berserk37
Miembro muy activo
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Agujero negro
Me llamo Jason, Trabajo como fotógrafo para las mejores revistas del mundo, sacando fotografías de las montañas más altas del mundo y de los animales más peligrosos, he recorrido todos los continentes y océanos, pero desde hace un tiempo mi madre enfermo y tuve que dejar de viajar para cuidar de ella.
Un compañero de profesión me hablo de una revista que necesitaba fotógrafos y tenía sus oficinas en la misma ciudad donde crecí. Mande mi currículum, esperando a que se pusieran en contacto conmigo, era una revista que hacía reportajes de moda, no era un tema que me entusiasmase en absoluto, pero el sueldo era bueno y el horario también permitiéndome poder estar junto a mi madre.
Soy hijo de padres divorciados, no hubo infidelidades ni nada por el estilo. Mi padre se ganaba la vida en el mar, era capitán de un barco de pesca y eso le mantenía muchos meses fuera de casa, eso provoco que poco a poco la relación de mis padres se fuera enfriando. A mi padre le quedaba poco para la jubilación, pero al llamarle para decirle que la enfermedad de mamá había empeorado decidió cogerse la jubilación anticipada de ese modo podríamos turnarnos para que mamá no estuviera sola.
Como he comentado el trabajo no me entusiasmaba demasiado, pero decidí cogerlo como un reto, la verdad es que al principio me costó cogerle el tranquilo, pero después de los consejos que me dio la directora de la revista todo fue sobre ruedas, de esa manera pude desplegar todo mi talento creándome una reputación en el mundillo. Entre las modelos había de todo, la mayoría eran muy majas, pero sí que había alguna que otra que se les había subido a la cabeza, tengo que decir que no tuve ningún problema en general todas solían quedarse conformes con mi trabajo.
Todo cambio cuando tuve que sacar las fotografías para un reportaje que tenían que hacer a la modelo más cotizada del mundo, era una alemana de metro setenta y cinco de altura, cabello rubio hasta media espalda y unos ojos verde esmeralda que te dejaban sin respiración. Su nombre era Erika, hasta ahora había conseguido hacer mi trabajo sin que nada me distrajese, pero con Erika me estaba resultando muy difícil.
Me metí en el baño abrí el grifo de agua fría y deje correr el agua para que se enfriara lo más posible echándome un poco de agua en el rostro, eso hizo que me volviera a centrar. Mi profesionalidad estaba brillando por su ausencia y no iba a dejar que eso sucediese, al volver cogí mi cámara no dejando que nada me perturbara aunque tengo que decir que me costó un mundo conseguirlo.
La directora se acercó a mí para felicitarme.
- Eres uno de los pocos fotógrafos que ha conseguido concentrarse teniendo a Erika delante–dijo la directora–. Te felicito.
- No ha sido fácil–respondí–. Hasta ahora no me había pasado nada parecido.
- Erika tiene una mirada muy intensa como habrás podido comprobar–contesto la directora–. Cuando te contrate tenía mis dudas, pero hoy las has despejado todas, has sacado unas fotos magníficas.
De repente vi como esa valquiria se acercaba a nosotros.
- Unas fotos magníficas–dijo Erika–. Te felicito.
- Gracias–conteste–. Solo he hecho mi trabajo.
Después de sonreírme se despidió yendo en dirección de su camerino, yo empecé a recoger mi equipo, la sesión había durado menos de lo esperado y de esa forma podría cenar con tranquilidad antes de ir a al hospital para pasar la noche con mi madre. Cerca del hospital había un pequeño restaurante donde daban muy bien de cenar, al salir iba mirando el móvil y no me fije que delante de mí había una persona no pudiendo evitar chocarme con ella.
Esa persona no era otra que Erika, se le cayó el móvil al suelo, al internar ir a cogerlo los dos a la vez nuestras cabezas chocaron terminando los dos sentados en el suelo mirándonos fijamente, estuvimos así un rato hasta que estallamos en una carcajada.
- Lo siento–dije–. Eso me pasa por ir mirando el móvil mientras voy andando por la calle.
- No te preocupes–contesto Erika–. Yo suelo hacer lo mismo.
Ayude a Erika a levantarse del suelo, al tenerla cerca era más consciente de su belleza magnética, eso provoco que me pusiera como un tomate, pero no impidió que me fijara en la expresión preocupada de Erika.
- Tal vez me meta donde no me llamen–dije–. ¿Va todo bien?
- No, había quedado con una amiga para ir a cenar antes de coger el vuelo de vuelta a Alemania, pero le ha surgido algo de última hora–contesto Erika–. No conozco la ciudad y no me apetece cenar en la cafetería del hotel.
- Yo conozco un sitio, no es muy grande, pero dan muy bien de comer–dije–. Ahora me dirigía hacia allí, si quieres puedes cenar conmigo.
Empezaba a pensar que me había venido demasiado arriba, pero para mi sorpresa acepto con una sonrisa, nos dirigimos a coger mi coche y una vez dentro nos pusimos en marcha en dirección al restaurante. La verdad es que disfrute mucho de la compañía de Erika, había resultado ser una chica amable y la mar de sencilla con un montón de temas de conversación. Me hubiera pasado toda la noche conversando con ella, pero no pudo ser, ella tenía que coger un avión y yo tenía que ir donde mi madre.
Al entrar en la habitación mi madre me miro con una sonrisa.
- Te veo muy contento–dijo mi madre–. ¿Has tenido un buen día?
- Pues la verdad es que si–conteste–. He conocido una mujer la mar de interesante.
Mientras dejaba mi chaqueta en el armario le iba contando, mi madre sonreía, hacía mucho que no la veía tan contenta, por culpa de la enfermedad que estaba sufriendo padecía muchos dolores y la medicación cada vez le hacía menos efecto, pero lo que le estaba contando estaba siendo un bálsamo para ella. Pasado un rato la enfermera pasó a ponerle su medicación y a darle un calmante que le ayudo a dormir.
La noche paso rápido, puesto que no pude dejar de pensar en Erika para cuando me di cuenta mi padre ya había venido a relevarme, yo me pasaría por casa para ducharme, puesto que en tres horas tenía que pasar por las oficinas de la revista, pues tenía que hacerle unas fotos a otra de las modelos.
Mi madre le empezó a contar a mi padre lo de Erika haciendo que me pusiera como un tomate mientras mi padre se reía a mandíbula partida consiguiendo que yo también empezara a reírme. La sesión fotográfica fue sin contratiempo, pudiendo comprobar que esta modelo aunque era muy guapa no despertaba en mí los mismos sentimientos que si despertó Erika, me preguntaba si me habría enamorado.
Descarte ese pensamiento con una sonrisa, pasadas unas semanas la directora de la revista me llamo para decirme que Erika me quería a mí como fotógrafo en un desfile que iba a hacer en la ciudad. Llame a mi padre y este me dijo que no había ningún problema, que él pasaría esa noche, Según me comento la directora, el desfile era muy importante y en ella estarían las mejores marcas y diseñadores.
Erika necesitaba que las fotografías fueran perfectas, tengo que decir que el desfile fue un coñazo, no me había aburrido tanto en toda mi vida y lo peor era que Erika sería la última en desfilar. Los focos se encendieron apuntándola a ella estaba preciosa con ese vestido, pero cuando se puso en movimiento el vestido todavía parecía mejor, Erika caminaba con total seguridad, empecé a sacar las fotografías, pero la verdad es que Erika hacía fácil que las fotos parecieran magnificas.
Después del desfile había una pequeña fiesta, a la cual no tenía intención de asistir puesto mi trabajo ya había acabado, pero Erika me insistió y fui incapaz de decirle que no. Nos llevaron a un salón donde había todo tipo de comida y barras donde podías pedir la bebida que te apeteciera. Estaba distraído mirando ese gran salón cuando alguien me toco el hombro desde mi espalda, al darme la vuelta vi a una sonriente Erika que me agradecía que me hubiera quedado con ella.
Pude ver como me miraban algunos de los hombres de ese salón, pero la verdad es que me daba igual. La directora de la revista había ido a revisar las fotografías que había sacado, cuando se acercó a mí me felicito por mi gran trabajo, Erika estaba pletórica según ella esa noche había conseguido sendos contratos con marcas de ropa interior muy importante, yo la escuchaba sin poder dejar de mirarla.
- Como me sigas mirando así me voy a sonrojar–dijo Erika.
- Lo siento de verdad Erika–conteste–. No era mi intención incomodarte.
- No lo has hecho, al contrario–dijo Erika–. Me gusta como me miras.
Cuando más a gusto estaba llegaron dos hombres a donde nos encontrábamos, uno de ellos se presentó como el dueño de la revista felicitándome por mi trabajo y el otro era el cliente que había contratado a Erika para que sería la modelo de su marca de ropa interior. El dueño de la revista me dijo que los disculpara que tenían que resolver algunos flecos y se la llevaron hacia una de la mesa donde cogieron una copa de champán cada uno.
