El festival

Bcn_Bi

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6 Ago 2025
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Todo en la vida tiene su lado positivo y su lado negativo. En esta ocasión: el lado positivo era que mi grupo favorito había confirmado fecha en España; el negativo: en un festival perdido en la montaña, lejos de Barcelona.

Yo tenía 20 años, carné de conducir recién estrenado, y mi novia, de 21 años, podía pedirle prestado el coche a su padre. El plan era el siguiente: un sube y baja para ver el concierto y volver a Barcelona a dormir, a pesar de que el concierto empezaba a las 23h. Era la opción más económica si quería verlos.

Salimos temprano, también queríamos disfrutar de los primeros grupos. Llegamos sin problemas y ya armados con nuestra pulsera y una cerveza en la mano nos fuimos a ver un grupo canadiense de rock que no estaba nada mal. Nos lo estábamos pasando bien cuando se nos acercó una pareja, rondaban los 40 años, con ganas de charlar. Querían saber si conocíamos el grupo y él me contó que ya los había visto varias veces cuando no eran tan conocidos.

Antes de que terminara el concierto, nos fuimos a otro escenario. Esta vez era un grupo francés de música electrónica que me aburrió soberanamente. No como a mi pareja que lo disfrutó bastante, a ella le gustaba este tipo de música. Supongo que por el aburrimiento, fui y volví dos veces al bar en busca de combustible para aguantar aquello.

Por fin llegó el momento esperado, el grupo salió puntual al escenario y arrancó con un par de canciones muy potentes. Estábamos disfrutando de la música cuando se nos volvió a acercar la pareja. Mientras hablábamos, me fijé más en ellos. Él debía tener algo más de 40 años, cuidado. Un señor mayor de lo más corriente. Ella los 40 los tenía también, pelo largo y liso, castaño. Llevaba un vestido que disimulaba su cuerpo, lo único que mostraba era unos grandes pechos, probablemente caídos.

Al terminar el concierto, nos empezamos a despedir. Nos quedaba un largo camino de vuelta.

- ¿De dónde sois? - preguntó él.
- De Barcelona, hemos venido expresamente para el concierto - le dije.
- ¿Y no vais a dormir nada? Es peligroso - ahora ella, parecía realmente interesada.
- No es nada, ya lo hemos hecho otras veces - respondí yo de nuevo.
- Nosotros somos de aquí, tenemos una habitación de sobras si queréis - dijo ella -. Por cierto, me llamo Isabel, que no nos hemos presentado.
- Y yo Toni - dijo el señor -. ¿Seguro que no queréis venir?
- No, de verdad, no queremos molestar - insistí yo, viendo a mi pareja pegar un gran bostezo que no se le escapó a Toni.
- Creo que tu chica está cansada - observó él -. ¿Cómo te llamas?
- Anna.
- Y yo Sergio - dije al fin -. No queremos ser molestia.
- Qué va, mejor así. Es tarde, estáis cansados y con lo que habéis bebido no es seguro… - insistió ella.

Anna parecía preferir esta opción. Aceptamos y fuimos para su apartamento, que estaba más lejos de lo que me esperaba. Después de 40 minutos andando, llegamos agotados. Nos hicieron un pequeño tour por la casa: el salón, la cocina, el baño, una habitación de invitados, con una cama de matrimonio que parecía muy cómoda, y su dormitorio, al que no nos dejaron entrar.

Nos fuimos al salón y nos ofrecieron una cerveza. “La última, última”, subrayó Toni. Nos sentamos en sendos sofás que tenían, separados por una mesa de centro. Isabel se sentó delante mío, abriéndose de piernas. No llevaba bragas y tal como lo vi, desvié la mirada hacia sus caras, un poco incómodo. Toni, por su parte, estaba delante de Anna desnudándola con la mirada. Desde mi perspectiva, era lógico. Anna era guapísima, sobre todo cuando llevaba el pelo negro suelto como hoy. Y tenía cuerpazo: pechos grandes, cintura fina y culo respingón que coronaba sus largas piernas.

Seguimos charlando un rato, yo incómodo viendo el panorama, y pronto la conversación fue subiendo de tono, capitaneada por Toni, como no. Anna no parecía muy incómoda, yo sólo pensaba en irme a dormir (o irme a buscar el coche y regresar a Barcelona).

