El Casino de Villa Angela

AugustoLanda

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5 Jul 2023
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Estábamos en Villa Angela y surgió ir al casino a jugar unas fichas…La noche estaba bastante calurosa, y vos estabas vestida con una mini de jean y una remerita ajustada de infarto, y habíamos tomado algunas copas. Una vez dentro del casino, nos desparramamos algunos por la ruleta, otros por el BlackJack, y otros por las fichitas. Nosotros nos fuimos a la ruleta, pero como había otra gente del trabajo no podíamos hacer nada. De tanto en tanto nos cruzábamos miraditas y aprovechábamos para tocarnos apenas perceptiblemente…no podía evitar comerte con la mirada… estabas hecha un bombonazo… y me empecé a poner muy caliente. Vos notabas mis miradas, que la sentías recorrer tu cuerpo haciendo que una electricidad lo recorriera. Al mismo tiempo te llamó la atención un tipo de unos 50 años que te miraba al principio disimuladamente, pero cada vez más directamente… Si bien no te gustaba, había algo que te atraía, y sin duda te daba curiosidad el que te mirara tan insistentemente.

La noche siguió su curso y se terminaron yendo todos los del laburo y nos quedamos solos…seguimos jugando a la ruleta y nuestra suerte era cambiante. Yo aproveché para tomarme unas cervezas y te fui trayendo copas de champagne, que te tomaste sin dudarlo…nuestros toqueteos eran cada vez menos disimulados y nos empezamos a calentar. En un momento... te pedí que fueras al baño y te quitaras el corpiño, lo que accediste pero después de hacerte rogar un poco. Te gustaba este juego… y salir sin corpiño con esa remera ajustadísima que tenías sin duda te iba a calentar mucho. Cuando te ibas para el baño, te diste vuelta y, con mirada picarona, me tiraste un besito...

Saliste al ratito, con el pelo un poco mojado y tus tetas bien marcadas. Me puse a mil. Nunca voy a olvidar tu cara cuando volvías caminando hacia mí. Te sentí que gozabas, que te liberabas. Nos besamos por primera vez en la noche y sentí en mi cuerpo esas hermosas tetas que tenés…los pezones erectos y tu lengua recorriendo mi boca me pusieron a mil. Nos fuimos al bar del casino, y nos sentamos en una mesa apartada, medio oscura. Aproveché para tocarte un poco por debajo de la pollera, y te sentí mojada como nunca. En eso la moza nos trajo dos copas de champagne, que nos dijo invitó un hombre en la barra. Cuando lo vimos, te diste cuenta que era el hombre que te miró toda la noche…se acercó y se sentó a hablar con nosotros... era muy simpático y ameno, lo que nos cayó bien de entrada, aunque un poco molestos porque queríamos seguir nuestro jueguito. El hombre te miraba muy detenidamente, y miraba tus tetas y piernas también. Me di cuenta enseguida que te quería coger, y a vos esa situación te divertía y te calentaba a la vez. Me di cuenta también. De repente, después de unos minutos de charla, el hombre saca un fajo de dólares y los deja en la mesa. “Les doy 3.000 dólares”, nos dijo. “Para qué?”, le pregunté. “Para acostarme con ella” dijo el hombre señalándote. Nos quedamos petrificados. De repente, se levantó y fue a pedir algo a la barra. Nos miramos incrédulos. Yo te interrogué con la mirada, pero no decías nada. Te besé, y me respondiste el beso apasionadamente. Sentía tu corazón palpitar fuerte. Jadeabas. Sin duda alguna la situación nos calentaba mucho. Cuando volvió y se sentó, nos interrogó con la mirada. “Por 5.000 te la cogés”, le dije. “Pero con una condición. Yo tengo que estar”. Como respuesta, tiró otro fajo de billetes, nos dejó la llave de su habitación de hotel y se fue.

En el camino a la habitación no nos dijimos nada. Solo nos tocábamos y besábamos. Te sentía muy caliente. Antes de entrar te pregunté “estás segura?”. Como respuesta, pusiste la llave y entramos. El hombre nos esperaba. Me senté al lado de la cama mientras el hombre se te acercó. Nadie dijo nada. Se miraban a los ojos. Te empezó a recorrer el cuerpo con la mano. Te fue levantando la remera hasta dejar al descubierto tus tetas… que las vi como nunca. Exultantes, poderosas. El hombre las empezó a chupar y vos giraste la cabeza hacia mí. Tu mirada te delataba. No podías creer que estuvieras ahí. Te sentías una puta y te gustaba. Muy puta. Y te encantaba ser mi puta. Le chupaste la pija y después te lo cogiste. Todo mientras me tirabas miradas y mientras yo veía todo. Disfrutaste muchísimo. Cuando terminó, nos fuimos sin decir tampoco ninguna palabra. En el ascensor, no me aguanté más y te empecé a besar y a tocar. Paré el ascensor, te subí la pollerita y te arranqué la tanga. Te empecé a coger ahí mismo, embistiéndote tan fuerte que te hacía gritar de placer. No te podías contener. Tus gritos se escuchaban en todo el hotel, y te encantaba sentir mi pija tan dura como nunca la habías sentido…empezaste a sentir mi acabada dentro de la concha y deliraste de placer. Sentías que te inundabas. En menos de una hora te cogieron dos hombres y te hicieron sentir como nunca. Perdiste la cuenta de cuantas veces acabaste.

Cuando entramos en la habitación, te duchaste y fuiste a buscar la cama donde estaba yo.

“Gracias”, me dijiste y te dormiste.
 
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