Yo fui a la barra a por una cerveza, para cuando me la sirvieron y me di la vuelta los tres habían desaparecido, pensé que tenía mala suerte, cuando más a gusto estaba con Erika tenían que aparecer esos dos, pero, por otra parte, este era el trabajo de Erika y necesitaba esos contratos para poder seguir con su carrera como modelo. Dentro de ese salón empezó hacer mucho calor, me acerqué a uno de los ventanales y abriendo una de las ventanas salí a una gran terraza, a fuera la temperatura era muy agradable, apoyándome en uno de los barandados mientras degustaba mi cerveza.
Erika no tardó en volver, la verdad es que no traía muy buena cara cosa que cambio cuando me vio, fue posar su mirada sobre la mía y empezar a crecer una preciosa sonrisa en su rostro, me miro y me dijo que quería tomar la última copa en otro lugar. Cerca de allí había un local donde podríamos tomar la última y bailar un poco, tendría que haber dicho que no, pues tenía que levantarme pronto para relevar a mi padre en el hospital, pero no podía decirle que no a Erika.
El local era el mismísimo infierno lleno de gente gritando mientras sonaba la música más horrible del mundo, pero una vez que Erika me cogió la mano aquel infierno se convirtió en el mismísimo cielo y más cuando fue acercando sus labios a los míos hasta que se juntaron en un beso lleno de pasión. Para mí estaba siendo un sueño, jamás de los jamases pensé que una mujer como Erika se fijaría en mí, no es que yo estuviera mal, pero viendo los hombres que pululaban en su profesión yo parecía el patio feo con resaca.
Una vez en la pista de baile pego su culo a mi entrepierna moviéndolo al ritmo de aquella música que cada vez me estaba pareciendo menos horrible. Tenía la polla tan dura que creí que iba a romper el pantalón, algunos marchitos del lugar se acercaron para dejarme claro que estorbaba y que lo mejor que podía hacer era ahuecar el ala, puesto que esa mujer era mucha mujer para mí. No me moví ni un centímetro, entonces uno de ellos que iba bastante perjudicado me agarro de la camisa para intentar darme un puñetazo, solo tuve que apartarme, con la cogorza que llevaba termino estampándose con unas de las bigas abriéndose una gran brecha en la ceja.
Los otros me miraron, pero en mi rostro vieron que no tenía ningún problema en enfrentarme a ellos a la vez, el que llevaba la voz cantante dio dos pasos para atrás sabiamente porque ya tenía mi pierna preparada para que volara contra sus testículos.
- ¿Estabas dispuesto a pegarte con los tres a la vez?–pregunto Erika–. Te podían haber hecho daño.
- He sacado fotos en los lugares más recónditos del mundo–conteste–. No tuve más remedio que aprender a defenderme.
Los seguratas se acercaron, pero una vez Erika explico lo que había sucedido nos invitaron a una consumición, mientras sacaban a los otros cuatro de la discoteca. Una vez terminamos la consumición nos fuimos directos a su hotel, Erika se empezó a quitar el vestido una vez cruzo el umbral de su habitación. Parecía una diosa reencarnada, llegando a una especie de sala de estar y apoyando su culo sobre el respaldo del sofá abrió las piernas moviendo el dedo invitándome a probar su néctar.
Una vez tuve mi cabeza metida entre sus piernas mi lengua empezó a juguetear con su hinchado clítoris. Erika posó sus manos sobre el sofá para no caerse, pues sus piernas le estaban fallando del placer que estaba sintiendo, no tardo en llegar a un atronador orgasmo que yo intente beberme sin que pudiera conseguirlo. Erika tenía la respiración agitada, pero me miraba con ganas de comerme enterito y se puso manos a la obra, después de liberar mi polla se la metió en la boca empezando a succionar de tal manera que casi me costaba hasta pensar.
Jamás me habían hecho una mamada con tal intensidad, pero lo que más placer me estaba dando era ver la mirada de Erika fija en la mía mientras su cabeza subía y bajaba recorriendo cada recoveco de mi sexo, intente aguantar, pero termine derramando mi corrida en el fondo de su garganta. Estábamos los dos sudados, cogiéndome de la mano me llevo al cuarto de baño, metiéndonos en la ducha y dándole al mando del agua caliente empezando a caer sobre nuestros cuerpos proporcionándonos una sensación de placer.
Erika dándose la vuelta apoyo sus manos en los azulejos mientras sacaba su precioso culo hacia atrás, de esa manera me deba total acceso a su precioso coñito rojito e hinchado ansioso de ser penetrado, no me hice de rogar y la penetre de un empujón, haciendo que Erika gritara de placer, empecé a embestirla con todas mis fuerzas espoleado por sus gemidos de puro placer, Erika me mando parar, dándose la vuelta de un salto enrosco sus piernas en mi cintura facilitando que la volviera a penetrar, apoye su espalda contra los azulejos que la hicieron dar un pequeño chillido por lo fríos que estaban, volviendo a penetrarla con la misma intensidad mientras nos besábamos, incluso Erika me hizo una herida en el labio al mordérmelo estando cerca del orgasmo.
Erika llegó a su orgasmos tensándose y tensando los músculos de su vagina que terminaron por exprimirme por completo. Nos quedamos en esa postura durante un rato mirándonos a los ojos, los dos estábamos satisfechos y lo hubiéramos vuelto a repetir, pero yo necesitaba dormir aunque fueran un par de horas, Erika entendiendo la situación me invito a quedarme a dormir con ella, a la mañana siguiente Me duche y desayune con ella antes de ir al hospital.
Cuando llegue al hospital mi madre mirando mi rostro me pregunto si estaba bien, le dije que estaba jodido, pero contento. Después de aquella noche Erika y yo empezamos una relación formal, intentamos mantenerla en secreto para que los paparazzi nos dejaran en paz, pero eso no duro mucho y no fue agradable tener fotógrafos y reporteros en tu puerta para hacerte preguntas cuyas respuestas no importaban a nadie. Pude sobrellevarlo gracias a Erika, para ella era lo más normal del mundo y me dio buenos consejos para que me afectara lo menos posible.
Ella empezó a viajar menos solo haciendo los viajes imprescindibles y todos por cuestión de trabajo, la verdad es que estaba muy enamorado de ella, lo estaba tanto que fue la primera mujer que presente a mi madre, la conexión entre mi madre y Erika fue instantáneo.
Recuerdo la primera vez que Erika visito a mi madre, se puso un chándal horrible, cambio su peinado y se puso unas gafas horribles que ocultaban bien su rostro, no quería que por su culpa los reporteros molestaran a mi madre estando ella convaleciente. Toco la puerta y al entrar tanto mi madre como yo nos quedamos mirándola, os prometo que hasta que no hablo no la reconocí, no pudiendo contener la risa.
Erika me miro muy seria, pero enseguida dulcifico su rostro, al quitarse las gafas de sol y arreglarse el cabello, mi madre me cogió de la mano y me dijo que era realmente preciosa. Erika estaba muy contenta, por la mañana había ido a recoger sus notas, por fin se había licenciado en periodismo, le había costado bastante, pues todos los viajes que había tenido que hacer para desfilar en las pasarelas le habían robado mucho tiempo, pero por fin había conseguido realizar uno de sus sueños.
Erika me lo confesó tiempo después, ella ya me conocía por los reportajes que había realizado para distintas revistas, entre ellas la de National Geografic, otro de sus sueños era poder trabajar en uno de esos reportares como corresponsal de una de esas revistas, de hecho empezó a modelar para poder pagarse los estudios y poder cumplir ese sueño desde aquella noche no podía quitarme de la cabeza esa expresión de disgusto que trajo Erika después de hablar con el dueño de la revista y el cliente.
Estuvimos con mi madre hasta la hora de la cena que es cuando subió mi padre, al ver a Erika se quedó con la boca abierta, haciendo que mi madre se empezara a reír. Mi padre siendo consciente de su descortesía se disculpó con Erika muerto de vergüenza. Erika no dándole ninguna importancia se presentó formalmente a mi padre este le devolvió el saludo sonriente mientras se daban un apretón de manos.
Salimos del hospital cogidos de la mano mi coche estaba en el aparcamiento cerca de la puerta, una vez dentro del coche miré a Erika.
- Tal vez me meta donde no me llaman–dije–. ¿Pero qué ocurrió aquella noche en la fiesta?, volviste con una cara muy seria.
- Lo que ocurrió es que ese cliente se confundió–contesto Erika–. Me hizo una propuesta que rechace aun sabiendo que eso me cerraría muchas puertas.
- Había oído que algunos hombres poderosos utilizaban sus influencias para conseguir ciertos encuentros con modelos–dije–. Siempre pensé que era una leyenda urbana.
- No lo es, algunas chicas por miedo a perder su carrera de modelo aceptan–contesto Erika–. Ese es un camino que no pienso cruzar.
- No te hubiera juzgado si en ese momento...–conteste.
- Lo sé, pero como ya te he dicho no tengo ningún interés en eso– dijo Erika–. Además, tengo la protección de Cornelio, ¿lo conoces verdad?
- Como para no conocerle, me tira los tejos cada vez que puede sin cortarse ni media–dije riéndome–. Me cae muy bien, es el único de este mundillo que no se anda por las ramas y te dice lo que piensa aunque sepa que no te va a gustar escucharlo.
