dom99
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Elena es una chica rubia, de alrededor de 1,75, con un buen culo y unas tetas generosas. Su vientre plano hace que estos atributos resalten aún más, y para colmo, es guapa. Es rubia de pelo liso y ojos verdes, pero lo que más ilumina su cara es una sonrisa preciosa. Con todo ello, no es de extrañar que lleve detrás a mil tíos y por consiguiente, esté bastante subida. Con sus 21 años, la sexualidad que desprende es una verdadera locura.
Era un lunes lluvioso cuando nos encontramos cerca del centro de la ciudad. Yo caminaba mojándome, mientras ella, con un periódico intentaba salvar el peinado.
- ¿Qué, mojándonos?, me dijo.
+ Pues eso parece, ¿a dónde vas?
- He acabado las clases, voy a la estación de autobús, a ver si llego a mi casa pronto que entre lo cansada y lo mojada voy reventada.
+ Tengo el coche a cinco minutos andando, si te vienes te llevo a tu casa.
- Me salvas jajaja. ¿No le molestará a Paula?
+ Pues si no me la chupas ni nada de eso, no creo.
- Qué fino eres, hijo... jajajaja.
Entre risas llegamos al coche y tras subirse, cogí del maletero una chaqueta y se la di. Hacía frío y la agradeció bastante, oliéndola varias veces mientras me hacía saber que ese olor a hombre le encantaba. Fuimos hablando durante todo el trayecto, sobre todo del nuevo gimnasio en el que yo estaba de monitor. Bueno, más que gimnasio era una especie de bajo comercial lleno de hierros, con cuatro máquinas antiguas, sacos de boxeo y poco más, y como justo ese día le vencía la suscripción del sitio donde estaba entrenando, le dije que se pasara por el mío, que estando yo de monitor podía entrar y salir sin pagar ese día. Aceptó mi invitación y nos vimos a la hora que le comenté, a las 9 de la noche.
Iba vestida como una barbie prácticamente, maquillada y con unos preciosos leggings negros nike, un top a juego y guantecitos para no curtir sus manos. Nada más verla, no pude evitar reírme y preguntarle si sabía dónde venía. Aquí había magnesio por todos lados, discos con algo de óxido, cadenas que estaban igual o peor... y la verdad que la pobre, acostumbrada a las máquinas no sabía por donde empezar. Pasó el rato aprendiendo ejercicios nuevos y moviendo, en otros que ya conocía y tenía entrenados, una cantidad de kilos bastante decente.
Pasó el rato y le dije que me tocaba cerrar, que nos quedábamos dentro y salíamos por la puerta trasera. Cerré, comprobé que no hubiera nadie en los aseos y me dispuse a irme cuando vi que se había dejado unos discos puestos en la barra y otros en el suelo.
+ Elena, guapa, ven.
- Dime
+ Esto no lo puedes dejar así. Aunque lo veas todo tal y como está, aquí el que viene tiene que ordenar lo que toca
- Joder, no me había dado cuenta, lo siento, voy a cogerlo...
Mientras ordenaba, comencé a picarla... "es que las pijas como tú..."
- Pues tu novia yo creo que es la más pija...
+Pero no es pija tonta...
- Ah, ¿yo sí?
+Algo, pero no me tomes a mal... te irá bien si te echas uno novio de estos que llevan el jersey atado al cuello y se llaman Borja jajajajaja
- Pues no son mi tipo
+ ¿Y cuál es tu tipo?
- Tatuados, fuertes, cabrones, con mala hostia... jajajaja
+ Un "como tú" hubiera quedado menos directo, Elenita...
- A ver, mi tipo eres... las cosas como sean
+ ¿Y eso? No soy un tío precisamente amable ni nada de eso
- Tienes rollo, magnetismo, no sé...
+ ¿Pero yo como persona? Pensaba que hablabas de un prototipo general...
- Sí, a ver, no... no me malinterpretes, no sé... qué nerviosa me pongo cuando me hablas... jajaja
Tras aquello, la cogí de la cadera y le planté un beso en la boca. De primeras pareció querer retirarse, pero rápidamente suspiró con fuerza y cogió mi cabeza por detrás con más pasión que ternura. Al cabo de unos segundos, nuestras lenguas ya estaban entrelazadas y con mi mano derecha azotaba con fuerza su culo. Estaba muy prieto a pesar de ser grande, y cuando acercaba mi mano a su vagina notaba su calor, pero también la humedad.
Tras aquellos besos apasionados, cogí su mano y la posé en mi pene. Lo sobaba y me comía la boca de forma prácticamente animal, y en un gesto que nunca olvidaré, me miró a los ojos mientras sacaba sus pechos de la camiseta y se ponía de rodillas. Olía mi miembro sobre el pantalón, después sobre el bóxer y posteriormente al aire. Decía que olía a hombre y lo metía en su boca. Le gustaba el tamaño y el grosor, y es que sin ser algo enorme, tengo 18 cm y es gruesa.
Comió la polla un rato, pero la nena quería follar. Y no era el momento. La puse a mamar durante al menos 45 minutos, a hacerme una cubana, y como colofón final, a masturbarme pasando el glande entre sus labios vaginales. Mi corrida fue monumental, no menos de 10/12 chorros muy cargados impactaron en su vagina, muslos, tanga... y ella gemía como si me la estuviera follando. Estaba muy cachonda, pero ese día volvería a casa a pan y agua, aunque llena de semen.
