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Relatas muy bien. EnhorabuenaSÁBADO(2):
Cuando me subí al coche de Fran, mi mirada no pudo evitar clavarse en su novia, mi amiga Emma.
Emma era madrileña, de padres africanos. Era espectacular lo bien que combinaba su físico de mujer negra, alta y fuerte con su voz dulce con acento madrileño. Desde el primer día que la vimos en la oficina, tanto Fran como yo quedamos hipnotizados con su belleza. Era mona de cara, pero eso era lo de menos. Eran esas piernas... Unas piernas impresionantemente largas, que hacían que fuera más alta que yo. Eran largas y de anchos muslos y eran el preludio de lo que seguramente sería uno de los mejores culos del planeta, sin exagerar.
Fran era mi mejor amigo, pero muchas veces llegué a desear que tuviera algún problema con Emma para poder tener alguna oportunidad de probar esas piernas negras tan codiciadas.
Por si fuera poco, Emma era también una de mis mejores amigas. No hacía ni un año desde que la conocí y ya se había vuelto alguien importante en mi vida. Era simpática, agradable y graciosa, con un sentido del humor muy parecido al mío.
Desde el primer día que la vimos, tanto Fran como yo hicimos lo que pudimos para ligar con ella, pero fue él quien se hizo con el trofeo.
Esa noche, Emma llevaba un vestido corto y tacones, lo que resaltaba sus mejores rasgos.
Pensándolo bien, se podría decir que Emma era básicamente la antítesis de mi tía Paola. Tenía las tetas muy pequeñas, como compensación por tener las mejores piernas que habían pisado la faz de la Tierra.
Cuando por fin llegamos a la casa de la fiesta, los tres nos miramos flipando. Era una jodida mansión. Era tan grande que, tras unos minutos de presentaciones, perdí de vista a Fran y a Emma y no volví a verlos hasta pasados más de 40 minutos.
Serían las doce de la noche, cuando, mientras charlaba con Fran, vimos llegar a Emma acompañada de las dos chicas de aquella famosa foto de la oficina. Fue fácil reconocerlas, ya que la morena llevaba las mismas gafas de sol gigantes a pesar de ser de noche. La rubia, sin embargo, estaba bastante más gordita que en la foto, aunque eso no era una limitación para mí.
Emma nos las presentó y procedimos a mantener una interesante conversación los cinco.
Nos sentamos en unos sofás y, a medida que las copas iban subiendo, la conversación se iba volviendo más caliente.
-A mí... volverlos sumisos... atarles a la cama o volverlos mis esclavos -dijo la chica de las gafas de sol como respuesta a qué era lo que más le gustaba en la cama.
La verdad es que durante toda la noche ella era la que menos había llamado mi atención. Mi mente había ido oscilando entre los pensamientos sobre mi tía, las piernas de Emma y lo grandes que eran las tetas de la rubia, bajita y gordita. Sin embargo, tras ese comentario, la morena capturó mi atención. Su nombre era Jennifer y era aún más alta que Emma. Tenía la voz más grave de lo habitual y era la más masculina de todas. Desde un principio fue la que menos me atrajo de las tres, pero tras escuchar lo golfa que era... empecé a prestarle algo más de atención.
-Venga, ahora que estamos tontorrones vamos a jugar a verdad o atrevimiento -dijo la rubia.
-¿Cómo si tuviéramos 15 años? -respondió Fran.
-Sí y por listo vas a empezar tú.
Todos rieron.
-Venga, va... Verdad.
Todos nos miramos mientras pensábamos algo que preguntarle.
-Yo sé, yo sé -intervino Jennifer -¿Qué parte del cuerpo de Emma es la que más te pone?
Fran, riendo, se levantó y cogió a Emma de la mano para que se levantara también.
-¿De verdad hace falta decirlo? -dijo mientras le daba la vuelta y nos enseñaba su brutal culo haciendo presión contra el vestido, deseando salir.
La rubia aprovechó para darle un azote y añadir:
-Es increíble, sí.
-Qué respuesta tan básica, hijo -dijo Jennifer.
-Bueno, vale... si os soy sincero... me ponen mucho también sus pies.
-Ahí, ahí -dijo Jennifer riendo.
Yo no pude evitar imaginarme a Emma con sus enormes piernas negras desnudas. Tenía que ser un jodido espectáculo poder lamer desde sus pies hasta su culo.
-Yo dejaría que me pise la cara -añadió la rubia.
-¿Eres lesbiana? -le pregunté con curiosidad.
-Aún no es mi turno de responder -me dijo guiñando un ojo.
-Te toca -dijo Emma señalándome.
En ese momento sentí algo de miedo. El alcohol ya estaba bien impregnado en mi sangre y se me podía escapar algún comentario que desvelara mis verdaderos pensamientos tabú. Las dos últimas noches me había corrido pensando en mi tía, por no hablar de que ya había perdido la cuenta de las veces que me había masturbado pensando en Emma.
-Mmm... atrevimiento -dije para evitar desvelar mis deseos prohibidos.
-¡Muy bien! -añadió Jennifer -tenemos que pensar algo bueno.
Estuvieron como un minuto entero debatiendo hasta que finalmente todos me miraron y la rubia gordita, que por cierto se llamaba Ana, habló en nombre de todos:
-Te retamos a meterte en el jacuzzi.
Como ya había mencionado, la casa era gigante y tenía un jacuzzi en la terraza, a unos metros de los sofás en los que estábamos sentados. En ese momento estaba vacío y la verdad es que no suponía ningún reto meterme en él.
Sin darle muchas vueltas me quité la ropa hasta quedar en calzoncillos mientras las chicas hacían comentarios y silbidos halagándome. Entonces me di la vuelta para quitarme los calzoncillos y quedar totalmente desnudo.
-¡Ese culito! -gritó Emma.
Entonces, tapé mi pequeño pene con la mano, me giré y salí afuera al jacuzzi.
El agua estaba muy caliente y se estaba muy a gusto, por lo que hice gestos a los de dentro para que se unieran.
Los demás se miraron y, sin decir, nada, pasaron a quitarse la ropa y emulando mi estrategia, salieron afuera tapándose lo que podían.
Afortunadamente, el jacuzzi era suficientemente grande y generaba buenas cantidades de jabón, por lo que en seguida pudimos situarnos todos ahí dentro sin mostrar todo nuestro cuerpo a los demás. A mi derecha se sentó Jennifer y a mi izquierda Ana. Emma y Fran quedaban en frente mío, algo más apartados. Sin duda, aquellos dos estaban aprovechando el frondoso jabón para manosearse por debajo, ya que sus reacciones les delataban.
Sí, he estado con muchas dudas porque no sabía si cerrar la historia al marcharse la tía de Pablito, pero creo que en el jacuzzi de la fiesta se abrieron muchas tramas sin resolver, además de que habrá un reencuentro de Paola y Pablito unos años después.Esto no va a continuar?