En la Boda

Dreamsex

Miembro
Desde
26 Jul 2023
Mensajes
8
Reputación
54
Buenas a todos,
me atrevo a publicar un relato que escribí hace ya bastante tiempo y que ahora he recuperado para corregirlo, e intentar mejorarlo.
Como es lógico, se aceptan todo tipo de críticas (sobre todo si son constructivas), e ideas.
El relato consta, inicialmente, de 2 capítulos.
Espero que os guste.

Parte 1

Es un sábado soleado, los dos estamos en la misma boda, tú vienes por parte de la novia y yo vengo por parte del novio, eso si, venía acompañado de mi mujer. No nos conocemos de nada y nuestro primer encuentro se remonta a la despedida de solteros conjunta que hicieron los novios el fin de semana anterior, donde nuestras miradas se cruzaron en infinidad de veces y donde tu cara y tu cuerpo se me quedaron clavados en la mente.

Ese día sólo pudimos cruzar unos leves saludos, pero fueron suficientes como para que tu dulce voz fuera una maravillosa sinfonía de notas perfectamente dispuestas para mis oídos.

Tú vas vestida de forma espectacular, eres sin duda y, con permiso de la novia, la verdadera reina de la boda, el centro de todas las miradas, las masculinas de lascivia y las femeninas de envidia y, por supuesto la culpable de todos y cada uno de los sueños eróticos y en ocasiones casi pornográficos que me han invadido durante la última semana.

El largo vestido deja al descubierto tu espalda dejando entrever el inicio de un maravilloso culo, además el escote y el talle del vestido moldean la perfección de tus tetas, su redondez y la excitación momentánea de tus pezones, indicación clara de que no llevas sujetador. Todo ello provoca que la imaginación haga su trabajo y entre todos los invitados se noten más de una polla empalmada por tu culpa.

Hoy me he propuesto que seas mía, de nadie más, pues deseo tener entre mis manos y mi boca esas tetas perfectas, poder comerme tu boca, acariciar tu culo y follarte como te mereces. No sé cómo lo haré, pues mi mujer está conmigo, pero se me ha metido en la cabeza conseguirlo.

Antes de la ceremonia nos cruzamos varias miradas de complicidad, tú estás con tu grupo de amigas y nosotros con nuestro grupo de amigos, pero ambos nos hemos colocado estratégicamente para que podamos vernos y mirarnos.

Yo aprovecho para guiñarte un ojo y sonreírte, tú por tu parte me dedicas una pícara mirada acompañada de una leve sonrisa, dejando entrever tus preciosos dientes blancos, al tiempo que estiras tu vestido, remarcando aún más tu figura.

Nosotros entramos a la ceremonia antes y nos colocamos en la mitad de los bancos dispuestos para los invitados, al poco rato entras tú, me buscas con la mirada y al localizarme te colocas justo en la fila delantera a la mía, con lo que durante toda la ceremonia me dedico a admirar tu precioso culo, advirtiendo cuando te sientas la silueta del tanga que llevas puesto. Tus movimientos al sentarte y levantarte provocan, muchas veces de manera premeditada por tu parte, que tu silueta se marque más aún y tus tetas y culo queden más expuestos.

Al salir de la ceremonia yo estoy cardiaco, procuro disimular como puedo la erección que me has provocado con la sola visión de tu perfecta anatomía moviéndose delante de mí, enfundada en el maravilloso vestido que has elegido.

En la salida te busco con la mirada, y también premeditadamente, nos acercamos hasta donde tú estás con la excusa de saludar a la gente que se encuentra en tu grupo, pues con algunas chicas estuvo hablando animadamente mi mujer el pasado fin de semana.

Cuando te saludo con los dos besos de rigor aprovecho para agarrarte de la cintura, y palpar tu cuerpo, bajando por un par de segundos mi mano hasta tu culo, tú no protestas, lo cual me sirvió como señal de que tenía permiso y vía libre para ir a por ti esta tarde-noche.

En el saludo también aproveché para soplarte suavemente en el oído y en el cuello, haciendo que tu piel se erizase y tus pezones se marcasen aún más en la fina tela de tu vestido.

Mi mujer se dedica a saludar al resto del grupo de amigas, sin darse cuenta del pequeño juego que tenemos entre los dos. Es peligroso, pero eso le añade morbo y el premio final merece la pena.

Nos ponemos a hablar tú y yo animadamente, pero con una voz susurradora para que sólo nos oigamos nosotros, aprovechando ese momento de soledad me acerco a tu oído y te susurro:

“Me has puesto como una moto, y lo has hecho a propósito, esta noche no te escapas sin que te de tu ración de polla, zorrita”.

Tu sonrisa me demuestra que te ha gustado y estás deseosa de que cumpla con mi promesa, al momento me replicas:

  • “¿Acaso me estás diciendo que quieres follarme?, jajajajaja
  • “No, no te estoy diciendo que quiera follarte, sino que voy a follarte y que vas a disfrutar como nunca en tu vida”
  • “Jajajaja, eso tendrás que demostrarlo, que luego se os va a todos la fuerza por la boca”.
  • “No te preocupes que te lo demostraré”
Y diciendo eso puse mi mano sobre tu culo, dándote una suave palmada para que te hizo dar un respingo justo en el momento en que me acercaba al resto de gente para los saludos protocolarios, y de paso no levantar demasiadas sospechas.

El resto del tiempo hasta llegar al salón donde se celebraba el banquete pasó sin grandes novedades, más que alguna mirada lasciva por ambas partes y varias insinuaciones por la tuya, que no hacían otra cosa que calentarme sobremanera.

Al llegar al salón de celebraciones, nos encontramos que primero había un cóctel de recepción que duraba una hora, aproximadamente, allí nos buscamos rápidamente con la mirada hasta que nos encontramos.

Tú te diriges a la barra a por una bebida, mientras que yo aprovecho la excusa para ir a por otra para mí también.

En el pequeño tumulto de gente que hay para pedir bebidas nos colocamos tú delante y yo detrás, lo que aprovecho para apoyarme en tu culo y cogerte bien por la cintura, al tiempo que te soplo suavemente en la nuca….quiero que te excites y para eso bajo disimuladamente una mano metiéndola por dentro de tu vestido y alcanzando con mis dedos tu tanga, aprovechándome de la sensual abertura lateral del vestido.

Se te nota claramente la humedad producto de la excitación, pues tu tanga está ya húmeda. Notas como mis dedos empiezan a jugar en tu coñito, primero por encima del tanga pasando de arriba abajo y presionando levemente con la punta de mis dedos.

Nos toca pedir la bebida, cada uno solicita la suya, y mientras nos la preparan me acerco a tu oído, aún con mi dedo jugando en tu coñito y te digo:

  • “He visto que a la entrada de los salones hay una sala vacía donde no entra nadie, te veo allí en cinco minutos…….”
Y al mismo tiempo meto un par de dedos en tu coño, haciendo que te estires y dificultándote el guardar las formas, sin embargo tú me respondes con una sonrisa y un “pensé que eras maricón y no querías un buen polvo, allí estaré y espero que cumplas bien”.

Cada uno recoge la copa que ha pedido y se va hacia el grupo de amigos con el que está, pero sin dejar de dirigirnos miradas pícaras continuamente.