- Así es Cornelio–contesto Erika–. Lo de tirarte los tejos lo hace por chinchar y ahora que sabe que estamos saliendo lo hará con más ahínco.
- Qué cabronazo–dije riéndome a mandíbula partida.
- Has dicho que te protege– dije–. Al dueño de la revista y a ese cliente no parece importarles.
- Muchos subestiman a Cornelio por sus formas amaneradas–contesto Erika–. Pero cuando se pone serio se acaban las tonterías y tiene el poder para acabar con cualquiera, dicen que más sabe el diablo por viejo que por diablo, pues Cornelio sabe mucho.
- Jason me gustaría que me acompañaras en mi siguiente viaje–dijo Erika–. Mi contrato con la revista está a punto de expirar y estoy segura de que intentaran alguna artimaña.
- Dalo por hecho–conteste–. Hablaré con mi padre para que se quede con mamá.
- Voy a rechazar ese contrato–contesto Erika–. Me da igual lo que me ofrezcan.
- Sabes que tienes todo mi apoyo–conteste.
Después de hablarlo con mis padres no pusieron ninguna pega, el nuevo tratamiento que le pusieron a mi madre estaba dando buenos resultados todavía era demasiado pronto, pero nos permitía ser optimistas. Esa semana recibí una llamada de mi antiguo equipo, tenían entre manos un reportaje de los gordos y querían que yo fuera el fotógrafo. También me comentaron que el corresponsal que había estado trabajando para ellos había aceptado una oferta de un cadena de televisión y los había dejado tirados.
- Tengo a la candidata perfecta–dije–. Acaba de terminar la carrera de periodismo y está deseando trabajar en un reportaje como este.
- ¿Quién es?–pregunto el cámara–. No será ese bombón con el que sales, ¿verdad?
- Así es–conteste–. Sé que os sorprenderá.
- Jason–dijo el cámara–. Nos da igual que sea mis mundo no la contrataremos por eso y menos por ser tu novia.
- Solo os pido que le deis una oportunidad–dije–. Si no os convence, no intercederé.
- Eso podemos hacerlo–contesto el cámara–. Pero la última decisión será nuestra.
- Estoy de acuerdo–conteste.
Decidí que guardaría la sorpresa hasta después de la fiesta, ahora mismo Erika estaba nerviosa, aunque tenía la protección de Cornelio temía que se la jugaran de alguna manera de la que no podría escapar. Durante todo el vuelo Erika no soltó mi mano, no era porque tuviera miedo a volar, era porque tenía un mal presentimiento, en el aeropuerto nos esperaba un coche que nos llevó a una gran mansión.
Nos adentramos en ella cruzando un gran pasillo que nos llevó hasta un gran salón lleno de gente, Cornelio también se encontraba allí hablando con un posible cliente, entonces el dueño de la revista y el cliente de la otra vez hicieron acto de presencia. Erika se puso tensa, estos dos le pidieron a Erika que la siguieran que tenían unos asuntos que tratar me dispuse a seguirlas, pero Cornelio me detuvo.
- Estate tranquilo que te veo venir–dijo Cornelio–. Erika sabe lo que hace y tiene muy claro lo que quiere y lo que no.
- Eso ya lo sé, pero es que esos dos me cabrean mucho–conteste–. Me han dado ganas de…
- Lo sé–contesto Cornelio–. Eso es lo que menos le conviene a Erika, créeme.
- Tú sabes algo–dije–. Ya estás soltando por esa boquita.
- Sé lo del reportaje–contesto Cornelio–. Y sé también que Erika los mandara a tomar viento fresco, por no decir otra cosa.
- ¿Cómo sabes que los mandara a tomar viento fresco?–pregunte.
- A Erika no pueden amenazarla con destrozar su carrera–dijo Cornelio–. Ella empezó a ser modelo para pagarse los estudios nunca le entusiasmo este mundo por muy bien que se le diera.
- Eso es verdad–conteste.
- Cambiando de Tema–dijo Cornelio–. ¿Ese reportaje será peligroso?
- Si–conteste–. En el Himalaya todos los son.
- ¿Cuidarás de ella?–pregunto Cornelio.
- Si–conteste–. Esa pregunta me ofende.
- Eso quería oír–dijo Cornelio–. Como le ocurra algo utilizaré toda mi fortuna y lo que me queda de vida para hacerte la vida imposible.
EN OTRO LADO DE LA MANSIÓN
- Bien Erika–dijo el dueño de la revista–. Tenemos una oferta para ti que no podrás rechazar.
Sobre la mesa había un contrato, me senté y empecé a ojearlo, una vez termine de hacerlo tenía dos cosas claras, este contrato me haría ganar un dineral, pero también me convertiría en una esclava sexual para estos dos monstruos y eso no estaba dispuesta a consentirlo.
- Bien Erika–dijo el cliente–. ¿Qué has decidido?
Tome el contrato con las dos manos empezando a hacer fuerza hasta que las hojas empezaron a romperse por la mitad, lo hice despacito para que les quedara claro que yo no aceptaría semejante majadería.
- ¡Estás loca!–dijo el cliente–. ¡Cualquiera de las modelos que están ahí afuera me limpiarían el culo con su lengua por poder firmar este contrato!
- Eso no lo sé–conteste–. Pero lo que si se es que no seré la esclava sexual de nadie, ni por todo el oro del mundo.
- ¡Yo siempre consigo lo que quiero!–dijo el cliente–. Por las buenas o por las malas, tu coño y tu culo serán míos.
-¡Eso no pasará!–conteste–. Si me disculpáis tengo otros asuntos que atender.
- Sabes que tu carrera como modelo está acabada, ¿verdad?–dijo el dueño de la revista.
- No me importa–conteste–. Porque esto había dejado de ser una carrera como modelo para convertirse en una carrera como prostituta para sinvergüenzas como vosotros.
El cliente fuera de sí arranco a abofetearme, pero en el último momento paro, tanto el cómo el dueño de la revista sabían lo que les pasaría si eso llegaba a ocurrir, no solo era Cornelio, Jason tampoco se quedaría de brazos cruzados y por supuesto yo tampoco, tenía el teléfono de mis abogados en marcación rápida.
- ¡Cornelio!–dijo el cliente–. Ese siempre metiendo las narices donde nadie le llamaba.
No escuche nada más, puesto que había abandonado esa estancia para ir a buscar a Jason, mi carrera como modelo estaba acabada, pero no me importaba lo más mínimo, también fui consciente del miedo que le tenían a Cornelio, sé que el cliente pensó en llamarle maricón o chupapollas, pero no fue capaz de decirlo en voz alta, Cornelio era un hombre demasiado influyente en este mundo de la moda y tenía demasiados contactos, una llamada y estos dos infelices estarían acabados.
EN EL GRAN SALÓN
No podía evitar el nerviosismo que me producía saber que Erika estaba en esos momentos en compañía de esos dos pedazos de mierdas, además de tener que reprimir las ganas que tenía de entrar ahí y liarme a golpes con los dos. Por suerte a mi lado estaba Cornelio haciendo de muro para que no cometiera una locura. Por fin vi a Erika, nos había visto y venía directa hacia nosotros tenía una expresión seria, pero a la vez se le veía tranquila.
- ¿Estás bien?– pregunté–. ¿Cómo ha ido ahí adentro?
- Ya no soy modelo–contesto Erika–. Pero no me arrepiento de la decisión que he tomado.
- Sabía que tomarías la decisión correcta–dijo Cornelio–. Esos dos junto a otros han conseguido clavar el último clavo a este ataúd, el mundo de la moda está llegando a su extinción.
- He podido comprobar que no te tienen mucha simpatía–dijo Erika–. Pero también que te tienen el suficiente miedo como para no tocarme un pelo.
- Seguro que me han llamado maricón, chupapollas y cosas perores–contesto Cornelio–. Esta noche si puedo me comeré alguna.
Cornelio empezó a coquetear con uno de los camareros, eso hizo que en el rostro de Erika apareciera una sonrisa.
- No se han atrevido a decir nada sobre ti–dijo Erika–. Sé que ha sido por ti que el cliente ha detenido su mano antes de llegar a mi cara.
- ¡Que ha hecho qué!–dije fuera de mí–. ¡Voy a aplastar a esos dos ahora mismo!
Cornelio me agarro del brazo y me miro de forma muy seria.
- Déjamelos a mí, yo sabré tratarlos como se merecen–dijo Cornelio–. Además, tú tienes otra cosa que hacer.
- ¿Que cosa?–pregunto Erika–. Me tenéis en ascuas.
- Luego te lo cuanto–conteste–. Cuando estemos a solas.
Erika me beso apasionadamente y cogiéndome de la mano empezó a tirar de mí, los dos nos despedimos de Cornelio y fuimos a la habitación de hotel de Erika, allí Erika se puso cómoda mientras yo preparaba un par de copas.
- Bien, ¿qué era eso que tenías que contarme?–pregunto Erika–. Estoy muy intrigada.