- Y vosotros… ¿habéis tenido novios antes de salir juntos? - preguntó Toni a bocajarro.
- Anna es mi primera novia - respondí.
- Sergio es mi segundo novio.
- ¿Cuánto tiempo lleváis juntos? - siguió Toni.
- Unos 2 años, nos conocimos en la universidad - respondió Anna.
- Ya veo… - ahora Isabel -, y en la cama… ¿cuántos amantes?

Anna se ruborizó ante la pregunta. Yo estaba incómodo y no se me escapaba que cuando Isabel hizo la pregunta, se inclinó para atrás abriendo un poco más las piernas y le vi el pubis velludo. Levanté la vista y su mirada sentenció que me había pillado observándola.

- Anna ha sido mi primera - dije para pasar rápido de tema.
- Sergio también ha sido el primero.
- ¿Y último? - Toni se inclinó hacia delante, mirando socarronamente a Anna.
- Y último, si todo va bien - dijo Anna, decidida.

Isabel se rio ante su ocurrencia.

- No te cierres puertas tan pronto, querida. Hay un mundo ahí fuera.
- Un mundo que no me interesa explorar - dijo Anna, aguantándole la mirada a Isabel.
- Esto lo dices ahora porque está tu chico delante…

Toni se levantó y se fue a su habitación. Isabel siguió con su discurso.

- La vida da muchas vueltas y antes de que te des cuenta habrás tenido más amantes. No te cierres a las oportunidades, vida hay sólo una y hay que disfrutarla.

Toni regresó. Se había cambiado de ropa. Mejor dicho, se la había quitado. Volvió vestido sólo con unos calzoncillos slip, dejando su pecho peludo al aire y marcando un buen paquete. Iba fuerte el tío.

- Creo que será mejor que nos vayamos - dijo Anna.
- ¿Por? ¿Te incomoda lo que ves? - preguntó Toni, desafiante.
- Un poco. Me parece impropio de ti que vengas casi en pelotas. Tío, que me doblas la edad.

Anna parecía molesta, Toni en cambio, parecía complacido y pasó al ataque.

- Tú te haces la digna, pero tu novio no ha parado de mirarle el coño a mi mujer.

Anna se giró hacia mí, su mirada tan dura me hizo agachar la cabeza.

- ¿Te pone la mujer de este tío? Si podría ser tu madre.

Yo guardé silencio. Isabel intervino.

- No seas dura con él, cariño. Sergio, habla sin miedo. No pasa nada.
- Las vistas eran tentadoras… - dije, con poco convencimiento -. Tienes que reconocer que no están tan mal.
- Flipo contigo, tío - me dijo Anna, girándose hacia Toni que estaba satisfecho por la situación -. ¿Cuál era vuestro plan? ¿Ahora qué?
- Nos habéis parecido monos - dijo Isabel -, tan jovencitos…
- El plan era pasarlo bien - siguió Toni -, y lo haríamos si no te hicieras la digna y te dejaras llevar. ¿O me dirás que no me has mirado cuando he vuelto casi en bolas?
- Te he mirado sin ningún tipo de interés… - dijo Anna, se le notó poco convencimiento.

Toni se levantó y se bajó los calzoncillos, quedándose ahora sí completamente desnudo. Sin dejar de mirar a Anna a los ojos, se sentó con las piernas bien abiertas mostrándole los genitales. Anna no esquivó su mirada y soltó un bufido.

- Desnúdate - le dijo Toni.
- ¿Perdona?
- Estarás menos tensa si te quitas la ropa, ya verás…
- Eres un cerdo, ¿cómo puedes ir así por la vida?
- Si lo prefieres, podemos enviar a tu chico con Isabel a la habitación, si lo que te molesta es que te vea con otro hombre…

En ese momento, como si él hubiera dado una señal, Isabel se quitó el vestido mostrando su cuerpo bronceado y los grandes pechos, caídos como sospechaba. Encima del pubis, más peludo que el de Anna, tenía tatuado el nombre de su marido. No pude apartar la mirada de su cuerpo, imperfecto por el paso de los años pero que me parecía muy sexy, supongo que por la decisión con la que se movía. Una erección me empezaba a nacer.

Era una oportunidad que quizás no se presentaría nunca, faltaba convencer a Anna, lo más complicado de lejos.

- Quizás podríamos darle una oportunidad - le dije, sin atreverme a mirarla a los ojos.
- Tú te follarías a todo lo que se moviera…
- No es eso, pero esto puede ser morboso…
- Paso, yo no quiero que un viejo me toque.

Parecía todo perdido hasta que tuve la idea que podía desencajarlo todo.