Al poco tiempo me levanto con la excusa de una llamada urgente y me voy hacia nuestro lugar de encuentro, mirándote de reojo para ver qué es lo que haces tú, que me sorprendes levantándote y dirigiéndote también al mismo lugar donde estoy yo.

Llego hasta la puerta del salón indicado, miro a ambos lados y en cuanto estás justo detrás de mi abro con rapidez y nos metemos dentro, cerrando con cuidado para que no nos oiga nadie.

Nada más darme la vuelta te veo de pie, mirándome, me acero a ti y con furia empiezo a comerte la boca, metiendo mi lengua todo lo que puedo dentro de tu boca, recorriéndola de arriba abajo, al tiempo que te muerdo los labios, primero el de arriba y luego cogiendo el labio de abajo con mis dientes. Tu lengua tampoco se queda quieta, la mueves con rapidez por toda mi boca. Parece que queramos hacer un mapa de nuestras bocas.

Mis manos recorren todo tu cuerpo con rapidez y furia, mientras que las tuyas hacen lo mismo en mi cuerpo. En un momento acerco mis manos a tu culo y a tus piernas y empiezo a subirte el precioso vestido que llevas puesto.

En cuanto lo he subido lo suficiente cojo tus piernas y te las levanto, quedando enganchada a mi por la cintura con tus piernas, empiezo a andar un poco y te apoyo con brusquedad en una mesa que había en la estancia. Por suerte estaba perfectamente limpia y era suficientemente robusta. Mientras tanto, tú habías aprovechado para sacarme la polla del pantalón, la excitación ha hecho que la lleve totalmente empalmada y en cuanto te he sentado en la mesa, aparto un poco tu tanga y… de un golpe te la meto hasta dentro.

Tu grito, mezcla de placer y mezcla de sorpresa queda ahogado en mi boca, ya que en ningún momento he dejado de comértela.

Ahora marco un ritmo desenfrenado, sacando mi polla de tu interior casi al completo y embistiéndote con fuerza al segundo siguiente, lo que hace que subas y bajes acompañando el movimiento de penetración al que te estoy sometiendo.

En esta posición, aprovecho para deslizar un poco la parte superior del vestido y así sacarte las maravillosas tetas que tienes, las cuales acaricio, amaso y beso en un primer momento, para luego comérmelas al ritmo dela follada. Mi lengua y dientes juegan en tus pezones, que ya están totalmente erectos.

Aprovechando que tus labios se encuentran libres me pides que te de más:

  • Tú: “Dame más cabrón, fóllame como la zorra que soy, quiero tu polla bien dentro”
  • Yo: “ Toma zorra, te gusta que te follen así, verdad guarra?, mira que eres puta, llevas pidiendo polla desde que nos vimos, pues aquí la tienes, disfrútala”.
  • Tú: “Ahhhhh, cabrón, me estás matando, si paras te la corto hijoputa….sigue follándome así”.
  • Yo: “Tranquila zorrita, que vas a tener polla siempre que quieras”
Tus suspiros delatan que te gusta y que tu corrida está cercana, yo mientas sigo manteniendo el fuerte ritmo de penetración.

En un momento te anuncio que estoy a punto de correrme, tú me indicas que también que no me pare, pero que no me corra dentro…….

Sigo empujándote con fuerza, de pronto noto que te tensas, me agarras con más fuerza y empiezas a gritar, teniendo que taparte la boca con mi lengua y mis labios……te estás corriendo como una perra, me encanta verte así.

Cuando terminas de correrte me miras a los ojos y me dices: “un polvo genial cabrón, pero ahora me toca a mi hacerte disfrutar”.

Te sacas mi polla de tu coñito te agachas y así, con el vestido en la cintura empiezas a comerme la polla con ansia, es la mejor mamada que me han hecho en mi vida……pronto empiezo a gemir y te digo que me voy a correr……no quiero que te manches y por eso hay que avisar con tiempo.

Sin embargo tú me sorprendes de nuevo y, cuando me voy a correr haces que los primeros chorros caigan en tu boca, pero de pronto te sacas la polla de la boca, bajas el escote de tu vestido y apuntando a tus maravillosas tetas dejas que me termine de correr en ellas, esparciendo luego toda mi leche por ellas.

Finalmente nos besamos de nuevo con pasión, como queriendo comernos el uno al otro, mientras tú terminabas de esparcir mi leche por encima de tus tetas para finalmente ponerte de nuevo tu precioso vestido, cubriendo la humedad de mi corrida con él. Has decidido llevar mi “perfume” durante todo el día. Eres una excitante putita.

Justo cuando estábamos en la puerta para irnos te acercas a mi oido y me susurras: “esto hay que repetirlo, que ha sido muy rápido y quiero disfrutar más de esa polla tan estupenda”.

Mi respuesta no se hizo esperar y lamiéndote la oreja y el cuello te respondo: “tendrás rabo siempre que quieras zorrita.”

Me sonríes y metiendo tus manos bajo tu falda te quitas el tanga mientras te miro con algo de sorpresa……me lo entregas y me dices: “es mi ramo de novia… que mejor en una boda que llevártelo de recuerdo, no?”. Lo guardé en uno de los bolsillos de mi chaqueta.

En ese momento salimos y volvimos con el resto de la gente.
 
Mientras no se entere su mujer, no habrá problema. Interesante este primer capítulo.
 
Buenas a todos,
me atrevo a publicar un relato que escribí hace ya bastante tiempo y que ahora he recuperado para corregirlo, e intentar mejorarlo.
Como es lógico, se aceptan todo tipo de críticas (sobre todo si son constructivas), e ideas.
El relato consta, inicialmente, de 2 capítulos.
Espero que os guste.

Parte 1

Es un sábado soleado, los dos estamos en la misma boda, tú vienes por parte de la novia y yo vengo por parte del novio, eso si, venía acompañado de mi mujer. No nos conocemos de nada y nuestro primer encuentro se remonta a la despedida de solteros conjunta que hicieron los novios el fin de semana anterior, donde nuestras miradas se cruzaron en infinidad de veces y donde tu cara y tu cuerpo se me quedaron clavados en la mente.

Ese día sólo pudimos cruzar unos leves saludos, pero fueron suficientes como para que tu dulce voz fuera una maravillosa sinfonía de notas perfectamente dispuestas para mis oídos.

Tú vas vestida de forma espectacular, eres sin duda y, con permiso de la novia, la verdadera reina de la boda, el centro de todas las miradas, las masculinas de lascivia y las femeninas de envidia y, por supuesto la culpable de todos y cada uno de los sueños eróticos y en ocasiones casi pornográficos que me han invadido durante la última semana.

El largo vestido deja al descubierto tu espalda dejando entrever el inicio de un maravilloso culo, además el escote y el talle del vestido moldean la perfección de tus tetas, su redondez y la excitación momentánea de tus pezones, indicación clara de que no llevas sujetador. Todo ello provoca que la imaginación haga su trabajo y entre todos los invitados se noten más de una polla empalmada por tu culpa.

Hoy me he propuesto que seas mía, de nadie más, pues deseo tener entre mis manos y mi boca esas tetas perfectas, poder comerme tu boca, acariciar tu culo y follarte como te mereces. No sé cómo lo haré, pues mi mujer está conmigo, pero se me ha metido en la cabeza conseguirlo.

Antes de la ceremonia nos cruzamos varias miradas de complicidad, tú estás con tu grupo de amigas y nosotros con nuestro grupo de amigos, pero ambos nos hemos colocado estratégicamente para que podamos vernos y mirarnos.