- Mis antiguos compañeros y amigos han contactado conmigo para que sea el fotógrafo del siguiente reportaje–dije.
- Bien, ¿y eso que tiene que ver conmigo?–pregunto Erika.
- Según parece el corresponsal les ha dejado tirado–conteste–. Te he recomendado para el puesto.
- ¿Cómo?, ¿voy a trabajar como corresponsal en un reportaje?–pregunto una emocionada Erika–. Gracias por conseguirme el trabajo con el que he soñado toda mi vida.
- Para el carro–dije–. Solo te he conseguido una oportunidad, conseguir el puesto o no depende enteramente de ti.
- Eso no importa, gracias por hablarles de mí–contesto Erika–. Conseguiré ese trabajo ya los verás.
- No tengo ninguna duda de ello–dije–. Veo ese brillo en tus ojos cada vez que te hablo de mis anteriores trabajos.
- ¿Qué quieres decir?–pregunto Erika.
- Cada vez que te he visto sobre una pasarela tu mirada estaba apagada–comente–. Hacías muy bien tu trabajo, pero no disfrutabas nada de él; sin embargo, solo de escuchar que tienes la oportunidad de trabajar en un reportaje tus ojos se han iluminado, estoy seguro de que los sorprenderás a todos.
Una vez terminamos las copas fuimos a la cama, pasado un rato Erika me pregunto sobre el reportaje, le comenté que durante los siguientes dos meses hasta que viajáramos a Nepal tendría que aprender escalada y supervivencia. En cuanto a los idiomas le comenté que no habría problemas, ya que ella hablaba perfectamente el inglés. Erika estaba entusiasmada, le comenté que el viaje era bastante seguro, puesto que los poblados donde grabaríamos el reportaje no estaban a gran altura, pero que el último día sí que sería peligroso.
Le comenté a Erika que en el último día del reportaje en uno de esos poblados iban a hacer un homenaje a una mujer sherpa que dio su vida por rescatar a diez alpinistas con éxito. Erika tendría que entrevistar al nieto de esa mujer también sherpa en donde murió, delante de la lápida que se encuentra en una grieta de cuatrocientos metros de altura. Esa fue la razón por lo que el anterior corresponsal los dejo tirados.
Erika tenía cara de preocupación cuando termine de contarle esta última parte, pero esa preocupación se fue disipando dando paso a una gran sonrisa. De un movimiento se puso sobre mí y cogiendo mi erecta herramienta la fue acercando a su encharcado coñito, el relato la había encendido como un volcán. Mi polla fue entrando en ese encharcado coñito sin ninguna dificultad, mientras Erika gemía con los ojos en blanco, una vez la tuvo toda dentro empezó a mover sus caderas en círculos proporcionándome un placer indescriptible.
Apoyo sus manos sobre mi pecho acercando sus labios a los míos para besarme con gran pasión, después empezó a cabalgarme como una amazona desbocada proporcionándome tal placer que no podía ni respirar. Nuestros gemidos cada vez se escuchaban con más fuerza, pero no nos importó, sobre todo el grito que dimos cuando los dos llegamos a un atronador orgasmo, Erika de un suave movimiento se desacopló de mí tumbándose a mi lado.
Me dio un piquito levantándose para darse una ducha, no tarde en escuchar el agua correr. Levantándome de la cama le seguir hasta la ducha donde seguimos demostrándonos la pasión que teníamos el uno por el otro. Como ya he comentado faltaban dos meses para viajar a Nepal, Erika lo dio todo de ella para llegar a ese viaje lo mejor preparada posible, para cuando nos dimos cuenta estábamos en el aeropuerto esperando al vuelo.
Erika se pasó todo el vuelo dormida, si estaba nerviosa no se le notaba nada, nosotros seriamos los últimos en llegar, nuestros compañeros habían viajado unas semanas antes para tener todo preparado para cuando llegáramos. Mis compañeros fueron educados en ella, pero le dejaron claro que tenía este reportaje para ganarse el puesto, si no les convencía le darían la patada independientemente de que fuera mi novia.
Mire a Erika preocupado, pero ella mostró una sonrisa aceptando el reto y pensaba pasarlo con nota, con ese gesto ya empezó a ganarse a mis amigos, pero ninguno se lo demostraría de momento. Como comente fuimos pasando por los distintos poblados, ninguno de los habitantes quiso que le entrevistaran, no se fiaban de nosotros, pero no pusieron ninguna pega en que filmáramos y sacara fotografías.
Erika había hecho los deberes y fue explicando a la cámara las distintas costumbres de los distintos poblados. Nació para esto, era su primer reportaje y parecía que llevara toda la vida haciéndolo, pero como dije esa era la parte fácil, por fin llegamos al último día. Nos dirigimos directamente a la grieta, allí nos esperaba todo el poblado y el nieto de la homenajeada, este se presentó con mucha educación, pero no era un hombre de muchas palabras. Jon (cámara) y yo empezamos a colocar los anclajes para nosotros y para Erika, Una vez terminado nos pusimos los equipos de escalada, en nuestro caso estaríamos sujetos de tal manera que nuestro cuerpo estaría en suspensión con el único apoyo de nuestros pies.
Erika estaría sujeta a la pared de hielo sobre una pequeña cornisa donde justo entraban los pies, si la cornisa fallaba se llevaría un buen susto, pero al estar anclada a cuatro puntos diferentes sería suficiente para que quedara colgada. Aquella cornisa se encontraba a unos cien metros más abajo, nosotros filmaríamos a unos diez metros por encima del sherpa y Erika.
Erika se las apaño bien para bajar hasta la cornisa, lo hizo tan bien que el sherpa quedo gratamente sorprendido, pero lo que termino por ganarse al sherpa fue que Erika le empezó a hablar en un perfecto Nepalí, era la lengua oficial de Nepal, aunque los sherpas tenían su propio idioma también conocían este y para el sherpa fue un gesto de respeto que Erika se hubiera tomado la molestia de aprenderlo.
Fue una gran entrevista, el sherpa contesto todas las preguntas que le hizo Erika con mucho gusto, dentro de la grieta se empezó a levantar viento, al chocar contra las paredes parecía como si la grieta les estuviera susurrando, la verdad es que era escalofriante, pero lo que de verdad nos asustó fue que el viento nos empezó a zarandear como si fuésemos brizna de paja. Con la ayuda del sherpa Erika llego a la cima igual que nosotros, el reportaje estaba terminado y Erika los había sorprendido a todos como sabía que lo haría.
- Erika ha nacido para esto Jason–dijo Jon–. Con lo del Nepalí nos ha ganado a todos incluso al sherpa que al principio estaba un poco reacio y al final se ha abierto haciendo una gran entrevista.
- Os dije que no os defraudaría–conteste–. ¿Cuál es el veredicto?
- Si ella quiere el puesto es suyo–contesto Jon.
- Claro que lo quiero–dijo Erika.
El reportaje tuvo mucho éxito y gracias a eso ya tenemos cerrados tres reportajes más, Erika está entusiasmada, se va a bañar con tiburones, va a ver el volcán del Kilauea de cerca y va a poder ver la Sabana con sus propios ojos, mis padres están aterrados y me culpan por arrastrar a la pobre Erika a todas esas locuras, si supieran que es la primera en presentarse voluntaria no pensarían que soy una mala influencia para ella.
Cornelio me dijo una vez que el mundo de la moda era como un agujero negro que se tragaba todo hasta que no quedara nada, pero Erika y yo conseguimos sobrevivir a ese agujero negro y somos más felices que nunca.
EPÍLOGO
Ha pasado un año y un terremoto había sacudido al mundo de la moda, después de una larga investigación había salido a la luz que ciertos empresarios usaban a las modelos para ganarse ciertos favores siendo acusados de proxenetismo y evasión fiscal. Con todas las pruebas que tenían en su contra sería muy difícil que no terminaran una buena temporada entre rejas.
Así fue, con todas esa pruebas en su contra tuvieron una condena de cuatro años por proxenetismo y a esto había que sumarle seis años por evasión fiscal, en total estarían diez años entre rejas, no parecía mucho, pero para estos empresarios que estaban acostumbrados a vivir a lo grande sería como haberlos enviado al infierno.
Erika y yo sabemos que fue Cornelio el que movió sus hilos para que todos esos empresarios cayeran, cuando se lo preguntamos nos dijo que no sabía de lo que le estábamos hablando, después cambio de tema preguntándole a Erika por sus aventuras mientras grabábamos el reportaje. La verdad es que cumplió su promesa, les hizo pagar pero bien.
A mi madre el tratamiento le fue muy bien, el tumor que amenazaba su vida había desaparecido en seis meses tendrían que volver a hacerse pruebas, pero de momento para celebrarlo ella y mi padre habían decidido salir de viaje con el barco de mi padre, la verdad es que mama estaba muy emocionada y parecía que mi madre y mi padre habían vuelto a conectar, eso me hace muy feliz y tengo esperanza que esa conexión sea para muchos años.
En cuanto Erika y a mí nos pasamos todo el tiempo viajando de un lado para otro, pero somos más felices que nunca y eso es lo más importante.
