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En mi primer encuentro, mientras sobaba y chupaba las tetas de Dana, le pregunté si quería tocarlas. Le cambio la cara y con una sonrisilla de gilipollas acercó su mano a esas tetas perfectas y justo antes de que llegara a tocarlas se llevó un manotazo, un "serás gilipollas" y risas de Dana y mías.