Yo aprovecho para guiñarte un ojo y sonreírte, tú por tu parte me dedicas una pícara mirada acompañada de una leve sonrisa, dejando entrever tus preciosos dientes blancos, al tiempo que estiras tu vestido, remarcando aún más tu figura.

Nosotros entramos a la ceremonia antes y nos colocamos en la mitad de los bancos dispuestos para los invitados, al poco rato entras tú, me buscas con la mirada y al localizarme te colocas justo en la fila delantera a la mía, con lo que durante toda la ceremonia me dedico a admirar tu precioso culo, advirtiendo cuando te sientas la silueta del tanga que llevas puesto. Tus movimientos al sentarte y levantarte provocan, muchas veces de manera premeditada por tu parte, que tu silueta se marque más aún y tus tetas y culo queden más expuestos.

Al salir de la ceremonia yo estoy cardiaco, procuro disimular como puedo la erección que me has provocado con la sola visión de tu perfecta anatomía moviéndose delante de mí, enfundada en el maravilloso vestido que has elegido.

En la salida te busco con la mirada, y también premeditadamente, nos acercamos hasta donde tú estás con la excusa de saludar a la gente que se encuentra en tu grupo, pues con algunas chicas estuvo hablando animadamente mi mujer el pasado fin de semana.

Cuando te saludo con los dos besos de rigor aprovecho para agarrarte de la cintura, y palpar tu cuerpo, bajando por un par de segundos mi mano hasta tu culo, tú no protestas, lo cual me sirvió como señal de que tenía permiso y vía libre para ir a por ti esta tarde-noche.

En el saludo también aproveché para soplarte suavemente en el oído y en el cuello, haciendo que tu piel se erizase y tus pezones se marcasen aún más en la fina tela de tu vestido.

Mi mujer se dedica a saludar al resto del grupo de amigas, sin darse cuenta del pequeño juego que tenemos entre los dos. Es peligroso, pero eso le añade morbo y el premio final merece la pena.

Nos ponemos a hablar tú y yo animadamente, pero con una voz susurradora para que sólo nos oigamos nosotros, aprovechando ese momento de soledad me acerco a tu oído y te susurro:

“Me has puesto como una moto, y lo has hecho a propósito, esta noche no te escapas sin que te de tu ración de polla, zorrita”.

Tu sonrisa me demuestra que te ha gustado y estás deseosa de que cumpla con mi promesa, al momento me replicas:

  • “¿Acaso me estás diciendo que quieres follarme?, jajajajaja
  • “No, no te estoy diciendo que quiera follarte, sino que voy a follarte y que vas a disfrutar como nunca en tu vida”
  • “Jajajaja, eso tendrás que demostrarlo, que luego se os va a todos la fuerza por la boca”.
  • “No te preocupes que te lo demostraré”
Y diciendo eso puse mi mano sobre tu culo, dándote una suave palmada para que te hizo dar un respingo justo en el momento en que me acercaba al resto de gente para los saludos protocolarios, y de paso no levantar demasiadas sospechas.

El resto del tiempo hasta llegar al salón donde se celebraba el banquete pasó sin grandes novedades, más que alguna mirada lasciva por ambas partes y varias insinuaciones por la tuya, que no hacían otra cosa que calentarme sobremanera.

Al llegar al salón de celebraciones, nos encontramos que primero había un cóctel de recepción que duraba una hora, aproximadamente, allí nos buscamos rápidamente con la mirada hasta que nos encontramos.

Tú te diriges a la barra a por una bebida, mientras que yo aprovecho la excusa para ir a por otra para mí también.

En el pequeño tumulto de gente que hay para pedir bebidas nos colocamos tú delante y yo detrás, lo que aprovecho para apoyarme en tu culo y cogerte bien por la cintura, al tiempo que te soplo suavemente en la nuca….quiero que te excites y para eso bajo disimuladamente una mano metiéndola por dentro de tu vestido y alcanzando con mis dedos tu tanga, aprovechándome de la sensual abertura lateral del vestido.

Se te nota claramente la humedad producto de la excitación, pues tu tanga está ya húmeda. Notas como mis dedos empiezan a jugar en tu coñito, primero por encima del tanga pasando de arriba abajo y presionando levemente con la punta de mis dedos.

Nos toca pedir la bebida, cada uno solicita la suya, y mientras nos la preparan me acerco a tu oído, aún con mi dedo jugando en tu coñito y te digo:

  • “He visto que a la entrada de los salones hay una sala vacía donde no entra nadie, te veo allí en cinco minutos…….”
Y al mismo tiempo meto un par de dedos en tu coño, haciendo que te estires y dificultándote el guardar las formas, sin embargo tú me respondes con una sonrisa y un “pensé que eras maricón y no querías un buen polvo, allí estaré y espero que cumplas bien”.

Cada uno recoge la copa que ha pedido y se va hacia el grupo de amigos con el que está, pero sin dejar de dirigirnos miradas pícaras continuamente.

Al poco tiempo me levanto con la excusa de una llamada urgente y me voy hacia nuestro lugar de encuentro, mirándote de reojo para ver qué es lo que haces tú, que me sorprendes levantándote y dirigiéndote también al mismo lugar donde estoy yo.

Llego hasta la puerta del salón indicado, miro a ambos lados y en cuanto estás justo detrás de mi abro con rapidez y nos metemos dentro, cerrando con cuidado para que no nos oiga nadie.

Nada más darme la vuelta te veo de pie, mirándome, me acero a ti y con furia empiezo a comerte la boca, metiendo mi lengua todo lo que puedo dentro de tu boca, recorriéndola de arriba abajo, al tiempo que te muerdo los labios, primero el de arriba y luego cogiendo el labio de abajo con mis dientes. Tu lengua tampoco se queda quieta, la mueves con rapidez por toda mi boca. Parece que queramos hacer un mapa de nuestras bocas.

Mis manos recorren todo tu cuerpo con rapidez y furia, mientras que las tuyas hacen lo mismo en mi cuerpo. En un momento acerco mis manos a tu culo y a tus piernas y empiezo a subirte el precioso vestido que llevas puesto.

En cuanto lo he subido lo suficiente cojo tus piernas y te las levanto, quedando enganchada a mi por la cintura con tus piernas, empiezo a andar un poco y te apoyo con brusquedad en una mesa que había en la estancia. Por suerte estaba perfectamente limpia y era suficientemente robusta. Mientras tanto, tú habías aprovechado para sacarme la polla del pantalón, la excitación ha hecho que la lleve totalmente empalmada y en cuanto te he sentado en la mesa, aparto un poco tu tanga y… de un golpe te la meto hasta dentro.

Tu grito, mezcla de placer y mezcla de sorpresa queda ahogado en mi boca, ya que en ningún momento he dejado de comértela.

Ahora marco un ritmo desenfrenado, sacando mi polla de tu interior casi al completo y embistiéndote con fuerza al segundo siguiente, lo que hace que subas y bajes acompañando el movimiento de penetración al que te estoy sometiendo.

En esta posición, aprovecho para deslizar un poco la parte superior del vestido y así sacarte las maravillosas tetas que tienes, las cuales acaricio, amaso y beso en un primer momento, para luego comérmelas al ritmo dela follada. Mi lengua y dientes juegan en tus pezones, que ya están totalmente erectos.