- ¿Y si no intercambiamos parejas?
- A ver, desarrolla - Toni parecía interesado.
- Nada, tío, paso.
- Anna, siempre dices que tu fantasía sería que nos vieran follar - Anna me miró, traicionada por sacar esto a colación -. ¿No te daría morbo que ellos nos vieran follar?
- No sé si me apetece mucho ahora mismo.
- Podemos probarlo - insistí, y me quité la camiseta.
- Vamos, mujer, no tienes nada que perder - apretó Isabel.

Anna no estaba muy convencida, igualmente se quitó el top. El sujetador negro le cubría sus grandes pechos. Yo aproveché la inercia para terminar de quitarme la ropa, mostrando a los presentes mi pene erecto. Estaba ansioso por sacarla, tanto rato en los pantalones ya me dolía… Me senté en el sofá, mi pene enhiesto atraía las miradas de todos. Las de Toni e Isabel, lascivas; Anna me miraba con una mezcla de curiosidad y decepción.

- Va, Anna, sólo faltas tú - le insistí. Quizás luego me arrepentiría, pero ahora estaba demasiado cachondo para pensar.

Anna se tomó su tiempo en desabrocharse los zapatos y quitárselos. Luego se quitó los pantalones sin levantarse. Los demás no lo vieron, yo sabía que llevaba esa tanguita pequeña negra que tanto me excitaba. Se cubrió el pubis con un cojín y se quitó la tanga, dejándola a un lado del sofá. Luego, cogió otro cojín y me pidió que le tapara los pechos mientras se quitaba el sujetador.

- Pues ya estamos todos desnudos - dijo Toni -, ¿ves, Anna? No pasa nada.

Anna no estaba muy convencida. Yo me acerqué a ella y la besé.

- Terminemos rápido con esto antes de que te mate - me susurró.

Me devolvió el beso, su lengua se encontró con la mía, y yo metí la mano por debajo del cojín para acariciarle los pechos. A ella le encantaba que le pellizcara los pezones. Se relajó y dejó caer el cojín, dejando sus pechos al aire para disfrute de la otra pareja. Yo estaba muy caliente, mi erección seguía guiando mis movimientos y rápidamente le metí la mano bajo el otro cojín, buscando su coño. Cuál fue mi sorpresa cuando descubrí que estaba mojadísima.

Me aparté para mirarla, sus ojos un enigma. Miré de reojo a Toni e Isabel, no nos quitaban ojo de encima. Me pareció ver que Toni estaba empinado e Isabel se estaba tocando. La temperatura subía. Agarré a Anna por las piernas y la tumbé en el sofá, sus pechos balanceándose como dos apetitosos flanes. Busqué su coño y le introduje el glande poco a poco. Ella cruzó sus piernas alrededor de mi culo y empujó para que se la metiera hasta el fondo. Nos mirábamos mientras la penetraba. Nunca había estado tan cachondo. Anna se giró hacia Toni e Isabel.

- Eh, vosotros, menos mirar y más follar, pervertidos.

Toni se rio y le hizo un gesto a Isabel, que se agachó para empezar a mamársela. Así estaba mejor, las dos parejas follando. El olor a sexo impregnaba la habitación. Isabel se levantó y se sentó sobre la polla de su marido, soltando un suave gemido y empezó a cabalgarlo. No duró mucho, Toni la agarró y la puso a cuatro patas y le empezó a dar fuerte por detrás. Isabel seguía gimiendo.

Anna me pidió que me incorporara en el sofá. Era su turno de sentarse encima mío y lo hizo de espaldas a mí. Yo estaba cachondísimo viendo mi polla desaparecer entre sus nalgas. Toni, por su parte, no dejaba de mirar esas tetas jóvenes que botaban y mi mano acariciando su clítoris. Entonces cambió todo. Toni dejó de follarse a su mujer y se puso delante de Anna, acariciándose el miembro mientras se la miraba. Anna siguió botando encima mío y se detuvo.

- ¿Es esto lo que querías? - me dijo, girándose hacia mí.
- Sí, es muy morboso… te quiero.

Ella no dijo nada y se puso a cuatro patas sobre el sofá, apoyándose un poco en la mesa de centro. Yo pasé mi polla por su clítoris antes de metérsela y empezar a darle fuerte por detrás. Ella sabía que esta posición era mi favorita. Toni se puso delante suyo y Anna agarró su miembro y empezó a pajearlo un poco. Yo me detuve, por la sorpresa. Anna estaba pajeando a Toni; Isabel se masajeaba el clítoris en el sofá, mirándome. Anna se metió la polla de Toni en la boca y sentí un poco de celos. Anna hacía buenas mamadas y Toni estaba disfrutándolo.