Continuará si queréis.
Era un lunes lluvioso cuando nos encontramos cerca del centro de la ciudad. Yo caminaba mojándome, mientras ella, con un periódico intentaba salvar el peinado.
- ¿Qué, mojándonos?, me dijo.
+ Pues eso parece, ¿a dónde vas?
- He acabado las clases, voy a la estación de autobús, a ver si llego a mi casa pronto que entre lo cansada y lo mojada voy reventada.
+ Tengo el coche a cinco minutos andando, si te vienes te llevo a tu casa.
- Me salvas jajaja. ¿No le molestará a Paula?
+ Pues si no me la chupas ni nada de eso, no creo.
- Qué fino eres, hijo... jajajaja.
Entre risas llegamos al coche y tras subirse, cogí del maletero una chaqueta y se la di. Hacía frío y la agradeció bastante, oliéndola varias veces mientras me hacía saber que ese olor a hombre le encantaba. Fuimos hablando durante todo el trayecto, sobre todo del nuevo gimnasio en el que yo estaba de monitor. Bueno, más que gimnasio era una especie de bajo comercial lleno de hierros, con cuatro máquinas antiguas, sacos de boxeo y poco más, y como justo ese día le vencía la suscripción del sitio donde estaba entrenando, le dije que se pasara por el mío, que estando yo de monitor podía entrar y salir sin pagar ese día. Aceptó mi invitación y nos vimos a la hora que le comenté, a las 9 de la noche.
Iba vestida como una barbie prácticamente, maquillada y con unos preciosos leggings negros nike, un top a juego y guantecitos para no curtir sus manos. Nada más verla, no pude evitar reírme y preguntarle si sabía dónde venía. Aquí había magnesio por todos lados, discos con algo de óxido, cadenas que estaban igual o peor... y la verdad que la pobre, acostumbrada a las máquinas no sabía por donde empezar. Pasó el rato aprendiendo ejercicios nuevos y moviendo, en otros que ya conocía y tenía entrenados, una cantidad de kilos bastante decente.
Pasó el rato y le dije que me tocaba cerrar, que nos quedábamos dentro y salíamos por la puerta trasera. Cerré, comprobé que no hubiera nadie en los aseos y me dispuse a irme cuando vi que se había dejado unos discos puestos en la barra y otros en el suelo.
+ Elena, guapa, ven.
- Dime
+ Esto no lo puedes dejar así. Aunque lo veas todo tal y como está, aquí el que viene tiene que ordenar lo que toca
- Joder, no me había dado cuenta, lo siento, voy a cogerlo...
Mientras ordenaba, comencé a picarla... "es que las pijas como tú..."
- Pues tu novia yo creo que es la más pija...
+Pero no es pija tonta...
- Ah, ¿yo sí?
+Algo, pero no me tomes a mal... te irá bien si te echas uno novio de estos que llevan el jersey atado al cuello y se llaman Borja jajajajaja
- Pues no son mi tipo
+ ¿Y cuál es tu tipo?
- Tatuados, fuertes, cabrones, con mala hostia... jajajaja
+ Un "como tú" hubiera quedado menos directo, Elenita...
- A ver, mi tipo eres... las cosas como sean
+ ¿Y eso? No soy un tío precisamente amable ni nada de eso
- Tienes rollo, magnetismo, no sé...
+ ¿Pero yo como persona? Pensaba que hablabas de un prototipo general...
- Sí, a ver, no... no me malinterpretes, no sé... qué nerviosa me pongo cuando me hablas... jajaja
Tras aquello, la cogí de la cadera y le planté un beso en la boca. De primeras pareció querer retirarse, pero rápidamente suspiró con fuerza y cogió mi cabeza por detrás con más pasión que ternura. Al cabo de unos segundos, nuestras lenguas ya estaban entrelazadas y con mi mano derecha azotaba con fuerza su culo. Estaba muy prieto a pesar de ser grande, y cuando acercaba mi mano a su vagina notaba su calor, pero también la humedad.
Tras aquellos besos apasionados, cogí su mano y la posé en mi pene. Lo sobaba y me comía la boca de forma prácticamente animal, y en un gesto que nunca olvidaré, me miró a los ojos mientras sacaba sus pechos de la camiseta y se ponía de rodillas. Olía mi miembro sobre el pantalón, después sobre el bóxer y posteriormente al aire. Decía que olía a hombre y lo metía en su boca. Le gustaba el tamaño y el grosor, y es que sin ser algo enorme, tengo 18 cm y es gruesa.
Comió la polla un rato, pero la nena quería follar. Y no era el momento. La puse a mamar durante al menos 45 minutos, a hacerme una cubana, y como colofón final, a masturbarme pasando el glande entre sus labios vaginales. Mi corrida fue monumental, no menos de 10/12 chorros muy cargados impactaron en su vagina, muslos, tanga... y ella gemía como si me la estuviera follando. Estaba muy cachonda, pero ese día volvería a casa a pan y agua, aunque llena de semen.
Continuará si queréis.