Aprovechando que tus labios se encuentran libres me pides que te de más:

  • Tú: “Dame más cabrón, fóllame como la zorra que soy, quiero tu polla bien dentro”
  • Yo: “ Toma zorra, te gusta que te follen así, verdad guarra?, mira que eres puta, llevas pidiendo polla desde que nos vimos, pues aquí la tienes, disfrútala”.
  • Tú: “Ahhhhh, cabrón, me estás matando, si paras te la corto hijoputa….sigue follándome así”.
  • Yo: “Tranquila zorrita, que vas a tener polla siempre que quieras”
Tus suspiros delatan que te gusta y que tu corrida está cercana, yo mientas sigo manteniendo el fuerte ritmo de penetración.

En un momento te anuncio que estoy a punto de correrme, tú me indicas que también que no me pare, pero que no me corra dentro…….

Sigo empujándote con fuerza, de pronto noto que te tensas, me agarras con más fuerza y empiezas a gritar, teniendo que taparte la boca con mi lengua y mis labios……te estás corriendo como una perra, me encanta verte así.

Cuando terminas de correrte me miras a los ojos y me dices: “un polvo genial cabrón, pero ahora me toca a mi hacerte disfrutar”.

Te sacas mi polla de tu coñito te agachas y así, con el vestido en la cintura empiezas a comerme la polla con ansia, es la mejor mamada que me han hecho en mi vida……pronto empiezo a gemir y te digo que me voy a correr……no quiero que te manches y por eso hay que avisar con tiempo.

Sin embargo tú me sorprendes de nuevo y, cuando me voy a correr haces que los primeros chorros caigan en tu boca, pero de pronto te sacas la polla de la boca, bajas el escote de tu vestido y apuntando a tus maravillosas tetas dejas que me termine de correr en ellas, esparciendo luego toda mi leche por ellas.

Finalmente nos besamos de nuevo con pasión, como queriendo comernos el uno al otro, mientras tú terminabas de esparcir mi leche por encima de tus tetas para finalmente ponerte de nuevo tu precioso vestido, cubriendo la humedad de mi corrida con él. Has decidido llevar mi “perfume” durante todo el día. Eres una excitante putita.

Justo cuando estábamos en la puerta para irnos te acercas a mi oido y me susurras: “esto hay que repetirlo, que ha sido muy rápido y quiero disfrutar más de esa polla tan estupenda”.

Mi respuesta no se hizo esperar y lamiéndote la oreja y el cuello te respondo: “tendrás rabo siempre que quieras zorrita.”

Me sonríes y metiendo tus manos bajo tu falda te quitas el tanga mientras te miro con algo de sorpresa……me lo entregas y me dices: “es mi ramo de novia… que mejor en una boda que llevártelo de recuerdo, no?”. Lo guardé en uno de los bolsillos de mi chaqueta.

En ese momento salimos y volvimos con el resto de la gente.
Que historia mas morbosa, enhorabuena.
 
A pesar de que no ha habido muchas interacciones, voy a adelantaros aquí la segunda parte del relato, que subiré la semana que viene a la página amiga. Espero que os guste y espero vuestros comentarios.

Parte 2

Tras el fugaz encuentro sexual que mantuvimos tú y yo, nos reincorporamos al cocktail con el resto de invitados.

A los pocos minutos una abalancha de varios camareros nos empezaron a avisar que podíamos pasar al salón donde se celebraría el convite. Mi mujer y yo, junto con el resto de nuestros amigos, nos acercamos a la entrada del salón, donde ya se agolpaban todos los invitados, intentando ser el primero en ver la mesa en la que le había tocado.

Nosotros ya sabíamos, pues nos lo había dicho el novio, que todo el grupo de amigos estábamos juntos, por lo que sólo necesitábamos saber el número de la mesa que nos tocaba. A los pocos segundos uno de ellos nos indicó el número de mesa que nos correspondía, la localizamos rápidamente y nos sentamos.

Una vez ubicados y, aprovechando el revuelo que se monta siempre en estas ocasiones, me puse a buscar a mi “amiga”, localizándote una fila por delante de la mía y 3 mesas a la derecha.

Toda la cena transcurrió sin más sobresaltos ni aspectos dignos de mencionarse, si bien, en mi mente no dejaba de pasar, una y otra vez, tu imagen, la de esa maravillosa mujer que acababa de follarme hace poco, a escasos metros de mi esposa. Todavía sentía el ligero mal sabor de boca que me quedó cuando me comía tus tetas y tu perfume se traspasó a mi lengua, pero sin duda esa sensación no era para nada comparable con la que me producía el haberte follado y tratado como si de una perra en celo se tratara, como si fueras una vulgar ramera cuyo cometido no es otro que darme placer…. ¡¡¡ pero menudo placer!!!

Al terminar la cena, todo el mundo se quedó expectante, pues no sabíamos muy bien donde se llevaría a cabo el tradicional baile. La respuesta a esa pregunta no tardó en llegar y en pocos minutos nos avisaron que el baile y las copas serían en otra sala contigua, comunicada por una enorme puerta, pero que quien lo deseara podía mantenerse en la mesa pues dicha sala de baile no disponía de sillas.

Todo el grupo de amigos con quienes yo estaba, junto con el resto de invitados, se levantaron para presenciar el primer baile de los novios. En ese momento yo aproveché para buscarte, a ti Irene, pues así se llamaba mi compañera de “escarceos”, encontrándote justo unos metros detrás de mí, charlando amigablemente con una de tus amigas.

El efecto del alcohol ingerido en la cena empezaba a hacer su efecto y a ti se te notaban unas pequeñas “chapetas” en la cara, además tu forma de andar no era precisamente la más habitual, sin duda se notaba que no estabas acostumbrada a usar tacones tan altos como los que llevabas, además de que sentías cierta incomodidad por el hecho de ir completamente desnuda bajo tu estupendo vestido.

La verdad es que el baile de los novios no me importaba en absoluto, así que de forma despistada dejé pasar a la gente por delante de mí, incluida tú, colocándome estratégicamente detrás de ti.

Con todo el mundo agolpado para ver a los novios no me resultó complicado pegarme a ti, hasta hacerte notar mi polla, ya totalmente empalmada, contra tu duro culo, mientras que mis manos te cogían por la cintura. Acerqué la cabeza por un lateral a tu cara y, cuando tenía tu oído justo delante de mí, saqué levemente la lengua y te lo lamí, haciendo que un escalofrío recorriera todo tu cuerpo.

Justo después acerqué más mis labios y tu oído y con un susurro te dije

- Hola zorrita, ¿qué tal estás con el coñito al aire y sabiendo que cualquiera puede verte?, seguro que estás empapada y deseando que te vuelva a follar como antes…

Tú emitiste un ligero gemido, que no pudieron oír las personas que estaban a nuestro lado, y girando un poco la cabeza te acercaste a mi

- No cabrón, no deseo que me folles como antes, deseo que lo hagas mucho mejor, que me folles sin parar hasta que no podamos más…. Y sí, estoy totalmente empapada y mojada desde que salimos del cuartucho de antes, estoy deseosa de tu polla, y si no me la das tú me tendré que buscar otro rabo que me satisfaga. Lo de antes era el aperitivo y ahora quiero el postre.

Tras esta breve conversación, oímos como la música cesó y todos los asistentes se pusieron a aplaudir de manera exagerada, al tiempo que se abalanzaban sobre los novios para intentar bailar con ellos y darles la enhorabuena.