Me levanté y me fui con Isabel. Si Anna podía comerle el rabo a Toni, yo podía comerle el coño a Isa, que se abrió más de piernas cuando me acerqué a ella. Me fui directamente a su chocho peludo y con el primer lametón ya saboreé una buena cantidad de su dulce flujo. Tenía el clítoris grande y lo lamí y chupé con ganas. Estaba a media faena, cuando Toni habló.

- ¿Por qué no nos llevamos esto a la habitación? Estaremos más cómodos.

Toni tomó de la mano a Anna y se metieron en la habitación. Yo me quise levantar para seguirles, pero Isabel me agarró la cabeza y la apretó contra su coño.

- No corras tanto, campeón, que aquí no hemos terminado.

Me volví a sumergir en su coño, dando largos lametazos y metiéndole un par de dedos mientras oía a Anna gemir en la otra habitación. Quizás mi mente me estaba jugando una mala pasada, pero no soportaba la idea de no verla. Empecé a lamer su clítoris con más fuerza, ayudándome de un par de dedos para estimularla. Quería terminar pronto. Ella empezó a estremecerse.

- Sigue así, no pares. Ahhhh, no pares…

Seguí lamiendo hasta que arqueó la espalda y apretó mi cabeza con más fuerza contra su coño, empapando mi cara con sus flujos.

- Uff… qué buen chico eres, con qué ganas me has comido.

Isabel se incorporó y tomó mi mano.

- Venga, vámonos para la habitación que te mueres de ganas.

Cuando entramos, Anna estaba cabalgando a Toni de espaldas. Él tenía la misma perspectiva de su culo que tuve yo antes cuando me cabalgaba a mí. Anna se me quedó mirando, su pelo pegado por el sudor en su cara y sus pechos, botando salvajemente. Estaba excitante viéndola cabalgar a otro tío. Toni nos vio, me sonrió y agarró a Anna dándole la vuelta y tumbándola sobre la cama, él apoyando todo su peso encima y empezándosela a follar con fuerza.

Anna gemía, atrapada bajo el cuerpo de Toni, e Isabel se sentó en la cama y agarró mi pene erecto y empezó a darme una mamada profunda y suave. Saboreaba mi polla con mucho esmero mientras una mano acariciaba mis huevos y con la otra paseaba un dedo curioso por mi raja del culo. Abrí un poco las piernas y empezó a masajear mi ano y meterme un poco la puntita.

A su vez, Toni se incorporó y puso a Anna a cuatro patas. Le dio una palmada en el culo y la empaló con fuerza hasta el fondo. Anna jadeaba y gemía, su cuerpo temblaba por las fuertes embestidas de Toni que no tardaría en correrse con un fuerte gruñido. Siguió sujetando a Anna con la polla dentro, supuse, algo molesto, que para llenarla con hasta su última gota de semen hasta que vi que la sacó enfundada en un condón bastante lleno. Iba cargado el colega. Toni le dio un sonoro palmetazo al culo de Anna.

- Pedazo tía tienes, chaval - me dijo -. Tú, ven aquí y limpiámela - le dijo a su mujer que abandonó mi polla y se acercó a su marido para limpiarle la polla a lengüetazos.

Anna mientras se había tumbado en la cama abierta de piernas, acariciándose el clítoris y me pidió que me acercara. No dude en ponerme encima y metérsela rápido en su coño todavía húmedo.

Le di una embestida suave mientras nos besamos. Otra más fuerte y otra. Ella me abrazó con sus piernas, sin dejarme sacarla.

- A ti te dejo correrte dentro de mí - me susurró al oido.

No necesité más. Estaba tan caliente que me corrí al momento, soltando un buen chorretazo dentro de ella. Nos quedamos un rato abrazados hasta que Toni me dio una palmada en el culo.

- Estás hecho un semental, colega - me dijo mientras Isabel se reía con ganas.

Anna aprovechó este momento para levantarse e irse al baño a lavarse un poco. Cuando volvió, nos quedamos los cuatro en esa cama todos juntos, nuestras pieles rozándose. Estaba tan cansado y satisfecho que no me importó notar el pene flácido de Toni detrás mío mientras dormía abrazado a Anna. Esa noche todo había salido a la perfección: había visto a mi grupo favorito y había cumplido con una fantasía.
 