FIN.
Me llamo Jason, Trabajo como fotógrafo para las mejores revistas del mundo, sacando fotografías de las montañas más altas del mundo y de los animales más peligrosos, he recorrido todos los continentes y océanos, pero desde hace un tiempo mi madre enfermo y tuve que dejar de viajar para cuidar de ella.
Un compañero de profesión me hablo de una revista que necesitaba fotógrafos y tenía sus oficinas en la misma ciudad donde crecí. Mande mi currículum, esperando a que se pusieran en contacto conmigo, era una revista que hacía reportajes de moda, no era un tema que me entusiasmase en absoluto, pero el sueldo era bueno y el horario también permitiéndome poder estar junto a mi madre.
Soy hijo de padres divorciados, no hubo infidelidades ni nada por el estilo. Mi padre se ganaba la vida en el mar, era capitán de un barco de pesca y eso le mantenía muchos meses fuera de casa, eso provoco que poco a poco la relación de mis padres se fuera enfriando. A mi padre le quedaba poco para la jubilación, pero al llamarle para decirle que la enfermedad de mamá había empeorado decidió cogerse la jubilación anticipada de ese modo podríamos turnarnos para que mamá no estuviera sola.
Como he comentado el trabajo no me entusiasmaba demasiado, pero decidí cogerlo como un reto, la verdad es que al principio me costó cogerle el tranquilo, pero después de los consejos que me dio la directora de la revista todo fue sobre ruedas, de esa manera pude desplegar todo mi talento creándome una reputación en el mundillo. Entre las modelos había de todo, la mayoría eran muy majas, pero sí que había alguna que otra que se les había subido a la cabeza, tengo que decir que no tuve ningún problema en general todas solían quedarse conformes con mi trabajo.
Todo cambio cuando tuve que sacar las fotografías para un reportaje que tenían que hacer a la modelo más cotizada del mundo, era una alemana de metro setenta y cinco de altura, cabello rubio hasta media espalda y unos ojos verde esmeralda que te dejaban sin respiración. Su nombre era Erika, hasta ahora había conseguido hacer mi trabajo sin que nada me distrajese, pero con Erika me estaba resultando muy difícil.
Me metí en el baño abrí el grifo de agua fría y deje correr el agua para que se enfriara lo más posible echándome un poco de agua en el rostro, eso hizo que me volviera a centrar. Mi profesionalidad estaba brillando por su ausencia y no iba a dejar que eso sucediese, al volver cogí mi cámara no dejando que nada me perturbara aunque tengo que decir que me costó un mundo conseguirlo.
La directora se acercó a mí para felicitarme.
- Eres uno de los pocos fotógrafos que ha conseguido concentrarse teniendo a Erika delante–dijo la directora–. Te felicito.
- No ha sido fácil–respondí–. Hasta ahora no me había pasado nada parecido.
- Erika tiene una mirada muy intensa como habrás podido comprobar–contesto la directora–. Cuando te contrate tenía mis dudas, pero hoy las has despejado todas, has sacado unas fotos magníficas.
De repente vi como esa valquiria se acercaba a nosotros.
- Unas fotos magníficas–dijo Erika–. Te felicito.
- Gracias–conteste–. Solo he hecho mi trabajo.
Después de sonreírme se despidió yendo en dirección de su camerino, yo empecé a recoger mi equipo, la sesión había durado menos de lo esperado y de esa forma podría cenar con tranquilidad antes de ir a al hospital para pasar la noche con mi madre. Cerca del hospital había un pequeño restaurante donde daban muy bien de cenar, al salir iba mirando el móvil y no me fije que delante de mí había una persona no pudiendo evitar chocarme con ella.
Esa persona no era otra que Erika, se le cayó el móvil al suelo, al internar ir a cogerlo los dos a la vez nuestras cabezas chocaron terminando los dos sentados en el suelo mirándonos fijamente, estuvimos así un rato hasta que estallamos en una carcajada.
- Lo siento–dije–. Eso me pasa por ir mirando el móvil mientras voy andando por la calle.
- No te preocupes–contesto Erika–. Yo suelo hacer lo mismo.
Ayude a Erika a levantarse del suelo, al tenerla cerca era más consciente de su belleza magnética, eso provoco que me pusiera como un tomate, pero no impidió que me fijara en la expresión preocupada de Erika.
- Tal vez me meta donde no me llamen–dije–. ¿Va todo bien?
- No, había quedado con una amiga para ir a cenar antes de coger el vuelo de vuelta a Alemania, pero le ha surgido algo de última hora–contesto Erika–. No conozco la ciudad y no me apetece cenar en la cafetería del hotel.
- Yo conozco un sitio, no es muy grande, pero dan muy bien de comer–dije–. Ahora me dirigía hacia allí, si quieres puedes cenar conmigo.
Empezaba a pensar que me había venido demasiado arriba, pero para mi sorpresa acepto con una sonrisa, nos dirigimos a coger mi coche y una vez dentro nos pusimos en marcha en dirección al restaurante. La verdad es que disfrute mucho de la compañía de Erika, había resultado ser una chica amable y la mar de sencilla con un montón de temas de conversación. Me hubiera pasado toda la noche conversando con ella, pero no pudo ser, ella tenía que coger un avión y yo tenía que ir donde mi madre.
Al entrar en la habitación mi madre me miro con una sonrisa.
- Te veo muy contento–dijo mi madre–. ¿Has tenido un buen día?
- Pues la verdad es que si–conteste–. He conocido una mujer la mar de interesante.
Mientras dejaba mi chaqueta en el armario le iba contando, mi madre sonreía, hacía mucho que no la veía tan contenta, por culpa de la enfermedad que estaba sufriendo padecía muchos dolores y la medicación cada vez le hacía menos efecto, pero lo que le estaba contando estaba siendo un bálsamo para ella. Pasado un rato la enfermera pasó a ponerle su medicación y a darle un calmante que le ayudo a dormir.
La noche paso rápido, puesto que no pude dejar de pensar en Erika para cuando me di cuenta mi padre ya había venido a relevarme, yo me pasaría por casa para ducharme, puesto que en tres horas tenía que pasar por las oficinas de la revista, pues tenía que hacerle unas fotos a otra de las modelos.
Mi madre le empezó a contar a mi padre lo de Erika haciendo que me pusiera como un tomate mientras mi padre se reía a mandíbula partida consiguiendo que yo también empezara a reírme. La sesión fotográfica fue sin contratiempo, pudiendo comprobar que esta modelo aunque era muy guapa no despertaba en mí los mismos sentimientos que si despertó Erika, me preguntaba si me habría enamorado.
Descarte ese pensamiento con una sonrisa, pasadas unas semanas la directora de la revista me llamo para decirme que Erika me quería a mí como fotógrafo en un desfile que iba a hacer en la ciudad. Llame a mi padre y este me dijo que no había ningún problema, que él pasaría esa noche, Según me comento la directora, el desfile era muy importante y en ella estarían las mejores marcas y diseñadores.
Erika necesitaba que las fotografías fueran perfectas, tengo que decir que el desfile fue un coñazo, no me había aburrido tanto en toda mi vida y lo peor era que Erika sería la última en desfilar. Los focos se encendieron apuntándola a ella estaba preciosa con ese vestido, pero cuando se puso en movimiento el vestido todavía parecía mejor, Erika caminaba con total seguridad, empecé a sacar las fotografías, pero la verdad es que Erika hacía fácil que las fotos parecieran magnificas.
Después del desfile había una pequeña fiesta, a la cual no tenía intención de asistir puesto mi trabajo ya había acabado, pero Erika me insistió y fui incapaz de decirle que no. Nos llevaron a un salón donde había todo tipo de comida y barras donde podías pedir la bebida que te apeteciera. Estaba distraído mirando ese gran salón cuando alguien me toco el hombro desde mi espalda, al darme la vuelta vi a una sonriente Erika que me agradecía que me hubiera quedado con ella.
Pude ver como me miraban algunos de los hombres de ese salón, pero la verdad es que me daba igual. La directora de la revista había ido a revisar las fotografías que había sacado, cuando se acercó a mí me felicito por mi gran trabajo, Erika estaba pletórica según ella esa noche había conseguido sendos contratos con marcas de ropa interior muy importante, yo la escuchaba sin poder dejar de mirarla.
- Como me sigas mirando así me voy a sonrojar–dijo Erika.
- Lo siento de verdad Erika–conteste–. No era mi intención incomodarte.
- No lo has hecho, al contrario–dijo Erika–. Me gusta como me miras.
Cuando más a gusto estaba llegaron dos hombres a donde nos encontrábamos, uno de ellos se presentó como el dueño de la revista felicitándome por mi trabajo y el otro era el cliente que había contratado a Erika para que sería la modelo de su marca de ropa interior. El dueño de la revista me dijo que los disculpara que tenían que resolver algunos flecos y se la llevaron hacia una de la mesa donde cogieron una copa de champán cada uno.
