tú a mí qué? me das tu casa, a tu novia o qué? la moto es mucho, gilipollas
+ Lo que quieras, si vas a caer
* ¿Me estás apostando, Fran?
+ Si va a perder, tú no te preocupes
- Será si quiere ella, que estás hecho un feminista
* Pues por mí, sí. Unos besos o algo así sí.
- Venga, te dejo la moto si ganas

Francisco no esperaba esa respuesta, de hecho, se quedó algo parado. Creo que en su mente, Carla pararía el juego y se negaría, pero no pasó así.

Mi estrategia era clara. Yo elegiría pruebas de fuerza y de esa forma era imposible perder alguna de ellas. De esa forma, llevándome la victoria tan solo en una de las pruebas elegidas por Fran, el triunfo era mío.

Y partida a partida, Francisco iba perdiendo la esperanza. Fui el último en elegir, yendo 14-9 y le propuse un pulso, que como se puso pesado, permití que fuera en su caso ayudándose del otro brazo. Aún así, conseguí lo que me propuse ante la atónita mirada de Carla y la expresión frustrada y decaída de su novio.
 
No nos dejes así!!!! Me encanta cómo se desarrolla y como nos lo cuentas, deseando ver como continuó la historia, entre el ciego que llevaría Francisco y lo cachonda que tendría que estar Carla por verte ganarlo todo a partir de que ella era el premio esto promete
 
Está claro que esto empezará co.o un juego, pero habrá más, mucho más, porque es evidente la atracción que hay entre los dos.
 

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