Todo en la vida tiene su lado positivo y su lado negativo. En esta ocasión: el lado positivo era que mi grupo favorito había confirmado fecha en España; el negativo: en un festival perdido en la montaña, lejos de Barcelona.

Yo tenía 20 años, carné de conducir recién estrenado, y mi novia, de 21 años, podía pedirle prestado el coche a su padre. El plan era el siguiente: un sube y baja para ver el concierto y volver a Barcelona a dormir, a pesar de que el concierto empezaba a las 23h. Era la opción más económica si quería verlos.

Salimos temprano, también queríamos disfrutar de los primeros grupos. Llegamos sin problemas y ya armados con nuestra pulsera y una cerveza en la mano nos fuimos a ver un grupo canadiense de rock que no estaba nada mal. Nos lo estábamos pasando bien cuando se nos acercó una pareja, rondaban los 40 años, con ganas de charlar. Querían saber si conocíamos el grupo y él me contó que ya los había visto varias veces cuando no eran tan conocidos.

Antes de que terminara el concierto, nos fuimos a otro escenario. Esta vez era un grupo francés de música electrónica que me aburrió soberanamente. No como a mi pareja que lo disfrutó bastante, a ella le gustaba este tipo de música. Supongo que por el aburrimiento, fui y volví dos veces al bar en busca de combustible para aguantar aquello.

Por fin llegó el momento esperado, el grupo salió puntual al escenario y arrancó con un par de canciones muy potentes. Estábamos disfrutando de la música cuando se nos volvió a acercar la pareja. Mientras hablábamos, me fijé más en ellos. Él debía tener algo más de 40 años, cuidado. Un señor mayor de lo más corriente. Ella los 40 los tenía también, pelo largo y liso, castaño. Llevaba un vestido que disimulaba su cuerpo, lo único que mostraba era unos grandes pechos, probablemente caídos.

Al terminar el concierto, nos empezamos a despedir. Nos quedaba un largo camino de vuelta.

- ¿De dónde sois? - preguntó él.
- De Barcelona, hemos venido expresamente para el concierto - le dije.
- ¿Y no vais a dormir nada? Es peligroso - ahora ella, parecía realmente interesada.
- No es nada, ya lo hemos hecho otras veces - respondí yo de nuevo.
- Nosotros somos de aquí, tenemos una habitación de sobras si queréis - dijo ella -. Por cierto, me llamo Isabel, que no nos hemos presentado.
- Y yo Toni - dijo el señor -. ¿Seguro que no queréis venir?
- No, de verdad, no queremos molestar - insistí yo, viendo a mi pareja pegar un gran bostezo que no se le escapó a Toni.
- Creo que tu chica está cansada - observó él -. ¿Cómo te llamas?
- Anna.
- Y yo Sergio - dije al fin -. No queremos ser molestia.
- Qué va, mejor así. Es tarde, estáis cansados y con lo que habéis bebido no es seguro… - insistió ella.

Anna parecía preferir esta opción. Aceptamos y fuimos para su apartamento, que estaba más lejos de lo que me esperaba. Después de 40 minutos andando, llegamos agotados. Nos hicieron un pequeño tour por la casa: el salón, la cocina, el baño, una habitación de invitados, con una cama de matrimonio que parecía muy cómoda, y su dormitorio, al que no nos dejaron entrar.

Nos fuimos al salón y nos ofrecieron una cerveza. “La última, última”, subrayó Toni. Nos sentamos en sendos sofás que tenían, separados por una mesa de centro. Isabel se sentó delante mío, abriéndose de piernas. No llevaba bragas y tal como lo vi, desvié la mirada hacia sus caras, un poco incómodo. Toni, por su parte, estaba delante de Anna desnudándola con la mirada. Desde mi perspectiva, era lógico. Anna era guapísima, sobre todo cuando llevaba el pelo negro suelto como hoy. Y tenía cuerpazo: pechos grandes, cintura fina y culo respingón que coronaba sus largas piernas.

Seguimos charlando un rato, yo incómodo viendo el panorama, y pronto la conversación fue subiendo de tono, capitaneada por Toni, como no. Anna no parecía muy incómoda, yo sólo pensaba en irme a dormir (o irme a buscar el coche y regresar a Barcelona).

- Y vosotros… ¿habéis tenido novios antes de salir juntos? - preguntó Toni a bocajarro.
- Anna es mi primera novia - respondí.
- Sergio es mi segundo novio.
- ¿Cuánto tiempo lleváis juntos? - siguió Toni.
- Unos 2 años, nos conocimos en la universidad - respondió Anna.
- Ya veo… - ahora Isabel -, y en la cama… ¿cuántos amantes?