Yo fui a la barra a por una cerveza, para cuando me la sirvieron y me di la vuelta los tres habían desaparecido, pensé que tenía mala suerte, cuando más a gusto estaba con Erika tenían que aparecer esos dos, pero, por otra parte, este era el trabajo de Erika y necesitaba esos contratos para poder seguir con su carrera como modelo. Dentro de ese salón empezó hacer mucho calor, me acerqué a uno de los ventanales y abriendo una de las ventanas salí a una gran terraza, a fuera la temperatura era muy agradable, apoyándome en uno de los barandados mientras degustaba mi cerveza.
Erika no tardó en volver, la verdad es que no traía muy buena cara cosa que cambio cuando me vio, fue posar su mirada sobre la mía y empezar a crecer una preciosa sonrisa en su rostro, me miro y me dijo que quería tomar la última copa en otro lugar. Cerca de allí había un local donde podríamos tomar la última y bailar un poco, tendría que haber dicho que no, pues tenía que levantarme pronto para relevar a mi padre en el hospital, pero no podía decirle que no a Erika.
El local era el mismísimo infierno lleno de gente gritando mientras sonaba la música más horrible del mundo, pero una vez que Erika me cogió la mano aquel infierno se convirtió en el mismísimo cielo y más cuando fue acercando sus labios a los míos hasta que se juntaron en un beso lleno de pasión. Para mí estaba siendo un sueño, jamás de los jamases pensé que una mujer como Erika se fijaría en mí, no es que yo estuviera mal, pero viendo los hombres que pululaban en su profesión yo parecía el patio feo con resaca.
Una vez en la pista de baile pego su culo a mi entrepierna moviéndolo al ritmo de aquella música que cada vez me estaba pareciendo menos horrible. Tenía la polla tan dura que creí que iba a romper el pantalón, algunos marchitos del lugar se acercaron para dejarme claro que estorbaba y que lo mejor que podía hacer era ahuecar el ala, puesto que esa mujer era mucha mujer para mí. No me moví ni un centímetro, entonces uno de ellos que iba bastante perjudicado me agarro de la camisa para intentar darme un puñetazo, solo tuve que apartarme, con la cogorza que llevaba termino estampándose con unas de las bigas abriéndose una gran brecha en la ceja.
Los otros me miraron, pero en mi rostro vieron que no tenía ningún problema en enfrentarme a ellos a la vez, el que llevaba la voz cantante dio dos pasos para atrás sabiamente porque ya tenía mi pierna preparada para que volara contra sus testículos.
- ¿Estabas dispuesto a pegarte con los tres a la vez?–pregunto Erika–. Te podían haber hecho daño.
- He sacado fotos en los lugares más recónditos del mundo–conteste–. No tuve más remedio que aprender a defenderme.
Los seguratas se acercaron, pero una vez Erika explico lo que había sucedido nos invitaron a una consumición, mientras sacaban a los otros cuatro de la discoteca. Una vez terminamos la consumición nos fuimos directos a su hotel, Erika se empezó a quitar el vestido una vez cruzo el umbral de su habitación. Parecía una diosa reencarnada, llegando a una especie de sala de estar y apoyando su culo sobre el respaldo del sofá abrió las piernas moviendo el dedo invitándome a probar su néctar.
Una vez tuve mi cabeza metida entre sus piernas mi lengua empezó a juguetear con su hinchado clítoris. Erika posó sus manos sobre el sofá para no caerse, pues sus piernas le estaban fallando del placer que estaba sintiendo, no tardo en llegar a un atronador orgasmo que yo intente beberme sin que pudiera conseguirlo. Erika tenía la respiración agitada, pero me miraba con ganas de comerme enterito y se puso manos a la obra, después de liberar mi polla se la metió en la boca empezando a succionar de tal manera que casi me costaba hasta pensar.
Jamás me habían hecho una mamada con tal intensidad, pero lo que más placer me estaba dando era ver la mirada de Erika fija en la mía mientras su cabeza subía y bajaba recorriendo cada recoveco de mi sexo, intente aguantar, pero termine derramando mi corrida en el fondo de su garganta. Estábamos los dos sudados, cogiéndome de la mano me llevo al cuarto de baño, metiéndonos en la ducha y dándole al mando del agua caliente empezando a caer sobre nuestros cuerpos proporcionándonos una sensación de placer.
Erika dándose la vuelta apoyo sus manos en los azulejos mientras sacaba su precioso culo hacia atrás, de esa manera me deba total acceso a su precioso coñito rojito e hinchado ansioso de ser penetrado, no me hice de rogar y la penetre de un empujón, haciendo que Erika gritara de placer, empecé a embestirla con todas mis fuerzas espoleado por sus gemidos de puro placer, Erika me mando parar, dándose la vuelta de un salto enrosco sus piernas en mi cintura facilitando que la volviera a penetrar, apoye su espalda contra los azulejos que la hicieron dar un pequeño chillido por lo fríos que estaban, volviendo a penetrarla con la misma intensidad mientras nos besábamos, incluso Erika me hizo una herida en el labio al mordérmelo estando cerca del orgasmo.
Erika llegó a su orgasmos tensándose y tensando los músculos de su vagina que terminaron por exprimirme por completo. Nos quedamos en esa postura durante un rato mirándonos a los ojos, los dos estábamos satisfechos y lo hubiéramos vuelto a repetir, pero yo necesitaba dormir aunque fueran un par de horas, Erika entendiendo la situación me invito a quedarme a dormir con ella, a la mañana siguiente Me duche y desayune con ella antes de ir al hospital.
Cuando llegue al hospital mi madre mirando mi rostro me pregunto si estaba bien, le dije que estaba jodido, pero contento. Después de aquella noche Erika y yo empezamos una relación formal, intentamos mantenerla en secreto para que los paparazzi nos dejaran en paz, pero eso no duro mucho y no fue agradable tener fotógrafos y reporteros en tu puerta para hacerte preguntas cuyas respuestas no importaban a nadie. Pude sobrellevarlo gracias a Erika, para ella era lo más normal del mundo y me dio buenos consejos para que me afectara lo menos posible.
Ella empezó a viajar menos solo haciendo los viajes imprescindibles y todos por cuestión de trabajo, la verdad es que estaba muy enamorado de ella, lo estaba tanto que fue la primera mujer que presente a mi madre, la conexión entre mi madre y Erika fue instantáneo.
Recuerdo la primera vez que Erika visito a mi madre, se puso un chándal horrible, cambio su peinado y se puso unas gafas horribles que ocultaban bien su rostro, no quería que por su culpa los reporteros molestaran a mi madre estando ella convaleciente. Toco la puerta y al entrar tanto mi madre como yo nos quedamos mirándola, os prometo que hasta que no hablo no la reconocí, no pudiendo contener la risa.
Erika me miro muy seria, pero enseguida dulcifico su rostro, al quitarse las gafas de sol y arreglarse el cabello, mi madre me cogió de la mano y me dijo que era realmente preciosa. Erika estaba muy contenta, por la mañana había ido a recoger sus notas, por fin se había licenciado en periodismo, le había costado bastante, pues todos los viajes que había tenido que hacer para desfilar en las pasarelas le habían robado mucho tiempo, pero por fin había conseguido realizar uno de sus sueños.
Erika me lo confesó tiempo después, ella ya me conocía por los reportajes que había realizado para distintas revistas, entre ellas la de National Geografic, otro de sus sueños era poder trabajar en uno de esos reportares como corresponsal de una de esas revistas, de hecho empezó a modelar para poder pagarse los estudios y poder cumplir ese sueño desde aquella noche no podía quitarme de la cabeza esa expresión de disgusto que trajo Erika después de hablar con el dueño de la revista y el cliente.
Estuvimos con mi madre hasta la hora de la cena que es cuando subió mi padre, al ver a Erika se quedó con la boca abierta, haciendo que mi madre se empezara a reír. Mi padre siendo consciente de su descortesía se disculpó con Erika muerto de vergüenza. Erika no dándole ninguna importancia se presentó formalmente a mi padre este le devolvió el saludo sonriente mientras se daban un apretón de manos.
Salimos del hospital cogidos de la mano mi coche estaba en el aparcamiento cerca de la puerta, una vez dentro del coche miré a Erika.
- Tal vez me meta donde no me llaman–dije–. ¿Pero qué ocurrió aquella noche en la fiesta?, volviste con una cara muy seria.
- Lo que ocurrió es que ese cliente se confundió–contesto Erika–. Me hizo una propuesta que rechace aun sabiendo que eso me cerraría muchas puertas.
- Había oído que algunos hombres poderosos utilizaban sus influencias para conseguir ciertos encuentros con modelos–dije–. Siempre pensé que era una leyenda urbana.
- No lo es, algunas chicas por miedo a perder su carrera de modelo aceptan–contesto Erika–. Ese es un camino que no pienso cruzar.
- No te hubiera juzgado si en ese momento...–conteste.
- Lo sé, pero como ya te he dicho no tengo ningún interés en eso– dijo Erika–. Además, tengo la protección de Cornelio, ¿lo conoces verdad?
- Como para no conocerle, me tira los tejos cada vez que puede sin cortarse ni media–dije riéndome–. Me cae muy bien, es el único de este mundillo que no se anda por las ramas y te dice lo que piensa aunque sepa que no te va a gustar escucharlo.