No podíamos dejar que nos descubrieran en el juego que nos traíamos entre manos, así que solté tu cintura y me acerqué de nuevo a donde se encontraba mi mujer. Yo sabía que ella quería bailar conmigo y para no levantar sospechas no me quedaba más remedio que hacerlo.

Mi mujer y yo bailamos durante 3 ó 4 canciones hasta que logré convencerla de que yo tenía suficiente y que me iba a por una copa. Dicho esto nos acercamos donde estaban el resto del grupo de amigos y mientras ella se ponía a hablar con las amigas yo me fui a por algo de beber.

En el camino a la barra me acerqué a ti, que bailabas junto a un primo de la novia, y sin vacilar le pedí que me dejara su sitio para bailar contigo. Durante el baile te pregunté si querías tomar algo, a lo que respondiste afirmativamente, el chico dejó de bailar contigo, pero seguía observándote mientras las babas se le caían y los ojos no podían separarse del culo de mi acompañante, al igual que hasta hace unos segundo no se separaban de tus hermosas tetas.

Ambos nos acercamos a la barra y pedimos, un Ron con Coca-Cola para mi y un vodka con limón para ti. En cuanto nos los pusieron brindamos con una sonrisa y sin decirnos nada nos miramos a los ojos y le dimos un buen trago a nuestras copas.

Tras el primer sorbo, te acercaste a mi, lo suficiente como para tocarme el paquete por encima del pantalón sin que nadie se diera cuenta, mientras charlábamos, casi ensordecidos y “ocultos” por el alto volumen de los altavoces que estaban a escasos metros de nosotros.

- Irene: estoy deseando probar de nuevo lo que aquí tienes, me decías mientras no dejabas de sobarme el paquete.

- Yo: ya sabes que lo vas a probar…. Por todos tus agujeros putita.

- Irene: Si, pero quiero que sea pronto, o me tendré que buscar a otro interesado…. Y seguro que hay más de uno.

- Yo: mira que eres zorra y puta, a saber cuántos rabos te has follado con lo joven que eres.

- Irene: más de los que imaginas y menos de los que me apetecerían, jajajaja

- Yo: de acuerdo, dime tu número de teléfono y estate atenta, pronto te mandaré un Whatsapp diciéndote donde nos vemos.

Nada más decirte esto me cambié de salón mientras sacaba mi teléfono del bolsillo y, acercándome a mi mujer con cara seria y de preocupación le dije que tendría que salir un momento, pues había surgido un problema en el trabajo y tenía que solucionarlo urgentemente.

Mi mujer asintió de mala gana y me recriminó que siempre estuviera pendiente del dichoso teléfono y del trabajo, pero yo no estaba atento a eso y sólo pensaba en lo que ocurriría a continuación. No obstante, ella siguió bailando con el grupo de amigos, pues le encantaba y era de las pocas ocasiones en que podía disfrutar del baile.

Con velocidad y sin dejar de mirar el teléfono me dirigí a la recepción del hotel, donde solicité una habitación con la excusa de que había unos invitados que venían de lejos y les había fallado el alojamiento. Con la exquisita atención del lugar me dieron la habitación 306, la cual pagué en el momento y en efectivo.

Cogí el ascensor de subida mientras que desde mi teléfono te enviaba un simple mensaje: “habitación 306, zorrita”.

Los escasos minutos hasta nuestro reencuentro se hicieron eternos, yo estaba sentado en el borde de la cama mientras escuchaba la música que había puesto en el televisor, cuando el golpeteo de unos suaves nudillos me sobresaltó. Rápidamente me dirigí a la puerta y la abrí, encontrándote detrás de ella, con tu estampa angelical, pero que destilaba deseo y sensualidad.

Tú entraste con rapidez, cerrando la puerta tras de si, sin que hubiera tiempo para más, nos abrazamos y empezamos a comernos la boca como dos adolescentes, nuestras lenguas no paraban de moverse dentro de nuestras bocas, jugando con los dientes y entrelazándose entre si.

Durante este morreo aproveché para meter una de mis manos por tu escote y así poder amasar y acariciar bien esas tetas que tan loco me tenían, mientras que la otra mano se perdió dentro de tu vestido, pudiendo acariciar primero tus muslos y luego directamente tu coño y el culo de mi amante, ante la ausencia de ropa interior.

Cuando nuestras bocas se separaron me dijiste que casi te pillan y que habías podido subir gracias a una amiga tuya…. Yo en ese momento no sabía que responder.

- Espero que tu amiga sea discreta y no cuente nada.

- Tranquilo, mi amiga es tan puta o más que yo y me debe varios favores de este estilo, pues también está casada y más le vale que no diga nada.

- Entonces perfecto.

Esta breve conversación se llevó a cabo mientras yo no paraba de sobar tu cuerpo y tú me habías desabrochado el pantalón y sacado mi polla fuera, la cual acariciabas y masturbabas con lujuria.

Mientras yo terminaba de hablar, tú te agachaste y empezaste a lamer, suavemente al principio, mi polla, lamiendo desde la base hasta la punta del capullo, para luego metértela completamente en tu boca y garganta…. Mientras tanto jugabas con mis huevos, sopesándolos, acariciándolos y jugando con ellos.

La intensidad de tu mamada fue en aumento hasta que empezaste a meterte mi polla en tu boca y sacarla con fuerza y rapidez, en ese momento decidí coger las riendas del asunto:

- Ahora vas a saber lo que es que te den polla Irene…

- No sé a qué esperas, contestaste. Sacando momentáneamente mi polla de tu boca, movimiento que aprovechaste para sacarte completamente tu vestido y evitar así que pudiera mancharse.

Al oir esto te cogí del pelo y empecé a empujar tu cabeza hacían delante y hacia atrás con furia, follándote la boca de tal forma que cuando mi polla se incrustaba en su campanilla a ella le daban algunas arcadas, lo cual no me hizo que ralentizara el ritmo, más bien al contrario, pues si quería ser una verdadera zorra ahora lo iba a ser.

El maquillaje de sus ojos empezó a correrse, mientras su cara comenzó a denotar el esfuerzo que te estaba suponiendo la fuerte follada de boca que estaba recibiendo, sin embargo cuando le sacaba la polla de la boca o justo cuando estaba al inicio de la mamada tú levantabas la mirada y hacías una mueca parecida a una sonrisa en señal de aprobación.

Mi polla entraba y salía de tu boca con frenesí, mientras que las babas y saliva resbalaban por tu barbilla y por el tronco de mi rabo. Tenías la cara desencajada y el rímel totalmente corrido con dos enormes lagrimones que recorrían su cara, ante esta visión aflojé los movimientos y la presión que mis manos ejercían sobre tu cabeza, pues no pretendía hacerte daño alguno…, sin embargo cuando lo notaste sacaste mi polla de la boca y mirándome a la cara me preguntaste porqué lo dejaba.

¿Qué ocurre?, ¿Porqué te detienes ahora?, no seas maricón y sigue follándome la boca o haciendo lo que más te plazca, como has dicho antes hoy soy tu puta y quiero demostrarte que así es.

Mi reacción no se hizo esperar, te miré a los ojos y continué con la mejor follada de boca de mi vida.