Anna se ruborizó ante la pregunta. Yo estaba incómodo y no se me escapaba que cuando Isabel hizo la pregunta, se inclinó para atrás abriendo un poco más las piernas y le vi el pubis velludo. Levanté la vista y su mirada sentenció que me había pillado observándola.

- Anna ha sido mi primera - dije para pasar rápido de tema.
- Sergio también ha sido el primero.
- ¿Y último? - Toni se inclinó hacia delante, mirando socarronamente a Anna.
- Y último, si todo va bien - dijo Anna, decidida.

Isabel se rio ante su ocurrencia.

- No te cierres puertas tan pronto, querida. Hay un mundo ahí fuera.
- Un mundo que no me interesa explorar - dijo Anna, aguantándole la mirada a Isabel.
- Esto lo dices ahora porque está tu chico delante…

Toni se levantó y se fue a su habitación. Isabel siguió con su discurso.

- La vida da muchas vueltas y antes de que te des cuenta habrás tenido más amantes. No te cierres a las oportunidades, vida hay sólo una y hay que disfrutarla.

Toni regresó. Se había cambiado de ropa. Mejor dicho, se la había quitado. Volvió vestido sólo con unos calzoncillos slip, dejando su pecho peludo al aire y marcando un buen paquete. Iba fuerte el tío.

- Creo que será mejor que nos vayamos - dijo Anna.
- ¿Por? ¿Te incomoda lo que ves? - preguntó Toni, desafiante.
- Un poco. Me parece impropio de ti que vengas casi en pelotas. Tío, que me doblas la edad.

Anna parecía molesta, Toni en cambio, parecía complacido y pasó al ataque.

- Tú te haces la digna, pero tu novio no ha parado de mirarle el coño a mi mujer.

Anna se giró hacia mí, su mirada tan dura me hizo agachar la cabeza.

- ¿Te pone la mujer de este tío? Si podría ser tu madre.

Yo guardé silencio. Isabel intervino.

- No seas dura con él, cariño. Sergio, habla sin miedo. No pasa nada.
- Las vistas eran tentadoras… - dije, con poco convencimiento -. Tienes que reconocer que no están tan mal.
- Flipo contigo, tío - me dijo Anna, girándose hacia Toni que estaba satisfecho por la situación -. ¿Cuál era vuestro plan? ¿Ahora qué?
- Nos habéis parecido monos - dijo Isabel -, tan jovencitos…
- El plan era pasarlo bien - siguió Toni -, y lo haríamos si no te hicieras la digna y te dejaras llevar. ¿O me dirás que no me has mirado cuando he vuelto casi en bolas?
- Te he mirado sin ningún tipo de interés… - dijo Anna, se le notó poco convencimiento.

Toni se levantó y se bajó los calzoncillos, quedándose ahora sí completamente desnudo. Sin dejar de mirar a Anna a los ojos, se sentó con las piernas bien abiertas mostrándole los genitales. Anna no esquivó su mirada y soltó un bufido.

- Desnúdate - le dijo Toni.
- ¿Perdona?
- Estarás menos tensa si te quitas la ropa, ya verás…
- Eres un cerdo, ¿cómo puedes ir así por la vida?
- Si lo prefieres, podemos enviar a tu chico con Isabel a la habitación, si lo que te molesta es que te vea con otro hombre…

En ese momento, como si él hubiera dado una señal, Isabel se quitó el vestido mostrando su cuerpo bronceado y los grandes pechos, caídos como sospechaba. Encima del pubis, más peludo que el de Anna, tenía tatuado el nombre de su marido. No pude apartar la mirada de su cuerpo, imperfecto por el paso de los años pero que me parecía muy sexy, supongo que por la decisión con la que se movía. Una erección me empezaba a nacer.

Era una oportunidad que quizás no se presentaría nunca, faltaba convencer a Anna, lo más complicado de lejos.

- Quizás podríamos darle una oportunidad - le dije, sin atreverme a mirarla a los ojos.
- Tú te follarías a todo lo que se moviera…
- No es eso, pero esto puede ser morboso…
- Paso, yo no quiero que un viejo me toque.

Parecía todo perdido hasta que tuve la idea que podía desencajarlo todo.