- Así es Cornelio–contesto Erika–. Lo de tirarte los tejos lo hace por chinchar y ahora que sabe que estamos saliendo lo hará con más ahínco.
- Qué cabronazo–dije riéndome a mandíbula partida.
- Has dicho que te protege– dije–. Al dueño de la revista y a ese cliente no parece importarles.
- Muchos subestiman a Cornelio por sus formas amaneradas–contesto Erika–. Pero cuando se pone serio se acaban las tonterías y tiene el poder para acabar con cualquiera, dicen que más sabe el diablo por viejo que por diablo, pues Cornelio sabe mucho.
- Jason me gustaría que me acompañaras en mi siguiente viaje–dijo Erika–. Mi contrato con la revista está a punto de expirar y estoy segura de que intentaran alguna artimaña.
- Dalo por hecho–conteste–. Hablaré con mi padre para que se quede con mamá.
- Voy a rechazar ese contrato–contesto Erika–. Me da igual lo que me ofrezcan.
- Sabes que tienes todo mi apoyo–conteste.
Después de hablarlo con mis padres no pusieron ninguna pega, el nuevo tratamiento que le pusieron a mi madre estaba dando buenos resultados todavía era demasiado pronto, pero nos permitía ser optimistas. Esa semana recibí una llamada de mi antiguo equipo, tenían entre manos un reportaje de los gordos y querían que yo fuera el fotógrafo. También me comentaron que el corresponsal que había estado trabajando para ellos había aceptado una oferta de un cadena de televisión y los había dejado tirados.
- Tengo a la candidata perfecta–dije–. Acaba de terminar la carrera de periodismo y está deseando trabajar en un reportaje como este.
- ¿Quién es?–pregunto el cámara–. No será ese bombón con el que sales, ¿verdad?
- Así es–conteste–. Sé que os sorprenderá.
- Jason–dijo el cámara–. Nos da igual que sea mis mundo no la contrataremos por eso y menos por ser tu novia.
- Solo os pido que le deis una oportunidad–dije–. Si no os convence, no intercederé.
- Eso podemos hacerlo–contesto el cámara–. Pero la última decisión será nuestra.
- Estoy de acuerdo–conteste.
Decidí que guardaría la sorpresa hasta después de la fiesta, ahora mismo Erika estaba nerviosa, aunque tenía la protección de Cornelio temía que se la jugaran de alguna manera de la que no podría escapar. Durante todo el vuelo Erika no soltó mi mano, no era porque tuviera miedo a volar, era porque tenía un mal presentimiento, en el aeropuerto nos esperaba un coche que nos llevó a una gran mansión.
Nos adentramos en ella cruzando un gran pasillo que nos llevó hasta un gran salón lleno de gente, Cornelio también se encontraba allí hablando con un posible cliente, entonces el dueño de la revista y el cliente de la otra vez hicieron acto de presencia. Erika se puso tensa, estos dos le pidieron a Erika que la siguieran que tenían unos asuntos que tratar me dispuse a seguirlas, pero Cornelio me detuvo.
- Estate tranquilo que te veo venir–dijo Cornelio–. Erika sabe lo que hace y tiene muy claro lo que quiere y lo que no.
- Eso ya lo sé, pero es que esos dos me cabrean mucho–conteste–. Me han dado ganas de…
- Lo sé–contesto Cornelio–. Eso es lo que menos le conviene a Erika, créeme.
- Tú sabes algo–dije–. Ya estás soltando por esa boquita.
- Sé lo del reportaje–contesto Cornelio–. Y sé también que Erika los mandara a tomar viento fresco, por no decir otra cosa.
- ¿Cómo sabes que los mandara a tomar viento fresco?–pregunte.
- A Erika no pueden amenazarla con destrozar su carrera–dijo Cornelio–. Ella empezó a ser modelo para pagarse los estudios nunca le entusiasmo este mundo por muy bien que se le diera.
- Eso es verdad–conteste.
- Cambiando de Tema–dijo Cornelio–. ¿Ese reportaje será peligroso?
- Si–conteste–. En el Himalaya todos los son.
- ¿Cuidarás de ella?–pregunto Cornelio.
- Si–conteste–. Esa pregunta me ofende.
- Eso quería oír–dijo Cornelio–. Como le ocurra algo utilizaré toda mi fortuna y lo que me queda de vida para hacerte la vida imposible.
EN OTRO LADO DE LA MANSIÓN
- Bien Erika–dijo el dueño de la revista–. Tenemos una oferta para ti que no podrás rechazar.
Sobre la mesa había un contrato, me senté y empecé a ojearlo, una vez termine de hacerlo tenía dos cosas claras, este contrato me haría ganar un dineral, pero también me convertiría en una esclava sexual para estos dos monstruos y eso no estaba dispuesta a consentirlo.
- Bien Erika–dijo el cliente–. ¿Qué has decidido?
Tome el contrato con las dos manos empezando a hacer fuerza hasta que las hojas empezaron a romperse por la mitad, lo hice despacito para que les quedara claro que yo no aceptaría semejante majadería.
- ¡Estás loca!–dijo el cliente–. ¡Cualquiera de las modelos que están ahí afuera me limpiarían el culo con su lengua por poder firmar este contrato!
- Eso no lo sé–conteste–. Pero lo que si se es que no seré la esclava sexual de nadie, ni por todo el oro del mundo.
- ¡Yo siempre consigo lo que quiero!–dijo el cliente–. Por las buenas o por las malas, tu coño y tu culo serán míos.
-¡Eso no pasará!–conteste–. Si me disculpáis tengo otros asuntos que atender.
- Sabes que tu carrera como modelo está acabada, ¿verdad?–dijo el dueño de la revista.
- No me importa–conteste–. Porque esto había dejado de ser una carrera como modelo para convertirse en una carrera como prostituta para sinvergüenzas como vosotros.
El cliente fuera de sí arranco a abofetearme, pero en el último momento paro, tanto el cómo el dueño de la revista sabían lo que les pasaría si eso llegaba a ocurrir, no solo era Cornelio, Jason tampoco se quedaría de brazos cruzados y por supuesto yo tampoco, tenía el teléfono de mis abogados en marcación rápida.
- ¡Cornelio!–dijo el cliente–. Ese siempre metiendo las narices donde nadie le llamaba.
No escuche nada más, puesto que había abandonado esa estancia para ir a buscar a Jason, mi carrera como modelo estaba acabada, pero no me importaba lo más mínimo, también fui consciente del miedo que le tenían a Cornelio, sé que el cliente pensó en llamarle maricón o chupapollas, pero no fue capaz de decirlo en voz alta, Cornelio era un hombre demasiado influyente en este mundo de la moda y tenía demasiados contactos, una llamada y estos dos infelices estarían acabados.
EN EL GRAN SALÓN
No podía evitar el nerviosismo que me producía saber que Erika estaba en esos momentos en compañía de esos dos pedazos de mierdas, además de tener que reprimir las ganas que tenía de entrar ahí y liarme a golpes con los dos. Por suerte a mi lado estaba Cornelio haciendo de muro para que no cometiera una locura. Por fin vi a Erika, nos había visto y venía directa hacia nosotros tenía una expresión seria, pero a la vez se le veía tranquila.
- ¿Estás bien?– pregunté–. ¿Cómo ha ido ahí adentro?
- Ya no soy modelo–contesto Erika–. Pero no me arrepiento de la decisión que he tomado.
- Sabía que tomarías la decisión correcta–dijo Cornelio–. Esos dos junto a otros han conseguido clavar el último clavo a este ataúd, el mundo de la moda está llegando a su extinción.
- He podido comprobar que no te tienen mucha simpatía–dijo Erika–. Pero también que te tienen el suficiente miedo como para no tocarme un pelo.
- Seguro que me han llamado maricón, chupapollas y cosas perores–contesto Cornelio–. Esta noche si puedo me comeré alguna.
Cornelio empezó a coquetear con uno de los camareros, eso hizo que en el rostro de Erika apareciera una sonrisa.
- No se han atrevido a decir nada sobre ti–dijo Erika–. Sé que ha sido por ti que el cliente ha detenido su mano antes de llegar a mi cara.
- ¡Que ha hecho qué!–dije fuera de mí–. ¡Voy a aplastar a esos dos ahora mismo!
Cornelio me agarro del brazo y me miro de forma muy seria.
- Déjamelos a mí, yo sabré tratarlos como se merecen–dijo Cornelio–. Además, tú tienes otra cosa que hacer.
- ¿Que cosa?–pregunto Erika–. Me tenéis en ascuas.
- Luego te lo cuanto–conteste–. Cuando estemos a solas.
Erika me beso apasionadamente y cogiéndome de la mano empezó a tirar de mí, los dos nos despedimos de Cornelio y fuimos a la habitación de hotel de Erika, allí Erika se puso cómoda mientras yo preparaba un par de copas.
- Bien, ¿qué era eso que tenías que contarme?–pregunto Erika–. Estoy muy intrigada.