Mi intensidad variaba continuamente…más rápido, más lento, con mayor o menor profundidad, pero siempre siendo yo quien dirigía el tempo de la mamada. Cuando sentí que estaba llegando al punto de no retorno detuve mis embestidas y te hice subir al tiempo que te giraba, poniéndote de espaldas a mí.

Ahora te encontrabas dándome la espalda, ligeramente inclinada hacia delante y esperando a que yo actuara, no querías tomar la iniciativa pues sabías que eras mía, que en esa habitación tú sólo obedecías…. Entonces notaste como mi polla se acomodaba a la entrada de tu depilado coño y de un solo golpe la enterré por completo dentro de ti.

Un enorme chillido, mitad de placer y mitad de sorpresa, llenó la habitación tras el cual no cesabas de gritar un ¡¡¡¡siiiiii, dame fuerte…., uffff, dame máaaaaaaassss!!!!

Con fuertes golpes de riñón, yo empujaba mi polla dentro de tu encharcado coño, entrando y saliendo a gran velocidad, mientras alternaba azotes en tu culo con pequeños tirones de pelo para acercar tu cara a la mía.

Mis embestidas iban aumentando de intensidad, tú estabas apoyada con las manos en la pared y la sola visión de tus grandes tetas bamboleándose hacia delante y hacia atrás hacía que mi excitación aumentara hasta límites insospechados.

Tras unos minutos follándote sin compasión, donde el sudor de los dos se mezclaba con nuestros gemidos y chillidos, empecé a gritar de forma más gutural, avisándote de la inminencia de mi corrida. Tu respuesta no se hizo esperar y empezaste a gritar que tú también te corrías… que no parara y siguiera hasta el final, que me corriera dentro de ti.

Yo te cogí de las caderas, me introduje en ti hasta lo más profundo y en ese preciso instante empecé a soltar fuertes chorros de leche que golpeaban sin piedad en lo más profundo de tu coño y pronto empezaron a resbalar por tus muslos.

Los dos terminamos exhaustos, y nos dejamos caer sobre la cama.

Yo miré el reloj y no me podía creer lo que mis ojos veían… llevábamos casi una hora desde que dejamos la fiesta de la boda.

Cuando te lo dije me miraste con cara de pocos amigos, estaba claro que tú querías continuar con la recién iniciada sesión de sexo, pero yo no tendría muchas disculpas para seguir mucho más tiempo en la habitación.

Ante esta situación no me quedó más remedio que darme una rápida ducha para volver pronto con mis amigos. Tú al verme así de azorado te metiste en la ducha conmigo, empezaste a calentarme de nuevo, tocabas mis huevos, mi polla, sabías que yo no podría contenerme y empecé a acariciar tu precioso cuerpo, sin embargo…. Cuando estaba más caliente te saliste de la ducha y con tranquilidad, mientras me mirabas a la cara soltaste tu maldad:

  • Ahora les explicas el bulto de tu pantalón… que mientras yo haré buen uso de la habitación.
Dicho eso, salí de la ducha, me vestí y volví a la habitación, donde seguías medio desnuda. Allí en medio nos comimos de nuevo a besos y en pocos minutos me fui de la habitación rumbo a la aburrida boda que había abajo.

Al llegar, mi mujer me miró con mala cara pues no le gustaba que me ausentase tanto por temas de trabajo cuando estábamos de fiesta, pero no dijo nada, sólo se levantó en dirección al baño y desapareció, mientras yo me reintegraba en el grupo de amigos.

Yo seguía la conversación, pero mis pensamientos estaban en Irene y en mi mujer, la primera por haber dejado a semejante mujer desnuda en la habitación, y la segunda por temor a que se hubiera dado cuenta.

Estaba en esos pensamientos, cuando mi mujer llegó por detrás, me abrazó pegándose a mi todo lo que pudo y susurrándome con su voz más sensual me dijo: “espero que conmigo también des la talla….”

Mis ojos luchaban por salirse de las órbitas ante el asombro que me produjeron sus palabras, me di la vuelta para verla e intentar darle una inexplicable explicación, pero ella me puso los dedos en la boca para que no dijera nada, mientras que con la otra mano cogía la mía y con mucho disimulo la llevaba por debajo de su falda, descubriendo yo que en su visita al baño se había quitado la ropa interior…. Por primera vez en su vida estaba sin nada debajo.

Ella no me soltó la mano, la sacó de su falda y se recompuso. Ante mi sorpresa empezó a despedirse de todos bajo la excusa de no encontrarse bien, cogió su bolso y tirando de mí se dirigió a la recepción del hotel.

Al llegar a la altura de la recepción me metió en un ascensor, pulsó el piso 3º y con una pícara sonrisa me preguntó: “¿Habitación 306, verdad?”

Yo sólo supe responder un “Si” casi agónico, mientras ella sonreía maliciosamente y con toda la tranquilidad del mundo me contó como la amiga casada de Irene que tanto tenía que esconder y que no se iría de la boca era ella… estaba todo planeado para que yo cayera en la trampa, y lo consiguieron.

El resto de la noche y la nueva vida entre mi mujer y yo es otra historia que quizá cuente más adelante.
 
A pesar de que no ha habido muchas interacciones, voy a adelantaros aquí la segunda parte del relato, que subiré la semana que viene a la página amiga. Espero que os guste y espero vuestros comentarios.

Parte 2

Tras el fugaz encuentro sexual que mantuvimos tú y yo, nos reincorporamos al cocktail con el resto de invitados.

A los pocos minutos una abalancha de varios camareros nos empezaron a avisar que podíamos pasar al salón donde se celebraría el convite. Mi mujer y yo, junto con el resto de nuestros amigos, nos acercamos a la entrada del salón, donde ya se agolpaban todos los invitados, intentando ser el primero en ver la mesa en la que le había tocado.

Nosotros ya sabíamos, pues nos lo había dicho el novio, que todo el grupo de amigos estábamos juntos, por lo que sólo necesitábamos saber el número de la mesa que nos tocaba. A los pocos segundos uno de ellos nos indicó el número de mesa que nos correspondía, la localizamos rápidamente y nos sentamos.

Una vez ubicados y, aprovechando el revuelo que se monta siempre en estas ocasiones, me puse a buscar a mi “amiga”, localizándote una fila por delante de la mía y 3 mesas a la derecha.

Toda la cena transcurrió sin más sobresaltos ni aspectos dignos de mencionarse, si bien, en mi mente no dejaba de pasar, una y otra vez, tu imagen, la de esa maravillosa mujer que acababa de follarme hace poco, a escasos metros de mi esposa. Todavía sentía el ligero mal sabor de boca que me quedó cuando me comía tus tetas y tu perfume se traspasó a mi lengua, pero sin duda esa sensación no era para nada comparable con la que me producía el haberte follado y tratado como si de una perra en celo se tratara, como si fueras una vulgar ramera cuyo cometido no es otro que darme placer…. ¡¡¡ pero menudo placer!!!

Al terminar la cena, todo el mundo se quedó expectante, pues no sabíamos muy bien donde se llevaría a cabo el tradicional baile. La respuesta a esa pregunta no tardó en llegar y en pocos minutos nos avisaron que el baile y las copas serían en otra sala contigua, comunicada por una enorme puerta, pero que quien lo deseara podía mantenerse en la mesa pues dicha sala de baile no disponía de sillas.