- ¿Y si no intercambiamos parejas?
- A ver, desarrolla - Toni parecía interesado.
- Nada, tío, paso.
- Anna, siempre dices que tu fantasía sería que nos vieran follar - Anna me miró, traicionada por sacar esto a colación -. ¿No te daría morbo que ellos nos vieran follar?
- No sé si me apetece mucho ahora mismo.
- Podemos probarlo - insistí, y me quité la camiseta.
- Vamos, mujer, no tienes nada que perder - apretó Isabel.

Anna no estaba muy convencida, igualmente se quitó el top. El sujetador negro le cubría sus grandes pechos. Yo aproveché la inercia para terminar de quitarme la ropa, mostrando a los presentes mi pene erecto. Estaba ansioso por sacarla, tanto rato en los pantalones ya me dolía… Me senté en el sofá, mi pene enhiesto atraía las miradas de todos. Las de Toni e Isabel, lascivas; Anna me miraba con una mezcla de curiosidad y decepción.

- Va, Anna, sólo faltas tú - le insistí. Quizás luego me arrepentiría, pero ahora estaba demasiado cachondo para pensar.

Anna se tomó su tiempo en desabrocharse los zapatos y quitárselos. Luego se quitó los pantalones sin levantarse. Los demás no lo vieron, yo sabía que llevaba esa tanguita pequeña negra que tanto me excitaba. Se cubrió el pubis con un cojín y se quitó la tanga, dejándola a un lado del sofá. Luego, cogió otro cojín y me pidió que le tapara los pechos mientras se quitaba el sujetador.

- Pues ya estamos todos desnudos - dijo Toni -, ¿ves, Anna? No pasa nada.

Anna no estaba muy convencida. Yo me acerqué a ella y la besé.

- Terminemos rápido con esto antes de que te mate - me susurró.

Me devolvió el beso, su lengua se encontró con la mía, y yo metí la mano por debajo del cojín para acariciarle los pechos. A ella le encantaba que le pellizcara los pezones. Se relajó y dejó caer el cojín, dejando sus pechos al aire para disfrute de la otra pareja. Yo estaba muy caliente, mi erección seguía guiando mis movimientos y rápidamente le metí la mano bajo el otro cojín, buscando su coño. Cuál fue mi sorpresa cuando descubrí que estaba mojadísima.

Me aparté para mirarla, sus ojos un enigma. Miré de reojo a Toni e Isabel, no nos quitaban ojo de encima. Me pareció ver que Toni estaba empinado e Isabel se estaba tocando. La temperatura subía. Agarré a Anna por las piernas y la tumbé en el sofá, sus pechos balanceándose como dos apetitosos flanes. Busqué su coño y le introduje el glande poco a poco. Ella cruzó sus piernas alrededor de mi culo y empujó para que se la metiera hasta el fondo. Nos mirábamos mientras la penetraba. Nunca había estado tan cachondo. Anna se giró hacia Toni e Isabel.

- Eh, vosotros, menos mirar y más follar, pervertidos.

Toni se rio y le hizo un gesto a Isabel, que se agachó para empezar a mamársela. Así estaba mejor, las dos parejas follando. El olor a sexo impregnaba la habitación. Isabel se levantó y se sentó sobre la polla de su marido, soltando un suave gemido y empezó a cabalgarlo. No duró mucho, Toni la agarró y la puso a cuatro patas y le empezó a dar fuerte por detrás. Isabel seguía gimiendo.

Anna me pidió que me incorporara en el sofá. Era su turno de sentarse encima mío y lo hizo de espaldas a mí. Yo estaba cachondísimo viendo mi polla desaparecer entre sus nalgas. Toni, por su parte, no dejaba de mirar esas tetas jóvenes que botaban y mi mano acariciando su clítoris. Entonces cambió todo. Toni dejó de follarse a su mujer y se puso delante de Anna, acariciándose el miembro mientras se la miraba. Anna siguió botando encima mío y se detuvo.

- ¿Es esto lo que querías? - me dijo, girándose hacia mí.
- Sí, es muy morboso… te quiero.

Ella no dijo nada y se puso a cuatro patas sobre el sofá, apoyándose un poco en la mesa de centro. Yo pasé mi polla por su clítoris antes de metérsela y empezar a darle fuerte por detrás. Ella sabía que esta posición era mi favorita. Toni se puso delante suyo y Anna agarró su miembro y empezó a pajearlo un poco. Yo me detuve, por la sorpresa. Anna estaba pajeando a Toni; Isabel se masajeaba el clítoris en el sofá, mirándome. Anna se metió la polla de Toni en la boca y sentí un poco de celos. Anna hacía buenas mamadas y Toni estaba disfrutándolo.

