Después de cenar nos pusimos a jugar a las cartas y para animar el juego decidimos que quien perdiera en cada ronda tenía que tomarse un chupito.
Al rato ya estábamos todos bastante achispados y yo propuse que el que perdiera, aparte de beberse el chupito, tenía que quitarse una prenda. Elena nunca rehuye un reto y además ya teníamos experiencia en el tema de juegos de cartas y despelote, así que aceptó de inmediato. Ellos se miraron y dijeron que vale.
Por resumir, pasado el tiempo estábamos de esta guisa: Emilio y yo en calzoncillos, Elena en ropa interior y Marina en ropa interior y camiseta.
El siguiente en perder y primero en quedarse en bolas fuí yo, a continuación Elena, dos veces seguidas que se puso de pie para quitarse las braguitas y que la pudiésemos ver bien, incluso se dió la vuelta para enseñarnos el culito.
Marina, que se veía ganadora, empezó a picarnos diciendo que nosotros ya no teníamos nada que perder y que habría que ponernos una prenda, un reto o algo así. Quedamos en que si perdía uno de los dos, el resto podía tocarnos el culo durante diez segundos.
Perdió Marina dos veces seguidas y por primera vez pude contemplar esas maravillosas tetas. A continuación yo, que les puse el culo en pompa para que me lo sobaran, muertos de risa. El siguiente reto sería tocarle las tetas al perdedor otros diez segundos. Perdió Emilio, quedándose en pelotas y Marina dijo que ya había ganado y que podíamos dejarlo, pero le dijimos que ni de coña, que hasta que no estuviésemos todos desnudos no parabamos.
Perdió mi mujer y le sobeteamos las tetitas. Yo empezaba a calentarme y Emilio también a juzgar por lo morcillona que se nos iba poniendo. Lo siguiente sería besarle el culo al que perdiera, aunque nos la saltamos porque, por fin, perdió Marina y pudimos verla totalmente en bolas tras hacernos un mini strip tease que ya nos puso a los dos chicos con la polla mirando al cielo.
Estábamos todos bastante excitados y decidimos seguir jugando. La siguiente fue, como decía, besar el culo y tengo que confesar que perdí aposta. Esta era un tanto inocente pero tenía su gracia.
La siguiente era besar las tetas y Elena dijo que se presentaba voluntaria para perder. Era evidente que empezaba a ser mejor perder que ganar, así que cambiamos las reglas y el reto había que hacérselo al ganador y subimos el tiempo a veinte segundos.
Ganó Elena, primero fui yo, luego Marina y terminó Emilio que le dejó los pezones como escarpias, era evidente que lo había disfrutado.
Volvimos a subir el nivel con el siguiente reto, tocar los genitales al ganador. Y gané, empatado con Marina. Como somos unos caballeros, primero le tocó el turno a ella, empezando su marido que no se limitó a ponerle la mano encima del coño sino que le metió un poquito el dedo en la vagina. Elena se concentró más en el clítoris, arrancándole unos gemidos de gozo. Cuando me tocó a mí, llevé el dedo a su rajita, que estaba empapada y entró solo.
En mi turno mi mujer comenzó a masturbarme sin previo aviso, luego siguió Marina y terminó Emilio, que pensaba que se iba a cortar, pero no. Si hubiese sido más tiempo me habría corrido seguro.
Finalmente, decidimos que la siguiente sería la última prueba. El ganador recibiría sexo oral del resto y, para hacerlo más interesante, serían treinta segundos.
Y aquí lo dejo, por ahora…