Todo el grupo de amigos con quienes yo estaba, junto con el resto de invitados, se levantaron para presenciar el primer baile de los novios. En ese momento yo aproveché para buscarte, a ti Irene, pues así se llamaba mi compañera de “escarceos”, encontrándote justo unos metros detrás de mí, charlando amigablemente con una de tus amigas.

El efecto del alcohol ingerido en la cena empezaba a hacer su efecto y a ti se te notaban unas pequeñas “chapetas” en la cara, además tu forma de andar no era precisamente la más habitual, sin duda se notaba que no estabas acostumbrada a usar tacones tan altos como los que llevabas, además de que sentías cierta incomodidad por el hecho de ir completamente desnuda bajo tu estupendo vestido.

La verdad es que el baile de los novios no me importaba en absoluto, así que de forma despistada dejé pasar a la gente por delante de mí, incluida tú, colocándome estratégicamente detrás de ti.

Con todo el mundo agolpado para ver a los novios no me resultó complicado pegarme a ti, hasta hacerte notar mi polla, ya totalmente empalmada, contra tu duro culo, mientras que mis manos te cogían por la cintura. Acerqué la cabeza por un lateral a tu cara y, cuando tenía tu oído justo delante de mí, saqué levemente la lengua y te lo lamí, haciendo que un escalofrío recorriera todo tu cuerpo.

Justo después acerqué más mis labios y tu oído y con un susurro te dije

- Hola zorrita, ¿qué tal estás con el coñito al aire y sabiendo que cualquiera puede verte?, seguro que estás empapada y deseando que te vuelva a follar como antes…

Tú emitiste un ligero gemido, que no pudieron oír las personas que estaban a nuestro lado, y girando un poco la cabeza te acercaste a mi

- No cabrón, no deseo que me folles como antes, deseo que lo hagas mucho mejor, que me folles sin parar hasta que no podamos más…. Y sí, estoy totalmente empapada y mojada desde que salimos del cuartucho de antes, estoy deseosa de tu polla, y si no me la das tú me tendré que buscar otro rabo que me satisfaga. Lo de antes era el aperitivo y ahora quiero el postre.

Tras esta breve conversación, oímos como la música cesó y todos los asistentes se pusieron a aplaudir de manera exagerada, al tiempo que se abalanzaban sobre los novios para intentar bailar con ellos y darles la enhorabuena.

No podíamos dejar que nos descubrieran en el juego que nos traíamos entre manos, así que solté tu cintura y me acerqué de nuevo a donde se encontraba mi mujer. Yo sabía que ella quería bailar conmigo y para no levantar sospechas no me quedaba más remedio que hacerlo.

Mi mujer y yo bailamos durante 3 ó 4 canciones hasta que logré convencerla de que yo tenía suficiente y que me iba a por una copa. Dicho esto nos acercamos donde estaban el resto del grupo de amigos y mientras ella se ponía a hablar con las amigas yo me fui a por algo de beber.

En el camino a la barra me acerqué a ti, que bailabas junto a un primo de la novia, y sin vacilar le pedí que me dejara su sitio para bailar contigo. Durante el baile te pregunté si querías tomar algo, a lo que respondiste afirmativamente, el chico dejó de bailar contigo, pero seguía observándote mientras las babas se le caían y los ojos no podían separarse del culo de mi acompañante, al igual que hasta hace unos segundo no se separaban de tus hermosas tetas.

Ambos nos acercamos a la barra y pedimos, un Ron con Coca-Cola para mi y un vodka con limón para ti. En cuanto nos los pusieron brindamos con una sonrisa y sin decirnos nada nos miramos a los ojos y le dimos un buen trago a nuestras copas.

Tras el primer sorbo, te acercaste a mi, lo suficiente como para tocarme el paquete por encima del pantalón sin que nadie se diera cuenta, mientras charlábamos, casi ensordecidos y “ocultos” por el alto volumen de los altavoces que estaban a escasos metros de nosotros.

- Irene: estoy deseando probar de nuevo lo que aquí tienes, me decías mientras no dejabas de sobarme el paquete.

- Yo: ya sabes que lo vas a probar…. Por todos tus agujeros putita.

- Irene: Si, pero quiero que sea pronto, o me tendré que buscar a otro interesado…. Y seguro que hay más de uno.

- Yo: mira que eres zorra y puta, a saber cuántos rabos te has follado con lo joven que eres.

- Irene: más de los que imaginas y menos de los que me apetecerían, jajajaja

- Yo: de acuerdo, dime tu número de teléfono y estate atenta, pronto te mandaré un Whatsapp diciéndote donde nos vemos.

Nada más decirte esto me cambié de salón mientras sacaba mi teléfono del bolsillo y, acercándome a mi mujer con cara seria y de preocupación le dije que tendría que salir un momento, pues había surgido un problema en el trabajo y tenía que solucionarlo urgentemente.

Mi mujer asintió de mala gana y me recriminó que siempre estuviera pendiente del dichoso teléfono y del trabajo, pero yo no estaba atento a eso y sólo pensaba en lo que ocurriría a continuación. No obstante, ella siguió bailando con el grupo de amigos, pues le encantaba y era de las pocas ocasiones en que podía disfrutar del baile.

Con velocidad y sin dejar de mirar el teléfono me dirigí a la recepción del hotel, donde solicité una habitación con la excusa de que había unos invitados que venían de lejos y les había fallado el alojamiento. Con la exquisita atención del lugar me dieron la habitación 306, la cual pagué en el momento y en efectivo.

Cogí el ascensor de subida mientras que desde mi teléfono te enviaba un simple mensaje: “habitación 306, zorrita”.

Los escasos minutos hasta nuestro reencuentro se hicieron eternos, yo estaba sentado en el borde de la cama mientras escuchaba la música que había puesto en el televisor, cuando el golpeteo de unos suaves nudillos me sobresaltó. Rápidamente me dirigí a la puerta y la abrí, encontrándote detrás de ella, con tu estampa angelical, pero que destilaba deseo y sensualidad.

Tú entraste con rapidez, cerrando la puerta tras de si, sin que hubiera tiempo para más, nos abrazamos y empezamos a comernos la boca como dos adolescentes, nuestras lenguas no paraban de moverse dentro de nuestras bocas, jugando con los dientes y entrelazándose entre si.

Durante este morreo aproveché para meter una de mis manos por tu escote y así poder amasar y acariciar bien esas tetas que tan loco me tenían, mientras que la otra mano se perdió dentro de tu vestido, pudiendo acariciar primero tus muslos y luego directamente tu coño y el culo de mi amante, ante la ausencia de ropa interior.

Cuando nuestras bocas se separaron me dijiste que casi te pillan y que habías podido subir gracias a una amiga tuya…. Yo en ese momento no sabía que responder.

- Espero que tu amiga sea discreta y no cuente nada.

- Tranquilo, mi amiga es tan puta o más que yo y me debe varios favores de este estilo, pues también está casada y más le vale que no diga nada.

- Entonces perfecto.

Esta breve conversación se llevó a cabo mientras yo no paraba de sobar tu cuerpo y tú me habías desabrochado el pantalón y sacado mi polla fuera, la cual acariciabas y masturbabas con lujuria.

Mientras yo terminaba de hablar, tú te agachaste y empezaste a lamer, suavemente al principio, mi polla, lamiendo desde la base hasta la punta del capullo, para luego metértela completamente en tu boca y garganta…. Mientras tanto jugabas con mis huevos, sopesándolos, acariciándolos y jugando con ellos.