- Mis antiguos compañeros y amigos han contactado conmigo para que sea el fotógrafo del siguiente reportaje–dije.
- Bien, ¿y eso que tiene que ver conmigo?–pregunto Erika.
- Según parece el corresponsal les ha dejado tirado–conteste–. Te he recomendado para el puesto.
- ¿Cómo?, ¿voy a trabajar como corresponsal en un reportaje?–pregunto una emocionada Erika–. Gracias por conseguirme el trabajo con el que he soñado toda mi vida.
- Para el carro–dije–. Solo te he conseguido una oportunidad, conseguir el puesto o no depende enteramente de ti.
- Eso no importa, gracias por hablarles de mí–contesto Erika–. Conseguiré ese trabajo ya los verás.
- No tengo ninguna duda de ello–dije–. Veo ese brillo en tus ojos cada vez que te hablo de mis anteriores trabajos.
- ¿Qué quieres decir?–pregunto Erika.
- Cada vez que te he visto sobre una pasarela tu mirada estaba apagada–comente–. Hacías muy bien tu trabajo, pero no disfrutabas nada de él; sin embargo, solo de escuchar que tienes la oportunidad de trabajar en un reportaje tus ojos se han iluminado, estoy seguro de que los sorprenderás a todos.
Una vez terminamos las copas fuimos a la cama, pasado un rato Erika me pregunto sobre el reportaje, le comenté que durante los siguientes dos meses hasta que viajáramos a Nepal tendría que aprender escalada y supervivencia. En cuanto a los idiomas le comenté que no habría problemas, ya que ella hablaba perfectamente el inglés. Erika estaba entusiasmada, le comenté que el viaje era bastante seguro, puesto que los poblados donde grabaríamos el reportaje no estaban a gran altura, pero que el último día sí que sería peligroso.
Le comenté a Erika que en el último día del reportaje en uno de esos poblados iban a hacer un homenaje a una mujer sherpa que dio su vida por rescatar a diez alpinistas con éxito. Erika tendría que entrevistar al nieto de esa mujer también sherpa en donde murió, delante de la lápida que se encuentra en una grieta de cuatrocientos metros de altura. Esa fue la razón por lo que el anterior corresponsal los dejo tirados.
Erika tenía cara de preocupación cuando termine de contarle esta última parte, pero esa preocupación se fue disipando dando paso a una gran sonrisa. De un movimiento se puso sobre mí y cogiendo mi erecta herramienta la fue acercando a su encharcado coñito, el relato la había encendido como un volcán. Mi polla fue entrando en ese encharcado coñito sin ninguna dificultad, mientras Erika gemía con los ojos en blanco, una vez la tuvo toda dentro empezó a mover sus caderas en círculos proporcionándome un placer indescriptible.
Apoyo sus manos sobre mi pecho acercando sus labios a los míos para besarme con gran pasión, después empezó a cabalgarme como una amazona desbocada proporcionándome tal placer que no podía ni respirar. Nuestros gemidos cada vez se escuchaban con más fuerza, pero no nos importó, sobre todo el grito que dimos cuando los dos llegamos a un atronador orgasmo, Erika de un suave movimiento se desacopló de mí tumbándose a mi lado.
Me dio un piquito levantándose para darse una ducha, no tarde en escuchar el agua correr. Levantándome de la cama le seguir hasta la ducha donde seguimos demostrándonos la pasión que teníamos el uno por el otro. Como ya he comentado faltaban dos meses para viajar a Nepal, Erika lo dio todo de ella para llegar a ese viaje lo mejor preparada posible, para cuando nos dimos cuenta estábamos en el aeropuerto esperando al vuelo.
Erika se pasó todo el vuelo dormida, si estaba nerviosa no se le notaba nada, nosotros seriamos los últimos en llegar, nuestros compañeros habían viajado unas semanas antes para tener todo preparado para cuando llegáramos. Mis compañeros fueron educados en ella, pero le dejaron claro que tenía este reportaje para ganarse el puesto, si no les convencía le darían la patada independientemente de que fuera mi novia.
Mire a Erika preocupado, pero ella mostró una sonrisa aceptando el reto y pensaba pasarlo con nota, con ese gesto ya empezó a ganarse a mis amigos, pero ninguno se lo demostraría de momento. Como comente fuimos pasando por los distintos poblados, ninguno de los habitantes quiso que le entrevistaran, no se fiaban de nosotros, pero no pusieron ninguna pega en que filmáramos y sacara fotografías.
Erika había hecho los deberes y fue explicando a la cámara las distintas costumbres de los distintos poblados. Nació para esto, era su primer reportaje y parecía que llevara toda la vida haciéndolo, pero como dije esa era la parte fácil, por fin llegamos al último día. Nos dirigimos directamente a la grieta, allí nos esperaba todo el poblado y el nieto de la homenajeada, este se presentó con mucha educación, pero no era un hombre de muchas palabras. Jon (cámara) y yo empezamos a colocar los anclajes para nosotros y para Erika, Una vez terminado nos pusimos los equipos de escalada, en nuestro caso estaríamos sujetos de tal manera que nuestro cuerpo estaría en suspensión con el único apoyo de nuestros pies.
Erika estaría sujeta a la pared de hielo sobre una pequeña cornisa donde justo entraban los pies, si la cornisa fallaba se llevaría un buen susto, pero al estar anclada a cuatro puntos diferentes sería suficiente para que quedara colgada. Aquella cornisa se encontraba a unos cien metros más abajo, nosotros filmaríamos a unos diez metros por encima del sherpa y Erika.
Erika se las apaño bien para bajar hasta la cornisa, lo hizo tan bien que el sherpa quedo gratamente sorprendido, pero lo que termino por ganarse al sherpa fue que Erika le empezó a hablar en un perfecto Nepalí, era la lengua oficial de Nepal, aunque los sherpas tenían su propio idioma también conocían este y para el sherpa fue un gesto de respeto que Erika se hubiera tomado la molestia de aprenderlo.
Fue una gran entrevista, el sherpa contesto todas las preguntas que le hizo Erika con mucho gusto, dentro de la grieta se empezó a levantar viento, al chocar contra las paredes parecía como si la grieta les estuviera susurrando, la verdad es que era escalofriante, pero lo que de verdad nos asustó fue que el viento nos empezó a zarandear como si fuésemos brizna de paja. Con la ayuda del sherpa Erika llego a la cima igual que nosotros, el reportaje estaba terminado y Erika los había sorprendido a todos como sabía que lo haría.
- Erika ha nacido para esto Jason–dijo Jon–. Con lo del Nepalí nos ha ganado a todos incluso al sherpa que al principio estaba un poco reacio y al final se ha abierto haciendo una gran entrevista.
- Os dije que no os defraudaría–conteste–. ¿Cuál es el veredicto?
- Si ella quiere el puesto es suyo–contesto Jon.
- Claro que lo quiero–dijo Erika.
El reportaje tuvo mucho éxito y gracias a eso ya tenemos cerrados tres reportajes más, Erika está entusiasmada, se va a bañar con tiburones, va a ver el volcán del Kilauea de cerca y va a poder ver la Sabana con sus propios ojos, mis padres están aterrados y me culpan por arrastrar a la pobre Erika a todas esas locuras, si supieran que es la primera en presentarse voluntaria no pensarían que soy una mala influencia para ella.
Cornelio me dijo una vez que el mundo de la moda era como un agujero negro que se tragaba todo hasta que no quedara nada, pero Erika y yo conseguimos sobrevivir a ese agujero negro y somos más felices que nunca.
EPÍLOGO
Ha pasado un año y un terremoto había sacudido al mundo de la moda, después de una larga investigación había salido a la luz que ciertos empresarios usaban a las modelos para ganarse ciertos favores siendo acusados de proxenetismo y evasión fiscal. Con todas las pruebas que tenían en su contra sería muy difícil que no terminaran una buena temporada entre rejas.
Así fue, con todas esa pruebas en su contra tuvieron una condena de cuatro años por proxenetismo y a esto había que sumarle seis años por evasión fiscal, en total estarían diez años entre rejas, no parecía mucho, pero para estos empresarios que estaban acostumbrados a vivir a lo grande sería como haberlos enviado al infierno.
Erika y yo sabemos que fue Cornelio el que movió sus hilos para que todos esos empresarios cayeran, cuando se lo preguntamos nos dijo que no sabía de lo que le estábamos hablando, después cambio de tema preguntándole a Erika por sus aventuras mientras grabábamos el reportaje. La verdad es que cumplió su promesa, les hizo pagar pero bien.
A mi madre el tratamiento le fue muy bien, el tumor que amenazaba su vida había desaparecido en seis meses tendrían que volver a hacerse pruebas, pero de momento para celebrarlo ella y mi padre habían decidido salir de viaje con el barco de mi padre, la verdad es que mama estaba muy emocionada y parecía que mi madre y mi padre habían vuelto a conectar, eso me hace muy feliz y tengo esperanza que esa conexión sea para muchos años.
En cuanto Erika y a mí nos pasamos todo el tiempo viajando de un lado para otro, pero somos más felices que nunca y eso es lo más importante.
FIN.