Me levanté y me fui con Isabel. Si Anna podía comerle el rabo a Toni, yo podía comerle el coño a Isa, que se abrió más de piernas cuando me acerqué a ella. Me fui directamente a su chocho peludo y con el primer lametón ya saboreé una buena cantidad de su dulce flujo. Tenía el clítoris grande y lo lamí y chupé con ganas. Estaba a media faena, cuando Toni habló.

- ¿Por qué no nos llevamos esto a la habitación? Estaremos más cómodos.

Toni tomó de la mano a Anna y se metieron en la habitación. Yo me quise levantar para seguirles, pero Isabel me agarró la cabeza y la apretó contra su coño.

- No corras tanto, campeón, que aquí no hemos terminado.

Me volví a sumergir en su coño, dando largos lametazos y metiéndole un par de dedos mientras oía a Anna gemir en la otra habitación. Quizás mi mente me estaba jugando una mala pasada, pero no soportaba la idea de no verla. Empecé a lamer su clítoris con más fuerza, ayudándome de un par de dedos para estimularla. Quería terminar pronto. Ella empezó a estremecerse.

- Sigue así, no pares. Ahhhh, no pares…

Seguí lamiendo hasta que arqueó la espalda y apretó mi cabeza con más fuerza contra su coño, empapando mi cara con sus flujos.

- Uff… qué buen chico eres, con qué ganas me has comido.

Isabel se incorporó y tomó mi mano.

- Venga, vámonos para la habitación que te mueres de ganas.

Cuando entramos, Anna estaba cabalgando a Toni de espaldas. Él tenía la misma perspectiva de su culo que tuve yo antes cuando me cabalgaba a mí. Anna se me quedó mirando, su pelo pegado por el sudor en su cara y sus pechos, botando salvajemente. Estaba excitante viéndola cabalgar a otro tío. Toni nos vio, me sonrió y agarró a Anna dándole la vuelta y tumbándola sobre la cama, él apoyando todo su peso encima y empezándosela a follar con fuerza.

Anna gemía, atrapada bajo el cuerpo de Toni, e Isabel se sentó en la cama y agarró mi pene erecto y empezó a darme una mamada profunda y suave. Saboreaba mi polla con mucho esmero mientras una mano acariciaba mis huevos y con la otra paseaba un dedo curioso por mi raja del culo. Abrí un poco las piernas y empezó a masajear mi ano y meterme un poco la puntita.

A su vez, Toni se incorporó y puso a Anna a cuatro patas. Le dio una palmada en el culo y la empaló con fuerza hasta el fondo. Anna jadeaba y gemía, su cuerpo temblaba por las fuertes embestidas de Toni que no tardaría en correrse con un fuerte gruñido. Siguió sujetando a Anna con la polla dentro, supuse, algo molesto, que para llenarla con hasta su última gota de semen hasta que vi que la sacó enfundada en un condón bastante lleno. Iba cargado el colega. Toni le dio un sonoro palmetazo al culo de Anna.

- Pedazo tía tienes, chaval - me dijo -. Tú, ven aquí y limpiámela - le dijo a su mujer que abandonó mi polla y se acercó a su marido para limpiarle la polla a lengüetazos.

Anna mientras se había tumbado en la cama abierta de piernas, acariciándose el clítoris y me pidió que me acercara. No dude en ponerme encima y metérsela rápido en su coño todavía húmedo.

Le di una embestida suave mientras nos besamos. Otra más fuerte y otra. Ella me abrazó con sus piernas, sin dejarme sacarla.

- A ti te dejo correrte dentro de mí - me susurró al oido.

No necesité más. Estaba tan caliente que me corrí al momento, soltando un buen chorretazo dentro de ella. Nos quedamos un rato abrazados hasta que Toni me dio una palmada en el culo.

- Estás hecho un semental, colega - me dijo mientras Isabel se reía con ganas.

Anna aprovechó este momento para levantarse e irse al baño a lavarse un poco. Cuando volvió, nos quedamos los cuatro en esa cama todos juntos, nuestras pieles rozándose. Estaba tan cansado y satisfecho que no me importó notar el pene flácido de Toni detrás mío mientras dormía abrazado a Anna. Esa noche todo había salido a la perfección: había visto a mi grupo favorito y había cumplido con una fantasía.
Muy buen relato, muy cachondo y caliente.

Espero que tenga continuación! Estaría bien un toque 'bi' entre estas parejas... a ver si hay segunda parte!
 
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