La intensidad de tu mamada fue en aumento hasta que empezaste a meterte mi polla en tu boca y sacarla con fuerza y rapidez, en ese momento decidí coger las riendas del asunto:

- Ahora vas a saber lo que es que te den polla Irene…

- No sé a qué esperas, contestaste. Sacando momentáneamente mi polla de tu boca, movimiento que aprovechaste para sacarte completamente tu vestido y evitar así que pudiera mancharse.

Al oir esto te cogí del pelo y empecé a empujar tu cabeza hacían delante y hacia atrás con furia, follándote la boca de tal forma que cuando mi polla se incrustaba en su campanilla a ella le daban algunas arcadas, lo cual no me hizo que ralentizara el ritmo, más bien al contrario, pues si quería ser una verdadera zorra ahora lo iba a ser.

El maquillaje de sus ojos empezó a correrse, mientras su cara comenzó a denotar el esfuerzo que te estaba suponiendo la fuerte follada de boca que estaba recibiendo, sin embargo cuando le sacaba la polla de la boca o justo cuando estaba al inicio de la mamada tú levantabas la mirada y hacías una mueca parecida a una sonrisa en señal de aprobación.

Mi polla entraba y salía de tu boca con frenesí, mientras que las babas y saliva resbalaban por tu barbilla y por el tronco de mi rabo. Tenías la cara desencajada y el rímel totalmente corrido con dos enormes lagrimones que recorrían su cara, ante esta visión aflojé los movimientos y la presión que mis manos ejercían sobre tu cabeza, pues no pretendía hacerte daño alguno…, sin embargo cuando lo notaste sacaste mi polla de la boca y mirándome a la cara me preguntaste porqué lo dejaba.

¿Qué ocurre?, ¿Porqué te detienes ahora?, no seas maricón y sigue follándome la boca o haciendo lo que más te plazca, como has dicho antes hoy soy tu puta y quiero demostrarte que así es.

Mi reacción no se hizo esperar, te miré a los ojos y continué con la mejor follada de boca de mi vida.

Mi intensidad variaba continuamente…más rápido, más lento, con mayor o menor profundidad, pero siempre siendo yo quien dirigía el tempo de la mamada. Cuando sentí que estaba llegando al punto de no retorno detuve mis embestidas y te hice subir al tiempo que te giraba, poniéndote de espaldas a mí.

Ahora te encontrabas dándome la espalda, ligeramente inclinada hacia delante y esperando a que yo actuara, no querías tomar la iniciativa pues sabías que eras mía, que en esa habitación tú sólo obedecías…. Entonces notaste como mi polla se acomodaba a la entrada de tu depilado coño y de un solo golpe la enterré por completo dentro de ti.

Un enorme chillido, mitad de placer y mitad de sorpresa, llenó la habitación tras el cual no cesabas de gritar un ¡¡¡¡siiiiii, dame fuerte…., uffff, dame máaaaaaaassss!!!!

Con fuertes golpes de riñón, yo empujaba mi polla dentro de tu encharcado coño, entrando y saliendo a gran velocidad, mientras alternaba azotes en tu culo con pequeños tirones de pelo para acercar tu cara a la mía.

Mis embestidas iban aumentando de intensidad, tú estabas apoyada con las manos en la pared y la sola visión de tus grandes tetas bamboleándose hacia delante y hacia atrás hacía que mi excitación aumentara hasta límites insospechados.

Tras unos minutos follándote sin compasión, donde el sudor de los dos se mezclaba con nuestros gemidos y chillidos, empecé a gritar de forma más gutural, avisándote de la inminencia de mi corrida. Tu respuesta no se hizo esperar y empezaste a gritar que tú también te corrías… que no parara y siguiera hasta el final, que me corriera dentro de ti.

Yo te cogí de las caderas, me introduje en ti hasta lo más profundo y en ese preciso instante empecé a soltar fuertes chorros de leche que golpeaban sin piedad en lo más profundo de tu coño y pronto empezaron a resbalar por tus muslos.

Los dos terminamos exhaustos, y nos dejamos caer sobre la cama.

Yo miré el reloj y no me podía creer lo que mis ojos veían… llevábamos casi una hora desde que dejamos la fiesta de la boda.

Cuando te lo dije me miraste con cara de pocos amigos, estaba claro que tú querías continuar con la recién iniciada sesión de sexo, pero yo no tendría muchas disculpas para seguir mucho más tiempo en la habitación.

Ante esta situación no me quedó más remedio que darme una rápida ducha para volver pronto con mis amigos. Tú al verme así de azorado te metiste en la ducha conmigo, empezaste a calentarme de nuevo, tocabas mis huevos, mi polla, sabías que yo no podría contenerme y empecé a acariciar tu precioso cuerpo, sin embargo…. Cuando estaba más caliente te saliste de la ducha y con tranquilidad, mientras me mirabas a la cara soltaste tu maldad:

  • Ahora les explicas el bulto de tu pantalón… que mientras yo haré buen uso de la habitación.
Dicho eso, salí de la ducha, me vestí y volví a la habitación, donde seguías medio desnuda. Allí en medio nos comimos de nuevo a besos y en pocos minutos me fui de la habitación rumbo a la aburrida boda que había abajo.

Al llegar, mi mujer me miró con mala cara pues no le gustaba que me ausentase tanto por temas de trabajo cuando estábamos de fiesta, pero no dijo nada, sólo se levantó en dirección al baño y desapareció, mientras yo me reintegraba en el grupo de amigos.

Yo seguía la conversación, pero mis pensamientos estaban en Irene y en mi mujer, la primera por haber dejado a semejante mujer desnuda en la habitación, y la segunda por temor a que se hubiera dado cuenta.

Estaba en esos pensamientos, cuando mi mujer llegó por detrás, me abrazó pegándose a mi todo lo que pudo y susurrándome con su voz más sensual me dijo: “espero que conmigo también des la talla….”

Mis ojos luchaban por salirse de las órbitas ante el asombro que me produjeron sus palabras, me di la vuelta para verla e intentar darle una inexplicable explicación, pero ella me puso los dedos en la boca para que no dijera nada, mientras que con la otra mano cogía la mía y con mucho disimulo la llevaba por debajo de su falda, descubriendo yo que en su visita al baño se había quitado la ropa interior…. Por primera vez en su vida estaba sin nada debajo.

Ella no me soltó la mano, la sacó de su falda y se recompuso. Ante mi sorpresa empezó a despedirse de todos bajo la excusa de no encontrarse bien, cogió su bolso y tirando de mí se dirigió a la recepción del hotel.

Al llegar a la altura de la recepción me metió en un ascensor, pulsó el piso 3º y con una pícara sonrisa me preguntó: “¿Habitación 306, verdad?”

Yo sólo supe responder un “Si” casi agónico, mientras ella sonreía maliciosamente y con toda la tranquilidad del mundo me contó como la amiga casada de Irene que tanto tenía que esconder y que no se iría de la boca era ella… estaba todo planeado para que yo cayera en la trampa, y lo consiguieron.

El resto de la noche y la nueva vida entre mi mujer y yo es otra historia que quizá cuente más adelante.
Espero que haya tercera parte... que promete la cosa
 
Joer. Estaba planificado por la mujer y la amiga. Sorprendente. No lo vi venir.
 
Buenísimo relato!! Mucho morbo
 
Atrás
Top Abajo